Modas, modas, modas: Horacio Corro Espinosa

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10-horacio-corro-300x144Hablar de modas en unos cuantos minutos no se podría abarcar toda la vida, pues a cada ratito hay nuevas modas. Mismas que se esfuman en unos cuantos minutos. Aunque antes duraban un poco más.

Por ejemplo, la moda que posiblemente más tiempo prosperó, casi 50 años, fueron las corseterías. En más de cinco décadas las mexicanas podían acudir a ese sitio para adquirir esos tormentosos corsetes que fueron los instrumentos ideales para lucir su figura, ya que con ellos lograban verse medio esbeltas al fajarse de la cadera hasta la asfixia, y abotonarse a todo riesgo, pues se podía dejar tuerto o medio matar al vecino con un disparo igual de peligroso que el tamaño de un botón. Hay que recordar que en ese entonces no se habían inventado los cierres ni los adheribles que podían haber disminuido el riesgo.

Durante los 50 años de furor de las corseterías hubo cambios en la alimentación. Los gustos masculinos pasaron de las gorditas a las delgadas de fáciles movimientos. Debido a estos cambios se afectaron a cientos de empresas elaboradoras de telas y ropa interior femenina. Fue así como dieron al traste con el feliz negocio de los apretones para disminuir panzas y lonjas, es decir, las coserterías.

Otra de las modas para las mujeres fue sin duda las medias de nylon que desplazaron del mercado a las de popotillo, que además eran un problema al descubrirse que la línea estaba chueca sobre una bien torneada pierna. Era unas medias que llegaban arriba de la rodilla. Las abuelas de entonces zurcían sus medias todas las tardes en la mecedora. Por esa época también, las pelotas de béisbol las hacían del hilo de las medias viejas. Era la época que sobre los cristales de las ventanas se leían unos rotulitos que decían: “se zurcen medias”, y dentro de la casa veías a una señora con un huevo de madera en la mano y su aguja.

Paralelamente, esa época fue también la de los “Pachucos”, de los que a toda prueba de vientos no se despeinaban. Se embadurnaban en el pelo una manteca o una mermelada o algo parecido. Era algo grasiento que creo que se llamaba Glostora y, según me cuentan, apestaba a rayos. A la fecha hay quienes la usan todavía. Se les identifica al dejar su marca en los cristales de su auto. Son los mismos que cargan su celular bien opaco de tanta manteca.

Y hablando de cristales… me acuerdo de los cristales de los aparadores de las tiendas de ropa que, para incluirlos dentro del tema de modas, les implantaron la palabrita chocante esa de boutique a fin de hacerlas importante. Y la verdad, creo que boutique quiere decir bodega, pero se usa como sinónimo de cuchitril elegantón. Eran esos lugares donde se compraban cosas al triple de su precio porque según, eran productos exclusivos.

También las tiendas naturistas tuvieron su tiempo y su espacio; lo mismo las rosticerías y las taquerías y las hamburgueserías, donde ahora hacen increíbles ofertas ante la falta de compradores.

¿De qué otras modas te acuerdas? La verdad si nos pusiéramos a recordar  en estos momentos nos vendría bien esa sentencia de que “todo tiempo pasado fue mejor”.

Twitter:@horaciocorro

Facebook: Horacio Corro

horaciocorro@yahoo.com.mx