“Me siento mal porque grité”. ¿es normal en un sismo de grandes magnitudes?: María Cristina Salazar Acevedo (*)

Print Friendly, PDF & Email

El día sábado 9 de septiembre, Jorge de 8 años, llegó con su mamá a consulta con la psicóloga cuyo consultorio se encuentra anexo a una iglesia en el centro de la ciudad de Oaxaca. “Mi hijo no puede dormir”, explicó la madre en la consulta. “También se asusta y brinca con cualquier ruido fuerte y no quiere separarse de mí para nada”, añadió.

Fernando, un adolescente de 14 años quien también fue a consulta ese día, decía casi avergonzado “Me siento mal porque grité, es que yo grité mucho, psicóloga“, refiriéndose a la noche del 7 de septiembre en que sintió cómo toda su casa se movía con el sismo de 8.4 grados que azotó el sur y centro del país a las 23:49 hrs.

También de 14 años, “Mariana mi hija no se ha querido quedar sola desde ese día. Yo tuve que salir al centro y ella no se quería quedar. Me estuvo llamando todo el tiempo si ya iba yo a regresar”, expuso su madre en la consulta.

Todos estos comportamientos son absolutamente normales en niñas, niños y adolescentes ante un fenómeno natural de la magnitud que se presentó. Incluso pueden tener pesadillas, volverse introvertidos o agresivos, quejarse de dolor de estómago o cabeza, tener náuseas y cansancio sin causa aparente. Afortunadamente, el niño y las personas adolescentes de nuestras historias tuvieron a su alcance apoyo emocional e incluso terapia floral, una terapia alternativa muy eficaz consistente en la toma de tinturas elaboradas a base de flores mediante procedimientos homeopáticos.

Sin embargo, aún sin ello, contamos con un “paquete propio de ayuda”, del cual niñas, niños y adolescentes no son excepción, que puede ser activado para sobreponerse y enfrentar cualquier adversidad. ¿Qué se requiere para poder activar este “paquete propio”? El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF realiza las siguientes recomendaciones:

  • Escuche lo que quieran contarle sobre el terremoto, aunque sea doloroso; reconozca y valide sus miedos y preocupaciones. Puede usted decir con sinceridad “entiendo lo que sientes, es normal, todos lo sentimos”.
  • Aunque necesite atender a otras necesidades, tome el tiempo para reconfortarles y darles cariño. Para ello ayudan los abrazos, contar o leer cuentos y jugar[1]. Así volverán a sentir confianza y calma.
  • Confírmeles que ahora pueden estar seguros.
  • Elogie las fortalezas de sus niñas y niños, como por ejemplo sus muestras de valor ante lo vivido, su compasión y apoyo hacia otras personas.
  • Enséñeles cómo protegerse de futuros terremotos. Las niñas y niños podrían tener miedo de futuro temblores; hablar de cómo van a protegerse como familia puede tranquilizarles.
  • Involúcrelos en las acciones de la familia para mantenerse seguros. Tienen derecho a participar, pueden dar sugerencias e ideas valiosas.
  • Busque el apoyo de una maestra o maestro, trabajadora o trabajador social o de salud, si su hija o hijo manifiesta problemas más severos.

Niñas, niños y adolescentes no fueron ni son ajenos a la vivencia de la emergencia, pueden sobreponerse y re-crear sus vidas con la fuerza personal y el apoyo de su familia y comunidad, como partes valiosas e integrantes de ellas.

-0-0-0-

María Cristina Salazar Acevedo

Encargada de Despacho de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Local de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Oaxaca

[1] Además de donar víveres, medicamentos o enseres, puedes donar juguetes o cuentos