El jueves 26 de agosto México vivió un atentado contra civiles en el Casino Royal de la Ciudad de Monterrey en Nuevo León, miles de mexicanos observamos imágenes lacerantes de un incendio escalofriante donde murieron decenas de inocentes.
Los delincuentes del Casino Royal son menores de treinta años, que llenaron los galones de gasolina, los esparcieron en el lugar sin la menor preocupación, jóvenes que su actuar tan violento como estúpido dio por resultado 52 muertos, ellos argumentan que se les pasó la mano.
La delincuencia organizada cada día recluta jóvenes que generalmente son ingenuos y agresivos, estos son capaces de cometer cualquier atrocidad para ganarse unos cuantos pesos, sin ni siquiera pensar en las consecuencias o en las vidas humanas que se podrían perder.
El consumismo, la falta de empleo, la carencia de una cultura de lectura y deportiva, todo esto combinado con la falta de atención de los padres, convierte a nuestros jóvenes en los villanos, que víctimas de su inconciencia y sin objetivos en la vida se vuelven unos monstruos dentro del colectivo social.
En Estados Unidos jóvenes menores de 30 han atentado contra maestros y compañeros dentro de sus escuelas, en la Universidad de Texas en 1966 un joven de 25 años asesinó a 14 personas, en 1999 dos jóvenes menores de 20 años asesinaron a 13 personas en Columbine High School .
La peor masacre fue apenas hace 4 años en la Universidad de Virginia, Cho Seung-Hui joven de 23 años asesinó 33 personas, cabe destacar que los jóvenes homicidas padecen de sus facultades mentales, son estos monstruos los que ya vemos caminando también en nuestro país.
Lo interesante es ver como se resuelven estos casos en nuestro país vecino y como lo hacen en el nuestro, en el primero las leyes son implacables para los homicidas, los jueces y los policías contribuyen a que paguen los delincuentes, en México las instituciones están degradadas, corrompidas y muchas veces los culpables andan libres por las calles.
El Presidente Felipe Calderón ha enfatizado que la depuración de las instituciones es fundamental, esto en los tres niveles de gobierno e impulsar a que los estados y municipios hagan lo mismo para que así los organismos de gobierno den resultados reales y que la sociedad vuelva a creer en ellos.
En cuento a los jóvenes, la solución es voltear a verlos, impulsar políticas públicas que se enfoquen a encaminar a las futuras generaciones a un ingreso sano en la vida social de México, que es en realidad una inversión a corto, mediano y largo plazo para nuestra prosperidad.
