El Museo de los Pintores Oaxaqueños (MUPO) con auspicio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CONACULTA), a través de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (SECULTA), inauguró cuatro exposiciones de distintos creadores donde se pone de manifiesto la gran diversidad de intereses y procesos de quienes se encuentran realizando arte en la entidad.
Se trata de “Espíritu del tiempo”, de Raúl Soruco; “Suturas de una ciudad”, del fotógrafo Alejandro Echeverría; “La Cuenta atrás” de Luis Moro y “Experiencia total” de Víctor Díaz.
“Espíritu del tiempo” de Raúl Soruco, experimenta de manera armoniosa el abstracto y el color en la creación de rutas para el pensamiento de quien se enfrenta a sus piezas. Soruco juega además con la dimensión y la posición a través de estos elementos.
Para el pintor, arriba y abajo no tienen por qué serlo, la forma y el color coexisten en entera libertad, de eso habla el proyecto de Soruco, de la libertad que el arte proporciona, tanto al creador como en quien se beneficia del disfrute de la pieza.
Alejandro Echeverría en “Saturas de una ciudad”, plasma a través de su trabajo, imágenes que reflejan las calles anónimas de Oaxaca; la belleza abstracta que hay en cada rincón, en cada inmueble y barda, con ello rescata el lenguaje estético impreso a través del tiempo en los muros de la ciudad.
Echeverría reconfigura y otorga posibilidades de discurso a formas, relieves, texturas, policromías y símbolos, mediante su lente y mirada; crea una narrativa visual que habla de una sociedad en evolución y de las cicatrices de la ciudad como resultado.
“La cuenta atrás”, de Luis Moro es una muestra en el que exhibe la naturaleza zoológica y entomológica. A través estas imágenes, Moro lleva al espectador a reflexionar en el trato y respeto que damos a la naturaleza y el cómo, esto la está llevando a la extinción.
Luis Moro aborda la belleza que se puede apreciar en un insecto, en un reptil o un mamífero, todo a través de líneas, geometrías y transparencias.
Por su parte “Experiencia total” de Víctor Díaz, es una invitación a crear significaciones personales a través de una instalación que aglutina elementos de la cultura popular re contextualizados, donde cada uno de estos, sirve al visitante como inicio o como final, del camino que decida formular.
A manera de archipiélago, Víctor Díaz utiliza neones, carritos paleteros, vitrinas y mobiliarios para crear islas habitadas por objetos y personajes destinados a ser los protagonistas de cientos de nuevas historias, románticas, lúdicas, oníricas, ácidas, etc.
Las cuatro exposiciones permanecerán abiertas al público, hasta los primeros días del mes de mayo; una oportunidad de conocer de cerca el trabajo contemporáneo que se realizan en el Estado.