Juzgo que la iniciativa enviada al senado por el Presidente Peña Nieto, para que las mujeres accedan al 50 por ciento de las candidaturas no ha tenido el recibimiento que merece.
Si a la jerga política se ha agregado la expresión “de gran calado” para las reformas, es tan pertinente para esta como para las demás que a instancias del Pacto por México se cristalizan.
La brega de las mujeres en defensa de sus derechos ha de tener en esta reforma uno de sus más grandes triunfos. No fue concesión graciosa del Presidente, sino el reconocimiento de una necesidad; congruencia con el más elemental sentido de igualdad; a resumidas cuentas, justicia para las mujeres de México.
Está por demás decir que la problemática de la mujer no se circunscribe a la esfera político-electoral. Entregar por ley a las mujeres de México el 50% de las candidaturas no resuelve ni siquiera en su totalidad el problema de la exclusión en política, pero aporta un piso mínimo desde el cual construir futuras conquistas.
Millones de mujeres en este país víctimas de la injusticia, de la pobreza, de la falta de oportunidades y de la violencia ni siquiera están interesadas en la política, ni mucho menos tienen sus energías puestas en pos de una curul o de un escaño.
Por ello el compromiso de las mujeres políticas es mayor. Una conquista de este tamaño lleva implícita una responsabilidad de las mismas dimensiones. Una sola mujer política habla y actúa en nombre de cientos o de miles que no están en condiciones o posibilidades de hacerlo.
En las mujeres descansa gran parte del ideal de redignificar la política, de devolverle sus valores, su espíritu, su esencia. La política es mujer y solo la esencia de mujer puede salvar a la política. No necesitamos mujeres a un paso de la hombría, ni mujeres que se mimeticen en el marasmo machista del ejercicio público.
México requiere mujeres que con los mismos afanes con que cuidan el hogar y ven crecer a los hijos, se hagan cargo de la cosa pública. La política no es complicada cuando hay valores por delante. Cuando hay sinceridad, amor, respeto, disposición, compromiso y solidaridad el milagro político ocurre. La política es el arte de lo posible y una mujer todo lo puede.
¿Qué hay más allá de lo aparente de esta reforma del 50-50? No está solo la repartición igualitaria de asientos en el congreso, ni la garantía de “ni una Juanita más”. Hay una consiguiente formación de cuadros femeniles dentro de los partidos políticos para que no se obliguen más a buscar, en las horas previas al registro, mujeres candidatas aunque sean suplentes “debajo de las piedras” y para garantizar –de paso- que no sean siempre las mismas, las ganadoras de “la rifa del tigre”.
Si los jóvenes han fracasado en sus románticos intentos por alcanzar las nominaciones intra partidarias, en las manos de las mujeres está la única posibilidad del entreveramiento si no generacional, al menos sí de género. La lucha de género claramente ha superado la infructuosa lucha de generaciones.
Más derechos conllevan más obligaciones y habrán de ser claramente las mujeres quienes se obliguen a quitar las telarañas, remover los escombros y romper los viejos moldes. Las mujeres están llamadas a ser el agente renovador de los partidos políticos.
Las mujeres llevaron a Peña Nieto a Los Pinos y las mujeres pueden meterlo a la historia. En sus manos está el destino de esta reforma que no debe concluir con su consecuencia aparente. México necesita paridad de género en sus instituciones republicanas, pero no necesita una mitad de mujeres haciendo política como varones.
Quizá sea esa mitad de mujeres la que tienda la mano a la generación joven para llevar también al COFIPE el 30 por ciento de candidatos de hasta 35 años. Si la mujer decide hacer causa común con la juventud, grandes cosas sucederán en este país.
Para aquellas mujeres que piensan como mujeres, que hablan como mujeres y que hacen política como mujeres, vaya un gran abrazo solidario, cargado de esperanza y de los mejores deseos para México para que asuman amorosamente los cuidados de un sueño posible.
Twitter: @MoisesMolina