Una misa en una iglesia en pleno centro de Bagdad terminó en un baño de sangre el domingo por la noche cuando un grupo de Al Qaida penetró en la catedral siríaca católica, matando a dos sacerdotes y a 35 fieles e hiriendo a 56, mientras siete policías y cinco insurgentes murieron en el asalto que siguió.
Fue reivindicado por un grupo de Al Qaida que dio un ultimátum de 48 horas a la iglesia copta de Egipto para liberar a musulmanes “encarcelados en monasterios” de este país, según el centro estadounidense de vigilancia de sitios islamistas (SITE). “Hubo 37 rehenes muertos, incluidos cinco mujeres y siete niños, y 56 heridos, incluidos 10 mujeres y ocho niños, en el ataque de la noche del domingo en la iglesia en Bagdad”, afirmó un responsable del ministerio del Interior que pidió el anonimato.
En el asalto, siete miembros de los servicios de seguridad murieron y otros 15 resultaron heridos, precisó. Por otra parte, “cinco terroristas murieron y ocho sospechosos fueron detenidos” dijo la fuente, que indicó que un centenar de fieles se hallaban en el templo en el momento del ataque. Según el obispo caldeo de Bagdad, Shlimun Wardumi, dos sacerdotes de la Catedral Sayidat al Najat (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro), en el barrio de Karrada, murieron y un tercero resultó herido de bala en los riñones. “Me invade un inmenso sentimiento de tristeza. ¿Qué se puede decir? Es inhumano, incluso los animales no se comportan así entre ellos”, declaró a la AFP.
La Catedral se asemeja a un campo de batalla, el suelo y las paredes están manchados de sangre y acribillados por las balas. Se pueden ver trozos de sillas, los pupitres están destrozados o volcados y el sitio está lleno de trozos de vidrio.
Para el padre Yusif Thomas Mirkis, responsable de la orden de los dominicanos, “la operación fue preparada desde hace tiempo, a la vista de las armas y municiones que fueron encontrados en la catedral. Se necesita tiempo para introducir todo esto”. El vicario episcopal de los siríacos católicos, Monseñor Pios Kasha, quien se desplazó hasta la catedral devastada, deploró “una verdadera masacre”. “Lo que es seguro es que todos los miembros de mi comunidad van a abandonar Irak”, dijo.
“Unos hombres, vestidos con ropa militar, penetraron en la iglesia con sus armas y mataron de inmediato a un sacerdote. Me refugié en una pequeña sala donde se encontraban otros cuatro fieles”, contó uno de los rehenes, de 18 años, que no quiso dar su nombre.
“Poco tiempo después, dos hombres armados entraron en la habitación, dispararon al aire y al suelo, hirieron a tres personas, y nos empujaron hacia la nave. Luego hubo un tiroteo y oímos ruidos de explosiones”, añadió.
Hacia las 20 HRS locales (18 HRS GMT), las fuerzas de seguridad iraquíes empezaron a dar el asalto, apoyadas por las tropas estadounidenses -que pese al final de su misión de combate a finales de agosto pueden utilizar la fuerza si son atacadas o si Irak solicita su ayuda-. “Es una circunstancia triste, que confirma la difícil situación en la que viven los cristianos en este país”, afirmó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
El pasado 12 de octubre, durante el sínodo sobre Oriente Medio en el Vaticano, el arzobispo de Kirkuk (norte) manifestó su preocupación por el “éxodo mortal” de los cristianos de Irak. Según cifras de la Iglesia, los católicos en Irak pasaron de representar el 2,89% de la población en 1980 (378.000) hasta el 0,94% en 2008. Agencias