“El feminismo no debe verse como una afrenta al género masculino, las mujeres estamos hechas para aportar al igual que los hombres, tratemos de hacer lo mejor por nosotras mismas, no nos rindamos, ayudémonos –mujeres y hombres por igual– en esta lucha para cambiar nuestra realidad”, señala Edith Martínez López, trabajadora de base asignada al Departamento de Recursos Humanos de la Secretaría de Administración.
Desde hace ocho años se ha desempeñado en esta área, así como en los Departamentos de Recursos Financieros y Desarrollo Profesional, recuerda, mientras observa los documentos que tiene bajo su cargo e intercambia palabras con sus compañeras y compañeros.
Viene a su memoria el esfuerzo empleado para obtener este trabajo que le da certeza laboral luego de realizar su servicio social en su época estudiantil.
Siempre sonriente, sin perder la disciplina que permea en este departamento, comenta que ella se encarga de realizar las altas y bajas del personal que ingresa a esta secretaría, una labor que no amerita error humano, ya que de ello depende que la trabajadora o trabajador cobre a tiempo el salario que llevará a su familia, lo que conlleva una buena comunicación con quienes integran el área y los empleados ya contratados.
Edith menciona que en su departamento hay un excelente ambiente laboral, ya que siempre existe la actitud de servicio para desempeñar sus labores en el tiempo que están en este complejo gubernamental.
Disfruta mucho convivir con su esposo y sus dos hijos; gusta del cine, la música y admite que seguirá dando lo mejor para darles lo que merecen y pasar más tiempo con ellos.
Enmudece por un momento mientras eleva su mirada hacia las fotos de sus dos pequeños amores. Nos comenta que David, el mayor, cursa el cuarto año de primaria; e Ian Daniel, de cinco años, recibe apoyo en el Centro Rotario de Intervención para Niños y Niñas con Autismo y en el Centro de Atención Múltiple (CAM), ya que las escuelas públicas no cuentan con maestros para atender esta discapacidad, confiesa.
Plantea durante la plática que se requiere mayor inclusión para atender a las niñas y niños que enfrentan esta discapacidad que, con la suma de voluntades, los puede llevar a mejorar su calidad de vida e incorporarlos plenamente a la sociedad.
Luego de terminar su jornada laboral a las 3 de la tarde, Edith Martínez apura el paso para cumplir ahora su rol de madre, dando de comer a sus hijos, mientras que con la ayuda de su esposo se encarga de hacer la tarea con David, para después llevarlo a clases de futbol, mientras que a Dani –quien requiere mayor atención– lo ejercita con clases de natación y equinoterapia, ya que ambas disciplinas apoyan el desarrollo de su hijo.