En 2011 México sobresalió entre las naciones con los más bajos niveles de desempleo y registró una cifra importante en la generación de plazas de trabajo, sin embargo, muchos de los puestos que se abrieron fueron mal pagados, temporales y varios de ellos los absorbió la informalidad.
De acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en 2011 se perdieron alrededor de 257 mil empleos ubicados en el rango de los mejor retribuidos, es decir, aquellos que remuneran a sus trabajadores con más de 4 salarios mínimos, en contraste, durante el año pasado se crearon poco más de 625 mil empleos con percepciones no mayores a un salario mínimo.
Las cifras revelan además que mientras uno de cada 10 trabajadores en México ganó más de cinco salarios mínimos (9 mil pesos), siete de cada 10 se llevaron al bolsillo uno o tres salarios (mil 800 a 5 mil 400 pesos) y en los casos más críticos ni siquiera recibieron remuneración por sus actividades.
El año pasado, el personal contratado por la vía formal o informal que mayor crecimiento presentó, fue la que se le remuneró hasta con un salario mínimo, ya que en 2010 se contabilizaron 5.7 millones de trabajadores en ese rango, pero para 2011 la cifra pasó a 6.3 millones; eso significó que en un año se agregaron 625 mil 680 trabajadores al rango de menor remuneración.
Una sexta parte de los empleos que se ofrecieron con el pago de sólo un salario mínimo se dieron en el Estado de México, entidad que lideró a las plazas con el menor monto de retribución a sus trabajadores.
Le siguieron Guerrero, que abrió la puerta a 60 mil 600 trabajadores; Tamaulipas, con 45 mil 400; Guanajuato, con 41 mil 600, y Michoacán, con 41 mil 300.
El Centro de Análisis Multidisciplinario, de la Facultad de Economía de la UNAM, informó que un salario mínimo apenas puede comprar una tercera parte de la canasta básica, la cual se integra de indispensables como azúcar, frijol, arroz, café, leche y aceite.
El investigador de la UNAM, Luis Lozano, aseguró que la pérdida de poder adquisitivo del salario mínimo provoca que, ante el incremento de precios de los productos básicos, una gran parte de la población sufra y la pauperización continúe.
Sin embargo, los datos de la STPS mostraron que la peor condición no fue ésa, sino la de 5 millones de trabajadores en México que ni siquiera reciben un ingreso. En 2011, las personas ocupadas en esa condición sumaron 216 mil 600 trabajadores más a lo registrado al cierre de 2010.
La dependencia explicó que en ese rubro se clasifican tanto los trabajadores dependientes no remunerados como los trabajadores por cuenta propia dedicados a actividades de autosubsistencia.
“Lo que reflejan los datos es que la generación del empleo se dio en precariedad, esto por el crecimiento de la informalidad, el aumento de personas sin acceso a seguridad social, y una apertura de plazas con bajas remuneraciones”, dijo el investigador del Tecnológico de Monterrey José Luis de la Cruz.
En 2011 las entidades que abrieron paso a un mayor número de trabajadores sin ningún tipo de remuneración fueron Puebla, Veracruz, Distrito Federal, Michoacán y Chiapas.
Los empleos con la mejor remuneración, es decir, los que recibieron más de cinco salarios mínimos registraron una incorporación de 116 mil 900 trabajadores, lo que indica que hay casi 4 millones de personas con estas percepciones.
Sin embargo, el rubro de tres y hasta cinco salarios mínimos fue el único que perdió trabajadores, al registrar 257 mil 280 menos a los que había en 2010.
De esa forma, son 7.6 millones de personas ocupadas con empleos de tres y hasta cinco salarios mínimos en México.
Válvulas de escape
México fue una de las naciones que registró un número importante en la creación de empleos formales durante 2011, lo que también permitió ubicarse como uno de los países con menores niveles de desocupación entre los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Sin embargo, a decir de los analistas, también gran parte de las cifras del empleo se vieron fortalecidas por las llamadas válvulas de escape, como el trabajo informal, que dieron un respiro al mercado laboral mexicano.
José Luis de la Cruz comentó que estas válvulas de escape “son tan grandes que se vuelven un problema”, pues en el caso concreto de la informalidad, dijo que esas actividades tienen un vínculo importante con la ilegalidad porque no pagan impuestos.
“Porque además toda esa gente sin prestaciones más tarde serán un problema de pensiones y lo que vemos en 2011 es que a pesar de ser un año de generación de riqueza y de crecimiento económico esto no se trasladó al mercado laboral”, explicó.
El investigador de la Anáhuac Carlos Canfield fue más allá, pues aseguró que con la tendencia que tiene el crecimiento de las actividades informales y la precariedad en el empleo, cada año México estará incorporando a 2 millones de mexicanos a la pobreza.
Para ambos especialistas, el problema de la ilegalidad en México por parte del mercado informal, es otro detonante que alimenta al crimen organizado en varios estados del país.
Precariedades
Las cifras de la STPS también evidenciaron que dos terceras partes de los trabajadores en el país no cuentan con acceso a las instituciones de salud.
En México hay 47.8 millones de personas ocupadas, de las cuales 16.7 millones tienen acceso a servicios de salud, contra 30.8 millones que carecen de esa esencial prestación.
Otra preocupación fue que 14.7 millones de los asalariados en México no cuenta con un contrato escrito que lo vincule con su trabajo, lo que ante un eventual problema laboral lo deja en desventaja.
Milenio