13:12 México está listo para hacer un trasplante de cara, pues cuenta con la capacidad médica y científica que requiere una proeza de esa naturaleza, además de que sus especialistas han desarrollado técnicas avanzadas en cirugía cráneo-facial que son referencia mundial.
Esto es posible gracias al trabajo, enseñanza y talento de un hombre de 87 años de edad, que ha impulsado durante toda su vida profesional el estudio y la investigación de donde han surgido cientos de generaciones de médicos, lo que lo coloca como el maestro de maestros.
Se trata de Fernando Ortiz Monasterio, quien hace más de 50 años instituyó la primera residencia médica en México de tiempo completo para preparar a los jóvenes cirujanos generales en la especialidad de cirugía plástica reconstructiva.
En entrevista con Notimex, el especialista, con una trayectoria de más de 60 años en la medicina mexicana, recordó que ha trabajado como profesor toda su vida y que se formó como cirujano general en el Hospital General de México.
“Me fui a Estados Unidos, a la Universidad de Texas en Galveston, a hacer cirugía plástica, y a mi regreso, en 1955, empecé a organizar el servicio de Cirugía Plástica en el Hospital General” , rememoró.
El doctor Ortiz Monasterio es autor de 212 publicaciones científicas en revistas y libros internacionales y nacionales, así como de siete libros.
Destacó que gracias al impulso dado en el sector salud a la investigación en cirugía plástica, sobre todo en el Hospital General “Manuel Gea González” , “estamos listos para un trasplante de rostro” .
“Una cara completa de pasarla de un cadáver no se ha hecho en México, se han hecho unos seis o siete en otros países. Esto eventualmente lo vamos hacer. Estamos listos” , afirmó.
Sin embargo, señaló que no es tan sencillo, ya que implica un enorme gasto evitar un rechazo del trasplante, porque el que recibe la cara necesitará, de por vida, más de mil dólares mensuales en medicamentos, además de que se requieren condiciones especiales.
“Se necesita tener una persona con muerte cerebral entubada, que sea compatible con el posible receptor y que esté dispuesta la familia a ceder la cara”.
En cambio, resaltó que en el “Manuel Gea González” se utiliza la técnica de expansores, la cual utiliza piel del propio paciente, lo que evita el rechazo de la donación.
“Los expansores son costosos, cuestan entre 500 y 600 dólares, pero ofrecen más calidad de vida a los pacientes, pues lo que se hace es estirar su propia piel para poder usar injertos y lo más importante es que el tejido propio no se rechaza y no requiere medicamentos de por vida”, expuso.
Mencionó que el costo de una cirugía de este tipo es elevado, lo que representa al hospital 96 mil pesos por medicamentos, terapia intensiva y sueldos de enfermería, aunque para al paciente, dependiendo de su estado socioeconómico, es de casi nada.
Sin embargo, estimó que el costo de dicha cirugía en el sector privado oscilaría entre 500 mil a 600 mil pesos.
En este hospital, localizado en el sur de la ciudad de México, se realizan cirugías de mano, pies, cara, reconstrucción en un niño de labio con paladar hendido, y por lo menos en este servicio se hacen cerca de dos mil operaciones anuales.
“Estamos en la vanguardia del mundo. El servicio de cirugía plástica del Gea González es un centro de referencia” , señaló el especialista quien es médico emérito de ese Hospital General del cual fue director general de 1977 a 1984.
Recordó que en 1957 se instituyó la primera residencia médica para la especialización en México, pues antes era una residencia general y fue precisamente de cirugía plástica reconstructiva en el Hospital General de México.
“Fue la primera residencia de especialidades afiliada a la División de Postgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Había una residencia general de todo. Yo dije quiero una residencia a tiempo completo” , expresó.
Reconoció que él no inventó la residencia sino que copió el sistema con el cual se formó en Estados Unidos y ese modelo se replicó después en México para las otras especialidades médicas que hasta la fecha cursan los jóvenes galenos que desean especializarse.
Ortiz Monasterio trabajó en el Hospital General de México durante 30 años, donde fue profesor de posgrado y empezó la cirugía cráneo facial a principios de la década de los 70.
Después se fue al Hospital General “Manuel Gea González” , donde continúa enseñando a los jóvenes médicos y expandiendo su conocimiento y experiencia reconocida y respetada por los cirujanos adscritos a esta institución federal.
“Seguimos preparando a los jóvenes; está el doctor Fernando Molina (director de Cirugía Plástica Reconstructiva del Gea), quien fue mi residente y ahora es mi jefe, pero creemos nosotros que sigue siendo este programa muy superior. Somos muchos adscritos que trabajamos aquí que le dedicamos tiempo a la enseñanza” , enfatizó.
“No se puede tener un servicio óptimo donde no hay enseñanza e investigación, pues implica estudiar muy bien a los pacientes. Esto nos dio la oportunidad de empezar a ver deformaciones muy grandes que parecían irreparables y que empezamos en 1970 a solucionar” , comentó.
El experto indicó que se convirtieron en uno de los centros de referencia del mundo y en la actualidad nadie puede pensar en cirugía cráneo facial sin hacer referencia al Gea González. Resaltó que tienen visitantes de todo el mundo que se formaron en las mejores universidades y vienen para una extra, un fellowship, en cirugía cráneo facial.
Enfatizó que la reconstrucción de cara a nivel de alta especialidad sólo se hace en el mencionado nosocomio capitalino.
“Se necesita tener experiencia, pues lo que hacemos es cambiar el esqueleto de la cara y del cráneo. La mayoría de los pacientes tienen problemas de nacimiento, pero otros son víctimas de accidentes, de fracturas de cara y de cráneo que antes quedaban deformes” , recalcó.
EL UNIVERSAL