Nacido en uno de los barrios guerreros de origen náhuatl y mexica, Miguel Ángel Agüero Pacheco de 71 años de edad, es dueño de uno de los tres talleres de hojalatería que sobreviven en el barrio de Xochimilco.
Un barrio que muchos años atrás era 100 por ciento artesanal, donde predominaban los talleres familiares y las manos mágicas de los artesanos creaban diferentes figuras de barro, así como cuchillería, rebozos, mantelería y hojalatería, pero Miguel Ángel Agüero continúa trabajando como desde hace más de 60 años.
El oficio de hojalatería lo aprendió a sus seis años gracias a su madre, “Antes, salías de la primaria y ya te ponían a trabajar en el taller, no por flojera sino porque era costumbre”, comparte.
Este oficio, el cual ha prevalecido desde su bisabuelo, aún busca sobrevivir con uno de sus hijos quien lleva en alto el nombre de la familia y junto a su hijo de nueve años de edad, es la sexta generación que lucha por mantener vivo esta actividad.
“Aquí no hay limitaciones, aquí en el taller hacemos de todo hasta una figura completa, eso es lo que nos distingue, pues muy pocos talleres en Oaxaca trabajan de esta manera”, señaló Agüero Pacheco.
A Miguel Ángel, este oficio, le ha valido reconocimientos como lo obtenido en el año 2002 al ganar el primero lugar como el mejor artesano de Oaxaca, otorgado por el Gobierno del Estado.
Relata que sus ancestros ocupaban 10 lápices o cinceles y actualmente se ha ampliado el trabajo y ocupan más de 160 cinceles.
“En el barrio quedamos tres artesanos de hojalata, pero tres que saben el oficio completo. En todo el estado hay como 35 talleres pero solo esos saben hacer figura plana, y somos muy pocos que hasta podemos hacer vitrales y otros tipos de trabajos”, puntualizó.
Los diferentes artesanos que existían en el barrio de Xochimilco competían entre ellos-continúo- es una lástima que con el tiempo se haya perdido; se perdió por uno mismo porque uno quería que los hijos estudiaran y no se dedicaran a esto, pero sale peor porque no se dedican ni a lo que estudian ni al oficio.
“Esta el ejemplo de Jalatlaco, del Ex marquesado, o como Trinidad de las Huertas que solo aparecen en la Noche de Rábanos, pero no tienen sus raíces como nosotros”, enfatizó.
Miguel Ángel recuerda a su madre como gente de trabajo, pero su abuelo fue el que más sobresalió, pues hace más de 100 años construyó el plafón que tiene el aula donde se hacen los exámenes profesionales en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO).
Miguel Ángel Agüero Pacheco relata que quien se dedica a este oficio lo hace por amor. “Porque no te da para vivir, ni mucho menos para hacerte rico, si eres un verdadero artesano y no revendedor la tienes difícil, pues somos nosotros quienes nos llevamos la peor parte”, finalizó.