* La migración masiva, particularmente de Cuba, Venezuela y Nicaragua, entre otros gobiernos autoritarios, incluido México, es una genial maniobra perversa de la nueva “guerra fría” entre el socialismo del siglo XXI y el imperio yanqui.
*El otro brazo de la Operación Pinza de los gobiernos dictatoriales del Caribe y América Latina contra el imperio norteamericano es la utilización de las drogas, especialmente ahora el fentanilo, para destruir a los estadunidenses.
El fenómeno secular de la migración, hoy agravado por la polarización política y social de la globalización, no es nada nuevo a lo largo de la historia, desde que el hombre apareció en la tierra.
Empero, la migración masiva, particularmente de Cuba, Venezuela y Nicaragua, entre otros gobiernos autoritarios, incluido México, es una genial maniobra perversa de la nueva “guerra fría”.
Los miles de migrantes y sus familias, que cruzan el océano Atlántico y el continente americano, tienen como origen un denominador común, las dictaduras del Caribe y de América Latina.
Poco se ha observado y reparado hasta ahora en el hecho que la toma por asalto de miles de migrantes es el arma silenciosa del socialismo del siglo XXI para invadir a los Estados Unidos.
El objetivo de esta guerra demográfica es desestabilizar al imperio, provocando ingobernabilidad al gobierno demócrata de Joe Biden y finalmente buscar destruir al odiado imperialismo yanqui.
El otro brazo de la Operación Pinza de los gobiernos dictatoriales contra el imperio norteamericano es la utilización de las drogas, especialmente ahora el fentanilo, para destruir a los estadunidenses.
En defensa de nuestro dicho, indispensable es recuperar la memoria histórica. La migración como arma humana no es nada nueva, la ha usado el socialismo-comunista de la Cuba castrista.
Baste recordar, los 35 años del gran éxodo del Mariel, cuya marcha de más de 125.000 cubanos a Estados Unidos en 1980 fue una conmoción para la revolución y para la ciudad de Miami, Florida.
En el éxodo del Mariel, uno de los grandes movimientos migratorios del siglo XX, más de 125.000 cubanos salieron de la isla en siete meses —entre abril y octubre de 1980— con destino a EEUU.
Miami, que se vio superada por la masiva y repentina llegada de ciudadanos que huían del régimen de Fidel Castro, a pesar de contar todavía por aquel entonces con el apoyo de la Unión Soviética.
La crisis migratoria del Mariel fue un shock político-social para Cuba y EEUU, dos países vecinos, uno pequeño; el otro, un gigante, que han convivido más de medio siglo en la desconfianza.
La ocupación de la embajada peruana el 1 de abril de 1980 inició el éxodo migratorio y empujó a Castro a abrir el puerto del Mariel para que pudiesen salir de la isla los cubanos que lo deseasen.
Decenas de barcos procedentes de Miami, del primer exilio cubano producido tras el triunfo de la revolución, arribaron al puerto del Mariel para trasladar a sus familiares a Estados Unidos.
El dramático éxodo duró siete meses, hasta que el presidente de EEUU, Jimmy Carter, cerró la puerta por las repercusiones negativas que la crisis migratoria tenía en la política doméstica.
Más de 125.000 cubanos llegaron a EEUU con imágenes que sacudieron la conciencia mundial, cambiando la historia de la isla, de la revolución cubana y de Miami, que tardó años en asimilar.
“El mito de la revolución cubana empieza a caer con el Mariel”, afirmó Sebastián Arcos, director asociado del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida.
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