Espero no te moleste lo que te voy a preguntar, pero, ¿cómo te gustaría morir? Tal vez digas que es una pregunta ociosa, pero en alguna ocasión de nuestra vida hemos pensado, por lo menos, en cómo no querer morir.
A través de los medios de comunicación nos podemos enterar de un loco que se voló la vida o se destripó la vida debido a su intolerable existencia.
Hay quienes también, deciden ofrecer su vida con la intención de una liberación, de una independencia, de una causa justa o común con el pueblo.
Otros, se juegan su existencia porque eligen una profesión lamentable, como es el caso de los mercenarios. Un mercenario puede ser alguien que sirve en la guerra a un poder extranjero, es una actividad también muy peligrosa.
Están los que se juegan la vida de una forma honesta como son los bomberos o los de la Cruz Roja o como los rescatistas, quienes participan después de los temblores.
Los más conocidos son aquellos que se dedican a los pasatiempos mortales como es el cigarro, la mota, el alcohol, el arponazo, etc.
Se ha dicho siempre que con el deporte, los problemas quedan atrás y parece evitar riesgos. Pero si hacemos memoria, vamos a recordar todo lo que ha sucedido dentro de los estadios de fútbol, donde se siente que a últimas fechas, las actividades violentas parecen estar apoyadas en una supuesta licencia para matar. Lo más fresco, fue lo ocurrido en el estadio de Guadalajara, donde a patadas fue muerto un policía.
Dirán que el box es otro de los deportes mortales, pero es donde menos decesos ha habido, aunque eso siempre es muy lamentable.
Desde luego que en todo el mundo y a cada minuto hay muertes naturales. Pero muertes violentas se dan todos los días y en todas partes. La prensa, o al menos cierto sector de información en la prensa, da reseña constante de ellas, y precisamente por su cotidianidad, ya no nos impresiona demasiado ni nos altera el pulso ni siquiera nos perturba el sueño. No me refiero a muertes por accidente, sino a muertes deliberadas; es decir, a homicidios, o más claramente a asesinatos.
Lo sucedido el fin de semana en la ciudad de Huajuapan de León, donde asesinaron a 6 personas en una fiesta infantil de la colonia el Carmen, eso sí nos ha sorprendido a todos y nos ha asqueado, porque dentro de este grupo había niños que no tenían por qué morir. Este hecho nos puede o no llenar de rabia.
Una cosa es segura, el criminal es insaciable por esencia y siempre nos acecha, nos ronda. La asociación del círculo empresarial de Huajuapan, desde hace tiempo ya había previsto que los hechos violentos se venía sobre Huajuapan. Hay que recordar que esta ciudad está muy cerca de Puebla y de Guerrero, y de estas dos entidades están llegando a esa comunidad muchos delincuentes. Es lo que se le llama el efecto cucaracha.
Después de los hechos violentos en la colonia el Carmen, he leído en las redes sociales que la gente le reclama a la policía municipal por la falta de seguridad. La policía municipal es apenas una policía de prevención no de reacción, pues apenas si llegan a toletes, gas y valor para enfrentarse al delincuente.
A Alberto Esteva, Secretario de Seguridad Pública en Oaxaca, es quien tiene la responsabilidad de nuestra seguridad en la entidad. Desgraciadamente, sólo se ha encargado de hacer política y de difundir su imagen. Desde que Gabino Cué, le otorgó esa posición, comenzó su campaña a la gubernatura del estado. A él, lo que le interesa es quedar bien con la gente: prepararle bailongos y hacerse el simpático con las ardillas del zócalo de la ciudad de Oaxaca. A él no le interesa la seguridad pública.
El día de la instalación del Consejo Regional de Seguridad en la Mixteca, Alberto Esteva, no se presentó, dejó plantados a más de 200 presidentes municipales. Y hasta ahí llegó el asunto.
Piensen ustedes, qué seguridad puede dar la Secretaría a su cargo, si para toda la región mixteca, que son más de 200 municipios, sólo hay 20 policías; y en tiempos de operativos, como los que se están llevando a cabo en este periodo vacacional, se incrementa a 40 elementos y cuatro vehículos. Díganme ustedes, qué se puede hacer con esto.
Con aquellas palabras suyas de que íbamos a tener una policía que igualara “los tiempos de reacción de la policía en Finlandia”, nos quiso sorprender, y pensó que nos iba a dejar con la boca abierta. Se puso como meta 40 días. Antes de esa fecha, los policías le hicieron un paro porque no les habían pagado ni les daban bien de comer.
Con estos datos, qué nos puede ofrecer Alberto Esteva Salinas, quien en vez de velar por nuestra seguridad, vela por su imagen personal.
La verdad, no nada más los de Huajuapan están bien amolados, sino estamos igual en toda la entidad.
Muerte inesperada. ¿Y Alberto Esteva?: Horacio Corro Espinosa
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