La principal lectura estratégica que debe hacerse del fracaso de la ratificación de la fiscal capitalina Ernestina Godoy se localiza en el fortalecimiento de la instrucción presidencial para que Morena alcance la mayoría calificada de dos terceras partes de legisladores federales para tomar decisiones y modificar la Constitución sin pactos, acuerdos o entendimientos con la oposición.
El modelo de mayoría calificada para Morena se encuentra en el punto número una de la agenda de la candidata Claudia Sheinbaum Pardo, por lo que la falta de tres votos para ratificar a Godoy enfrentó el escenario de una negociación política o de una apuesta autoritaria; al negarse a un acuerdo con la oposición, fue Sheinbaum la que fijó la línea estratégica de apostar a una mayoría calificada sin ceder nada a la oposición.
Por tanto, el debate en el escenario electoral presidencial de Morena debe darse en función de la viabilidad o inviabilidad de que Morena pase de 40% de diputados a 60% y que sus aliados sumen el 7% necesario para la mayoría calificada. Hasta ahora, las principales encuestas dejan entrever un 45% de votos para Morena y 10% para la suma del PT y el Verde. Y Morena y aliados suman hoy 54.8% de diputados y 53.7% de senadores, muy abajo del 62% de la mayoría calificada.
De ahí que el fracaso en la ratificación de Godoy merezca la lectura más allá de lo personal y se ubique en el escenario de que la agenda de reformas en las estructuras políticas y administrativas de la República necesitan de mayorías calificadas legislativas en las cámaras federales, el Congreso capitalino y las legislaturas locales.
Hasta donde se tienen indicios, las intenciones de reorganización de la estructura administrativa y política del Estado son transexenales en el ánimo presidencial y se están prefigurando casi como hoja de ruta de la administración –en caso de que gane las elecciones—de Sheinbaum Pardo, entre ellas, de manera sobresaliente, la iniciativa presidencial tardía de reforma a la estructura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para pasar de ministros designados por el embudo presidencial a ministros electos a través del ejercicio de voto popular en las urnas.
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Política para dummies: la política es de alianzas o complicidades, pero nunca en la soledad del poder.
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