Si hay hechos que caen como anillo al dedo de las oportunidades, la crisis en las relaciones México-EE. UU. por el arresto del general Salvador Cienfuegos Zepeda ayudó a fijar el marco referencial en las relaciones bilaterales del presidente López Obrador con el próximo presidente Joe Biden en materia de seguridad nacional y ganar una ventaja que debe ser provechada.
Y para quienes gustan de construir escenarios estratégicos, el no-reconocimiento del presidente mexicano a los primeros resultados electorales no oficiales en los EE. UU. podrían referir al hecho de enviar un mensaje de autonomía ante una decisión imperial del caso Cienfuegos que afectaba la estabilidad interna de México.
La justificación del Departamento estadunidense de justicia apelando a “razones de política exterior” trató de ocultar cuando menos tres hechos críticos al interior del gobierno de los EE. UU.: el desorden en la comunidad de los servicios norteamericanos de inteligencia y seguridad nacional y la ausencia de un líder como director nacional de inteligencia, las presiones internas del área de defensa de los EE. UU. por sus relaciones estratégicas con el ejército mexicano y el papel de México no en la política exterior de Washington sino en su estrategia de seguridad nacional.
El caso de la DEA se deshizo con la intervención oficial del secretario mexicano de Relaciones Exteriores y del Senado mexicano como institución constitucional con vinculaciones con la política exterior y además por su papel indispensable en la aprobación y revisión de acuerdos internacionales. El debate nacionalista de los acuerdos de seguridad en un momento de México agredido por el autoritarismo imperialista de una agencia antidrogas con sospechas de complicidad en el tráfico y consumo hubiera dañadola estrategia estadunidense de seguridad nacional que, a pesar de su tono imperialista, depende de los acuerdos con los países clave en la seguridad territorial externa de los EE. UU.
La DEA confió en el tono agresivo del presidente Trump en los dos memorándums de directrices de seguridad estratégica antidrogas de 2019 y 2020 en los que amenazó a México con castigos si se seguía negando a perseguir cárteles que surtían de drogas a los casi 60 millones de consumidores estadunidenses. En este sentido, la DEA quiso ponerle un cascabel al gato y obligar a México a replantear su estrategia antidrogas con el enjuiciamiento de un exsecretario de la Defensa Nacional.
Las operaciones de la DEA en México sí eran conocidas por las oficinas mexicanas de seguridad y por las oficinas antidrogas de la Casa Blanca y nunca fueron objetadas. El señalamiento contra el general Cienfuegos circulaba en los pasillos de la comunidad de espionaje de Washington, pero sin estar acompañada de pruebas contundentes. Lo que nose tiene claro es si la Agencia de Inteligencia del Pentágono, la DIA por sus siglas en inglés, estaba informada del expediente. En todo caso, en la comunidad de inteligencia de Washington la DEA es vista con desdén por su forma atrabancada y policiaca de operar y por sus estrategias de infiltrarse sin mantener controles de confianzas sobre sus agentes.
El problema del gobierno de los EE. UU. con Trump fue la desarticulación operativa y doctrinaria de la seguridad nacional de los EE. UU. por la falta de experiencia de Estado del presidente y su carencia de pensamiento estratégico de seguridad nacional. En sus cuatro años de gobierno Trump ha desordenado las titularidades de la comunidad de los servicios de seguridad nacional: cinco fiscales-Departamento de Justicia, cinco directores nacionales de inteligencia, cuatro secretarios de Seguridad Interna, cuatro secretarios de Estado, dos directores de la CIA (y la actual está a punto de ser despedida) y tres directores del FBI.
Lo que queda del affaire Cienfuegos es la obligación y oportunidad de México, de todos modos, de revisar los acuerdos de colaboración en materia de seguridad nacional civil y militar y replantear candados y reservas y de manera sobresaliente meterle controles a la DEA, a la CIA y al FBI que operan en México con impunidad e ilegalidades.
Política para dummies: La política es doblegar al adversario, sobre todo cuando el adversario nos ha doblegado.
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