El presidente Enrique Peña Nieto rindió protesta ante el Congreso de la Unión, y prometió que el primer eje de su gobierno era obtener un México en paz.
En contraste, el mandatario tomó posesión del cargo en medio de una jornada marcada por protestas, actos vandálicos y enfrentamientos de manifestantes con los granaderos que cercaron todas las sedes donde estaría el presidente de la República.
Los connatos de bronca dejaron un saldo de 68 manifestantes detenidos, 25 heridos; uno de ellos de gravedad y pérdidas materiales por más de cinco millones de pesos.
En su primer mensaje para el país, pronunciado en el Palacio Nacional, Enrique Peña aseguró que el Estado ha cedido espacios importantes e incluso afirmó que la violencia han robado la paz y libertad de diversas comunidades del territorio nacional.
Por ello garantizó que la recuperación de la seguridad será prioridad en su gobierno y buscará estrategias que ayuden a cumplir el objetivo.
Además de éste, el mandatario delineó cuatro ejes más sobre los que conduciría su gobierno y presentó 13 compromisos puntuales para el arranque que van desde nuevas estrategias de prevención del delito, hasta iniciativas fiscales para limitar la contratación de deudas estatales, pasando por nuevas políticas educativas.
Horas antes en un acto protocolario de apenas cinco minutos, Enrique Peña rindió protesta como presidente constitucional para el periodo 2012-2018 y se impuso la banda tricolor sobre el pecho, después de que el ex mandatario Felipe Calderón besara la insignia y la entregara al presidente del Congreso General, Jesús Murillo Karam.
A pesar de los amagos de tomar la tribuna parlamentaria e impedir la asunción presidencial, los legisladores del PRD y Movimiento Ciudadano se limitaron a protestar con pancartas y lanzar arengas desde sus curules, mientras los del PT arrojaron una lluvia de “billetes” al paso de Peña Nieto por el pasillo central del recinto.
Los legisladores de izquierda reclamaron en varias ocasiones al presidente de la mesa directiva de la Cámara, Jesús Murillo acciones durante la sesión solemne. Mismas que el presidente rechazó una a una y siguió con la sesión de protocolo.
Después de jurar el cumplimiento de la Constitución Política, el Presidente de México se encaminó hacia la salida del salón de sesiones y se detuvo un instante con el coordinador de los diputados federales del PRI, Manlio Fabio Beltrones.
“Nunca tuve duda. Yo sabía que, estando tú aquí, todo saldría bien”, dijo el mandatario al legislador sonorense.
Peña Nieto ingresó por la puerta principal del Palacio de San Lázaro quince minutos después de las once de la mañana, mientras su antecesor, Felipe Calderón, lo adelantó por tres minutos.
Los diputados federales del PRI hicieron una “valla humana” a ambos lados del pasillo central para resguardar el paso del Presidente de la República, mientras una decena de legisladoras priistas se apostaron desde el comienzo de la sesión en la escalinata de la tribuna, para impedir cualquier intento de irrupción.
Para entonces, los representantes de las izquierdas habían desplegado sobre el muro lateral del salón una manta monumental con la leyenda “Imposición Consumada. México está de luto”.
Otras pancartas reprochaban a Calderón un “Entregas la silla bañada en sangre”, mientras algunas más señalaban “FCH y ENP (sic), continuidad del engaño y el fraude”.
Al entrar al recinto por tercera y última vez en los últimos seis años, Felipe Calderón fue recibido por sus correligionarios panistas al grito de “¡Muy bieeeeen, Fe-li-pe, muy bien!”, en tanto los diputados del PRD, PT y Movimiento Ciudadano le gritaban “¡asesino, asesino!” y “¡espurio, espurio!”, entre otros adjetivos.
A su vez, Peña Nieto fue cobijado por las bancadas del PRI y del PVEM con las arengas de “¡pre-si-den-te, pre-si-den-te!” y “¡Mé-xi-co, Mé-xi-co!”, acallando con su mayoría los reclamos de fraude electoral e ilegitimidad contra el hoy mandatario.
El titular del Ejecutivo Federal llegó al pie de la tribuna y se dirigió a su izquierda, para subir la escalinata ubicada frente a las curules del grupo parlamentario del PAN.
La Mesa Directiva reinició en ese momento la sesión y dio el uso de la palabra a Peña Nieto para cumplir las disposiciones constitucionales del acto.
Flanqueado por el presidente del Congreso General, Jesús Murillo Karam; el ex mandatario Felipe Calderón y el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Juan Silva Meza, Peña Nieto hizo entonces el juramento constitucional:
“En cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 87 de nuestra Carta Magna, protesto guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión. Y, si así no lo hiciere, que la nación me lo demande”.
Acto seguido, Calderón se despojó de la banda presidencial, la dobló, la besó y la depositó en manos de Murillo Karam.
Al comienzo de la sesión de Congreso General se dio lectura al Bando Solemne con el que se declaró presidente electo a Peña Nieto.
La declaratoria difundida en su momento en todo el país validó la elección presidencial de julio pasado y el triunfo del mexiquense para encabezar la Presidencia de la República desde el primero de diciembre de 2012 y hasta el 30 de noviembre de 2018.
Ejes de gobierno y propuestas
Después del acto protocolario se trasladó a Palacio Nacional, donde lo esperaban poco más de mil invitados.
Desde ahí dirigió un mensaje político donde urgió a transitar a una democracia que dé resultados tangibles pues “México no ha logrado los avances que su población demanda y merece”.
Peña Nieto admitió que actualmente el país avanza en dos velocidades: una que refleja progreso y desarrollo, mientras que la segunda vive en el atraso y la pobreza.
Para solucionar los problemas se comprometió a ejercer una presidencia cercana e incluyente, que lleve una estrecha relación con la población, actores sociales, así como medios de comunicación.
Adelantó que viajará con su gabinete por toda la República para conocer de cerca las necesidades de la población.
El presidente prometió que su gobierno “alentará la unidad dentro de la pluralidad” y celebró los avances que se han hecho en la aprobación de las leyes y reformas en el Congreso.
Más adelante en el discurso desglosó los ejes de gobierno que son lograr un México en paz. Cerrar las brechas de desigualdad, mejorar la calidad de educación, mejorar el crecimiento económico y hacer de México un actor con responsabilidad global.
En torno a las 13 acciones concretas que realizará en los primeros días de gobierno, destacan la creación de políticas de prevención del delito en una acción conjunta entre las secretarías de Gobernación, Hacienda, Sedesol, Educación y Salud.
También anunció el desistimiento de la controversia a la Ley general de Víctimas para que se publique tal como fue aprobada en el Congreso.
En materia educativa propondrá una iniciativa para modificar de lleno la asignación de las plazas magisteriales.
Adelantó que modificará la asignación de las plazas para evitar que los puestos sean vitalicios o hereditarios.
Mientras que en materia económica llamó a fomentar la competencia, anunció la licitación de dos cadenas de televisión abierta y medidas específicas para mejorar la administración.
Para el presupuesto de egresos también marcó prioridades para con los adultos mayores y las madres solteras, así como medidas de austeridad y mejoras del ejercicio de gobierno.
Agencias