En México viven actualmente 125.3 millones de personas y ocupa el lugar 10 a escala mundial por número de habitantes. Sin embargo, el ritmo de crecimiento –y la tasa de fecundidad (hoy de 2.1 hijos por mujer)– será cada vez menor hasta llegar al punto de disminución de la población por crecimiento natural, fenómeno que ocurrirá por primera vez desde la época revolucionaria.
Para 2050, la población del país será de 148.2 millones (22.9 millones más que en 2018), se indica en las Proyecciones de la población de México y de las entidades federativas 2016-2050, elaborado por la Secretaría de Gobernación (SG)-Consejo Nacional de Población, El Colegio de México, y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Al presentar el informe, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, destacó que esta herramienta contribuye a planear políticas públicas en los tres niveles de gobierno, así como en instancias privadas y sociales. Igualmente para saber hacia dónde van, por ejemplo, las enfermedades infecto-contagiosas y las crónico-degenerativas y sus efectos en los sistemas pensionarios.
Toda nación tiene la obligación y el derecho a planear armónicamente su desarrollo, por su supervivencia y por el futuro de nuevas generaciones, señaló.
En cuanto a la movilidad, el funcionario dijo que el país ha pasado de ser expulsor de migrantes a tener un saldo negativo en la materia con Estados Unidos. Más aún, México es ya una nación de tránsito, especialmente de centroamericanos que buscan llegar al vecino país del norte, lo cual genera enormes fricciones con ese país, expresó.
Los temas de población –advirtió– generan resistencias, como pudiera ser lo relativo a la planificación familiar y lo que implica, en uno de sus sentidos mal entendidos, que topa, como diría el Quijote, con alguna institución de carácter religioso. Otro de los temas es la interrupción de la fecundidad.
Según el texto, los efectos positivos de la circunstancia actual se relacionan con una tendencia a la baja en mortalidad infantil (hoy 13.4 decesos por cada mil nacidos vivos) y de la tasa de fecundidad adolescente.
De este último punto se destaca que en 2000, la tasa era de 77.87 por cada mil adolescentes, y en 2018 el indicador bajó a 70.5. La disminución prevista es llegar a 62.2 en 2030, y a 57.1 en 2050. La tasa más alta actual en este factor se ubica en Coahuila (96.46) y la más baja en Ciudad de México (48.69).
En cambio, los negativos sería una mayor acumulación de población en edades adultas (de 65 y más años), es decir, un envejecimiento y aumento de la edad mediana de la población.
Visto de otra forma, en 1970 una de cada dos personas eran niños, niñas o adolescentes (de 0 a 14 años), y para 2050 sólo dos de cada diez personas estarán en ese rango de edad. Hoy representan la cuarta parte de la población (33.2 millones).
La esperanza de vida de los niños que nacen en el año en curso es de 75 años: 77.9 para las mujeres y 72.2 para los hombres. Se estima que en 2050 la esperanza de vida de las mujeres se incremente 4.7 años y la de los hombres 4.5.
El incremento significativo de la población adulta mayor representa un desafío demográfico para el país, se advierte en el texto de proyecciones de la población. Por otro lado, a partir de 2027 concluirá el bono demográfico, es decir, la población juvenil dejará de crecer.
Las entidades con mayor crecimiento poblacional son Quintana Roo, Baja California, Campeche y en Querétaro; en cambio, Ciudad de México y Guerrero tendrán una disminución de población en 2050, respecto de lo que tienen ahora.
El estado de México, el más poblado ahora con 17 millones de habitantes, mantendrá esa posición al alcanzar 19.9 millones en 2050. En el lado opuesto se encuentra Ciudad de México, con una pérdida de 1.35 millones, en el mismo lapso.
Fuente: jornada.com