María de los Ángeles Abad Santibáñez
Siendo como somos bastante “novedosos” el tema de la sucesión gubernamental nos “ocupa y nos preocupa” dicen los que se quieren dar ínfulas de filósofo y no hay café, cantina, cenadero, restaurant, mercado o banqueta en donde no se hable de lo mismo; la discusión y la declaratitis ha traspasado las fronteras de la entidad para instalarse también en los medios de comunicación nacionales que hacen eco de cuanta opinión se les ocurre hacer a quienes se cuelgan de lo que sea para salir en prensa, radio y televisión, además de que los más leídos y oídos comentaristas han tenido algo que decir sobre el cambio de gobierno en Oaxaca, aunque no sepan nada de nuestra realidad cotidiana.
Y entre tantos dichos, supuestos, predicciones, condenas y halagos, resulta que ya nos enredaron a los que por derecho y obligación debemos decidir el futuro del Estado, que somos precisamente los electores oaxaqueños que ya ni siquiera nos atrevemos a pedir un minuto de silencio que nos permita reflexionar.
Sin embargo, los ciudadanos conscientes y responsables debemos hacer el esfuerzo para que en medio de tanta bulla pongamos “la cabeza fría” como dice un amigo muy querido y nuestra decisión sea a favor de Oaxaca y no de camarillas y grupos que se pelean el poder y el dinero que este conlleva.
Tenemos experiencia en gobiernos de varios colores y quienes aspiran ya fueron gobierno, por tanto nos sobran elementos para tomar una decisión razonada sin caer en lo que quieren unos, buscando perjudicar a otros y cobrarse facturas mutuamente.
Hay quien asegura que para el PRI, ganar las gubernaturas en juego este 2010 es la antesala para llegar a Los Pinos en el 2012 y como “el fin justifica los medios” aprueban las alianzas que algunos califican como “engendros contra natura” pero dicen que a pesar de serlo, es lo único que garantiza tener la fuerza para “descabezar al PRI” y cerrarle el camino. Pero también hay quien opina y me parece muy sensato, que el 2012 es otro boleto que tendrán que buscar los partidos políticos y sus candidatos a la presidencia de la República y no es razón de peso para empeñar a Oaxaca en este momento.
Entre las sinrazones que se leen y escuchan hay una que va al fondo y pinta de cuerpo entero a quienes cierran los ojos y a tientas firman su intención de coaligarse no queriendo ver si es posible que convivan los que defienden el aborto, los “matrimonios” gay y su adopción de niños, con los que rechazan estas iniciativas como César Nava, Presidente Nacional del PAN, que en sus declaraciones acepta la alianza con el Partido de la Revolución Democrática y por otra parte se lanza a la calle acompañado por Mariana Gómez del Campo que preside Acción Nacional en el Distrito Federal, pidiendo el rechazo a las iniciativas del PRD. Al respecto ya hay quien consigna como dogma para justificar las traiciones que “estrategia electoral mata pureza ideológica”.
Beatriz Paredes revolvió la conciencia, si es que la tienen, de más de uno cuando se quejó amargamente de la intención de juntarse para derrotar al PRI y dijo que de lo que se trata es de “emponzoñar al país”, seguramente porque conoce muy bien el veneno que destilan habiendo salido de su misma bodega los que ahora con baños de pureza quieren hacer creer que son los buenos, que están del lado del pueblo y de los pobres cuando son los mismos a los que Fox llamó “alimañas y tepocatas” ya que en el 2000 todavía estaban o recién habían salido del PRI en donde no les dieron lo que creían merecer. Si se los hubieran dado, ahí estarían todavía haciendo equipo con la Paredes y aquí se aplica aquello de que “para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo” y siendo lo mismo, hablan con conocimiento de causa del “miedo” que dicen les tiene el Revolucionario Institucional.
No extraña el ambiente político que ya se vive y estamos preparados para más, sino la percepción que se tiene de que los autollamados actores políticos no conocen la vergüenza cuando señalan al contrario en una sin fin lista de recriminaciones acusándolos de caciques, cuando ellos quisieran serlo y cuando se puede lo son; de antidemocráticos cuando en sus institutos políticos la democracia brilla por su ausencia y las elecciones son simuladas solo para legitimar con la complicidad de todo aquel que resulte beneficiado muy por encima de estatutos y reglamentos; de mapaches cuando ellos se han prestado al juego previo acuerdo, siendo cómplices en los fraudes electorales; de abusivos y vengativos cuando en el 2006 tuvieron la oportunidad de quitar a quienes ahora buscan vencer aliados y prefirieron hacer negocio y acuerdos aceptando puestos y prebendas para sentarse después tres años en la curul o irse al extranjero.
Así podríamos seguir exponiendo las incongruencias que nos quieren vender los partidos en el intento de sumarse pretendiendo hacernos creer que tienen en sus manos al electorado cuando su número de votos es realmente irrisorio y la gran mayoría de ciudadanos se abstiene de ir a las urnas porque no está de acuerdo con los pleitos y arrebatos en que caen los políticos y porque además, los partidos a pesar de los millonarios presupuestos que reciben no hacen la tarea de ganar adeptos y hacer conciencia ciudadana sobre la importancia de que se ejerza una democracia real con la participación mayoritaria, sino que ven a los institutos políticos como fuente de empleo y modus vivendi para unos cuantos que se han adueñado de lo que les significa jugoso negocio. El más claro resultado de la falta de trabajo y congruencia de los partidos es el abstencionismo que cada vez crece más y el “voto en blanco” que manifestó la inconformidad ciudadana en las más recientes elecciones federales.