Hoy Andrés Manuel López Obrador, su partido y su gobierno, celebran por segundo año consecutivo el #1Julio. Lo hacen porque dicen, ellos y sus seguidores, que las elecciones del año 2018 fueron las primeras elecciones democráticas en la historia de México –porque ganaron-.
Con este hecho podemos constatar cuál es la razón por la que la actual administración -autonombrada de la “cuarta transformación”- no ha despegado, no ha concretado, no ha cumplido: vive en la historia, pero no han aprendido nada de ella.
Es Vicente Fox Quesada a quien la historia moderna de nuestro país ha colocado en el pedestal del triunfo democrático-electoral, nos agrade o no el personaje. A él se debe la victoria de la primera alternancia política, y hay incluso algunos, que lo vanaglorian como el propulsor de la primera transición –en lo cual no puedo coincidir-. Sin embargo, todo esto, hasta hace poco, se enseñaba en libros de educación cívica y de historia de la SEP –no dudo que ya los hayan modificado-.
De la misma manera, la lucha de conservadores contra liberales que tanto menciona nuestro presidente, es una etapa de la historia de México que pertenece al periodo pos virreinal, cuando conservadores como López de Santa Anna, Nicolás Bravo, Miramón, Zuloaga, Juan Nepomuceno, o el más destacado, Lucas Alamán, entre otros, defendían los principios monárquicos que rigieron la Nueva España, frente a liberales como Benito Juárez, Ignacio Allende, el propio Porfirio Díaz, Ocampo, Lerdo, Hidalgo y muchos más, -todas las calles de Oaxaca, para resumir-.
Lo mismo sucede con el petróleo y con la electricidad. Fue el gran Lázaro Cárdenas, último presidente de línea militar del periodo pos revolucionario, a quien se le atribuye haber salvado los intereses nacionales del hidrocarburo. De hecho, cuando se decretó la expropiación, fue él a quien el pueblo mexicano le ayudó “haciendo la vaquita” para pagar la deuda a las empresas extranjeras que le pasaron la factura. En 1937, también durante su gobierno, se creó la Comisión Federal de Electricidad. Así pues, Lázaro Cárdenas igual que Fox, los conservadores y los liberales, ya tiene un lugar en la cultura política de nuestro país.
Pese a esta historia, que es de identidad nacional conocida y estudiada, tenemos un presidente que, junto con sus funcionarios, cada día, sin dilación, insiste en hacernos creer que es él quien representa todas estas históricas luchas y que es el quien posee todas sus soluciones.
Por el contrario, en la verdadera historia de este gobierno, tenemos otros datos: Un gobierno que duplicó el déficit presupuestal de Pemex en comparación con el de Peña Nieto (346,135 millones más). Uno que, a través de la CFE a manos de Manuel Bartlett, ha regresado al uso del carbón y les ha negado el paso a proyectos de energías renovables. Uno que permitirá que el número de pobres se incremente de 61 millones (2018) a 71 millones en 2020 -con base en proyecciones del Coneval-. Uno que también ha permitido el mayor número de homicidios violentos (53,628) en los primeros 18 meses de cualquier administración. Uno que, en su primer año de gobierno, contrajo la economía un menos 0.3% del PIB y para 2020 logrará –se calcula- un menos 10%, pero que en campaña prometía crecer al 6%. Uno que ha espantado la inversión como ningún otro. Uno que desapareció el Seguro Popular para crear un Insabi, sin pies ni cabeza; que dejó a adultos y niños sin medicamentos contra el cáncer, lupus, melanoma, entre muchos otros padecimientos. Uno que, en el control de la pandemia COVID-19, ha tenido los peores resultados en el mundo: 0.4 pruebas por cada millón de habitantes; una tasa de letalidad de 10.9% por cada 100 habitantes enfermos -mayor a la de Brasil y Estados Unidos-; y el décimo quinto en todo el mundo que reporta más contagios acumulados hasta junio.
En fin. Las realidades de lo que lleva este gobierno son más parecidas a la “noche triste” de Cortés que a la victoria democrática de Fox el 2 de julio del año 2000.
Y si se piensa que podría caber la posibilidad de que a Andrés Manuel le pertenezca el pedestal del combate a la corrupción y la transparencia, también tenemos otros datos: un gobierno que, de acuerdo a investigaciones de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, ha otorgado más obras públicas a empresas privadas por asignación directa que los gobiernos de Calderón y Peña Nieto (de cada 100 contratos, 74 se dan sin licitación). Uno que, de acuerdo al Inegi, permitió que la tasa de prevalencia de corrupción –ojo, prevalencia, no percepción-, pasará 14,635 víctimas por cada 100,000 habitantes en 2017 a 15,732 en 2019. Uno que tiene amplia opacidad en diversos proyectos emprendidos, como, por ejemplo: la compra de pipas por Pemex en diciembre de 2018 cuando inició la “guerra contra el huachicol”, el proceso de adjudicación para la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, en el que, por cierto, una paraestatal del ejército administrará los ingresos. Uno que, pese a que todos los días nos vende la idea de que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, tiene a doce funcionarios que perciben más de 1.5 millones de pesos al año de acuerdo al diario Reforma: Rocío Nahle, secretaria de Energía (2.3 millones); Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública (1.6 millones); Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública (1.6 millones); entre otros.
Importa recordar que, en agosto 2019, la Secretaría de la Función Pública propuso al Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), que los bienes muebles, inmuebles e inversiones que los servidores públicos tengan en copropiedad con sus parejas o dependientes económicos no fueran abiertos en las declaraciones patrimoniales y de intereses, propuesta que fue aprobada de inmediato por el SNA.
Así, como podrán ver, tenemos un presidente que, junto con su partido (morena), su gobierno y su esposa Beatriz, insiste en vivir el sueño de una historia caduca, ya vanagloriada, ya conocida y ya impresa en los libros.
Estimado lector, que esta etapa de la historia de nuestro país, nos sirva para aprender más de la historia que para soñar atrapados en ella. Le invito a que en las próximas elecciones reflexione su voto y busque una mejor opción que la que hoy nos gobierna. Respetuosamente, un ciudadano.
Jorge Luis Díaz
Tw: @CiudadanoCoke