El anayismo se instaló anoche en el PAN en la menuda figura de Ricardo Anaya, quien a sus 36 años arrasó en la elección interna, tal y como muchos lo aventuraban en los últimos días, y propinó un fuerte descalabro a Javier Corral.
Apoyado en la estructura, Anaya Cortés se hizo de las riendas de Acción Nacional en una coyuntura marcada por un ostensible descrédito de los partidos políticos entre el grueso de la población.Por eso, tal vez, una de las primeras medidas que anunció el abogado fue la de bajarse a la mitad el sueldo que percibirá como presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), de aproximadamente 185 mil pesos brutos, y, simultáneamente, la de reducir la nómina del partido.
“¡Anaya, presidente!” “Anaya, presidente!”, corearon decenas de jóvenes al tiempo que el todavía candidato caminaba entre una valla que formaron sus simpatizantes en el vestíbulo del blanquiazul.
El anayismo, anoche, era visible en las figuras del diputado federal Damián Zepeda, que en la secretaría general de Acción Nacional será el número dos; en el asesor maderista Santiago Creel Miranda; en el senador Ernesto Ruffo, hasta hace unas semanas aliado de Javier Corral; en los diputados Rocío Reza, Fernando Rodríguez Doval y Juan Pablo Adame; en la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota; en la senadora Marcela Torres Peimbert; y en la ex candidata al Gobierno de San Luis Potosí, Sonia Mendoza. Y, en alguna proporción, en la del ex Gobernador guanajuatense Juan Manuel Oliva, una de las cabezas más visibles de la corriente de El Yunque.
Los esfuerzos que el equipo de Anaya impulsó para que la noche fuera redonda no fructificaron: Javier Corral no dio su brazo a torcer y se rehusó a levantarle la mano al queretano que, de cualquier forma, se esmeró en reiterar una y otra vez su disposición a tenderle “la mano” a su contrincante.
Además de digerir las fuertes descalificaciones que Corral lanzó al proceso de elección, Anaya debió también asimilar otro trago amargo: el de la escasa participación del panismo en la jornada electoral. Hacia las 22:00 horas, con el cómputo del 92 por ciento de las actas, había un registro de apenas 44 por ciento.
La participación atemperó el festejo de los integrantes de la planilla de Anaya, que en el hotel Royal aguardaban al candidato antes de que se cantaran los resultados preliminares.
“Pasadas las siete de la noche llegó Ricardo con nosotros y el ambiente era de alegría por el resultado contundente; y más que decirnos algo fue a abrazarnos y sentir la responsabilidad que viene. Y luego estuvimos preocupados por los números de asistentes a votar, y tratando de tomar alguna referencia vimos que fue muy similar a la votación federal reciente y que, la verdad, la disponibilidad de casillas para los electores no era para nada al mismo alcance que en la elección”, contó el senador Ernesto Ruffo.
En su primer mensaje como virtual ganador, Anaya mismo desestimó el porcentaje de 44 por ciento de votación.
“Hay que recordar que en una elección constitucional se instalan casi 200 mil centros de votación, (y) en una elección interna, que organiza un partido político, se instalan mil y fracción. Y, en segundo lugar, un 50 por ciento (sic) de participación está dentro de los estándares internacionales”, argumentó.
Anaya, por lo pronto, dio por terminada la contienda, externó su intención de procurar la concordia en las filas del partido y prometió erradicar la corrupción interna.
“Para nosotros la contienda ha quedado atrás. Es tiempo ahora de reencuentro y de reconciliación. Es tiempo de unidad. Unidad del PAN para servir a México, unidad para que gane México. (…) Nosotros seremos una oposición crítica, una oposición crítica frente a un Gobierno que aumentó los impuestos y que ha provocado un estancamiento económico que hoy lastima a las familias mexicanas. Oposición crítica frente a un Gobierno que ha hecho un desastre en materia económica”, planteó.
Ricardo Anaya ofreció presentar sus declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses.
“Vamos a reducir en un 50 por ciento la nómina del partido y vamos a destinar esos recursos para programas de acercamiento permanente con los ciudadanos, empezando por reducir cuando menos en un 50 por ciento el sueldo del presidente. No viajaré al estilo de los políticos de siempre en vuelos privados”.
En ese tono, el candidato no sólo adelantó que en su gestión no se tolerará un solo acto de corrupción, sino que creará órganos autónomos e independientes para investigar y sancionar a quienes incurran en actos indebidos.