La globalización es inevitablemente el signo de los nuevos tiempos, pero es responsabilidad de cada nación darle un sentido propio a su inserción en las corrientes mundiales de la diplomacia, el comercio, la inversión, la tecnología y la cultura, por eso es tan importante que México imprima su propia huella en la constitución de este nuevo mundo aldea, un mundo conectado en sus cuatro puntos cardinales, para su mejor posicionamiento.
Una de las vías más eficaces para que nuestro país se inserte con rumbo propio en esta globalización es recuperando la política exterior activa que siempre lo caracterizó, antes del paréntesis de los gobiernos de la derecha, y de manera específica la diplomacia parlamentaria, por lo que desde el nuevo congreso federal se ha estado coadyuvando con el presidente Enrique Peña Nieto para alcanzar este propósito.
Este es el sentido de los encuentros entre legisladores de México y de Europa, en el marco de la Comisión Mixta Parlamentaria Unión Europea-México, la primera en mayo pasado en la capital del país y la segunda la semana pasada, la XII Reunión celebrada del 19 al 21 de noviembre, en Estrasburgo, Alemania, donde participamos siete diputados y seis senadores mexicanos.
En esta última ocasión patenticé, la oportunidad que esos foros ofrecen para seguir intercambiando experiencias sobre los procesos de modernización que viven México y los países que integran la Unión Europea.
Reconocí la enorme capacidad de los países europeos para trascender un pasado de desencuentros coyunturales para hacer prevalecer el interés colectivo y enaltecer su condición europea, sin duda un signo distintivo de su nivel de desarrollo.
Destaqué en especial las generosas cláusulas de solidaridad y asimetría que incluyeron en su documento fundacional, para que la Unión Europea apoyara a las naciones menos industrializadas y pudieran así homologar, o por los menos aproximar, los indicadores económicos y de calidad de vida de todos los países miembros, un espíritu de solidaridad, más allá del desnudo lucro comercial, que faltó en el caso del Acuerdo de Libre Comercio en América del Norte, pues no se contemplaron en ese instrumento internacional suficientes mecanismos compensatorios y no se quiso tocar siquiera el tema migratorio.
México, por su parte, dije, también tiene un pasado majestuoso y recientemente ha iniciado un vigoroso proceso de modernización política y económica, a partir de que el PRI regresó a la conducción del gobierno mexicano de la mano de un político joven, de ideas frescas y de vanguardia, el presidente Enrique Peña Nieto, quien ha impulsado reformas que otros gobiernos no pudieron concretar, junto con un congreso que ha sabido consensuar acuerdos de interés colectivo.
Es así como en este breve periodo de apenas un año de gobierno y poco más de un año legislativo, en México se han aprobado varias reformas de fondo que tuvieron que esperar muchos años de desencuentros y parálisis legislativa, como la laboral, la de competitividad, la educativa, la de telecomunicaciones, entre otras.
México y los países de la Unión Europea tienen como común denominador su apuesta por la democracia política, las libertades públicas, las garantías esenciales de todo ser humano, y la búsqueda de nuevas políticas de seguridad y acuerdos para elevar el nivel de vida de sus pueblos.
Por eso planté cuatro ejes temáticos, para construir una relación más productiva entre ellos y nosotros: Seguridad, Justicia, Derechos Humanos y Medio Ambiente y Cambio Climático.
En materia de seguridad, expuse, México ha llevado a cabo importantes reformas estructurales: la nueva política de seguridad se basa en la prevención del delito, al igual que la Unión Europea. Hablamos de tres acciones específicas: EUROPOL ha manifestado su interés en intercambiar información con la Policía Federal Mexicana para luchar contra el crimen organizado, mafias que hoy desafortunadamente han tendido lazos entre México y Europa; CEPOL, la Academia de Policía Europea, también ha demostrado interés en invitar a la Policía Federal Mexicana a Europa; asimismo, la futura Gendarmería mexicana, que contará con cinco mil miembros, podría inspirarse de modelos europeos como el francés o el español (la Guardia Civil).
En materia de justicia, señalé, el sistema judicial mexicano está en proceso de transformación hacia un modelo que busca el fin de la impunidad y la impartición de una justicia más transparente y efectiva y por eso, dije, México necesita intercambiar experiencias con aquellos países europeos que tienen una larga tradición con el sistema acusatorio adversarial, los llamados juicios orales.
En material de seguridad, México acaba de pasar el segundo Examen Periódico Universal en Ginebra y, en este breve periodo de gobierno, ha demostrado un gran compromiso, como lo acredita con la aprobación de: a) la Ley de VÍctimas; b) la Ley de Defensores de Derechos Humanos; c) el Mecanismo de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas de la SEGOB; d) el Plan de Derechos Humanos, en fase de terminación; e) además, México acaba de ser elegido como miembro del consejo de derechos humanos de Ginebra, ejemplo del compromiso mexicano con los derechos humanos.
Por último, México y la UE son socios ejemplares en protección del medio ambiente y en la lucha contra los efectos del cambio climático; México es uno de los países que tiene una de las legislaciones más comprometidas con el cambio climático; este año aprobamos la Ley de Cambio Climático que es una de las más vanguardistas del mundo; además, acaba de celebrarse la Cumbre Internacional de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Varsovia.
En conclusión, señalé en ese foro interparlamentario, son muchas y muy fructíferas las experiencias que podemos intercambiar entre los parlamentos de la Unión Europea y México. Son muchos los puentes que podemos construir de fraternidad, solidaridad, ayuda mutua y no solo de negociación comercial.
Como también podemos usar foros internacionales excepcionales como el XII Congreso Mundial de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, celebrado en Oaxaca también la semana pasada, para relanzar cultural y turísticamente a las ocho regiones del estado, comenzando por la ciudad capital, pues son muchos los activos de nuestra tierra que pueden traducirse en desarrollo económico, en empleos dignos y en bienestar para los oaxaqueños.
Tenemos que darle un rumbo certero a la globalización, como actores centrales y no como objetos pasivos, para que el siglo XXI sea el siglo de la modernización plena de México y el tiempo de la inserción cabal de Oaxaca en los parámetros de calidad de vida que merece un pueblo con la tradición cultural del nuestro.
Desde la Cámara de Diputados del congreso federal mi compromiso seguirá siendo coadyuvar desde todas las instancias, foros nacionales y cumbres internacionales, a este objetivo superior, una tarea colectiva, de impulsar al desarrollo de México y de Oaxaca.