El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, lamentó la muerte de los cuatro obreros que quedaron atrapados en una mina en el sur del país y expresó su pesar porque no se logró el rescate pocas horas antes con lo que se hubiera hallado con vida al menos a uno de ellos.
En su habitual programa sabatino, Correa señaló que ese episodio le dolió porque se hizo “lo humanamente posible” para recuperar a los mineros y anticipó que se investigará lo sucedido para establecer “responsabilidades”.
El pasado 15 de octubre, un derrumbe en el interior de la mina Casa Negra atrapó a cuatro obreros, dos de los cuales fueron hallados muertos al día siguiente (Walter Vera y el peruano Paúl Aguirre), mientras que los otros dos cuerpos (Ángel Vera y Pedro Mendoza) fueron recuperados el miércoles.
“El compañero Pedro Mendoza llevaba de 20 a 30 horas de fallecido (…) y si hubiéramos llegado un día antes tal vez lo rescatábamos con vida”, mientras que “Ángel (Vera) había muerto dos horas antes, incluso estaba caliente” el cuerpo, subrayó.
“Se hizo lo humanamente posible por salvar a estos hermanos ecuatorianos y al hermano peruano”, afirmó Correa e insistió en que “va a haber responsabilidades” si se detecta que no se cumplieron las normas de seguridad.
El mandatario recordó que el miércoles por la mañana acudió a la mina ubicada en el cantón Portovelo, de la provincia de El Oro, fronteriza con Perú, debido a que se habían encontrado unas botas y lámparas, que advertían de la posibilidad de que los mineros se encontraban con vida.
Correa relató que, apenas llegó al sitio, le informaron de que un nuevo derrumbe había retrasado por diez a doce horas la labor de rescate, por lo que regresó a Quito.
Sin embargo, por la noche conoció de que los dos mineros que faltaban por ser rescatados fueron hallados sin vida.
Los mineros fueron encontrados en el sitio preciso donde se creía que debían estar, “en una especie de chimenea” que les sirvió de refugio ante el primer derrumbe, comentó el mandatario.
Los obreros lograron llegar por una especie de torre interna, a un sitio de “unos 25 metros cúbicos de espacio, sin ventilación, sin alimentos, sin agua, 40 grados de temperatura, 90 por ciento de humedad… Entonces, estábamos apurados para llegar lo más pronto posible”, agregó.
En la labor de rescate “casi se mueren dos rescatistas”, por las difíciles condiciones de la tarea, pero al final el objetivo de encontrar con vida a los atrapados se frustró, añadió.
“Sólo nos queda darles nuestro abrazo solidario” a los familiares de las víctimas y los habitantes de Portovelo “que ha sentido la tragedia”, subrayó Correa, que ofreció ayudar a los parientes de los mineros “a tener casita propia” y becas estudiantiles para sus hijos.