No sé si se hayan percatado que a cada instante hacemos un montón de cosas sin darnos cuenta que las hacemos. Por ejemplo, el corazón late y nunca nos preocupamos de que lo haga. A este órgano, el más importante, nunca lo tomamos en cuenta y de ahí depende nuestra vida. Sólo nos acordamos de él de vez en cuando: que nuestro corazón late.
Parece que nuestra vida se reduce a ojos simplemente. Si podemos ver el nuevo día, quiere decir que estamos vivos y lo demás no nos importa. Dejamos que el corazón funcione por su cuenta, que los pulmones respiren solos, que los párpados se abran y se cierren sin que nadie se los ordene y que la nariz huela cuando no nos conviene que lo haga.
Desde hace siglos, los médicos se dedican a averiguar por qué late el corazón. Por su parte, los gramáticos interpretan las razones de que exista en modo subjuntivo. A éstos los usamos todos los días sin gobernarlos.
Tampoco sabemos por qué hablamos como hablamos. A veces hablamos más de la cuenta porque es muy difícil ponerle un freno a nuestra boca.
Los científicos del cuerpo humano han averiguado por qué nos salen granos en nuestro cuerpo. Los científicos de la palabra intentan saber por qué pronunciamos una oración subordinada o yuxtapuesta.
No sabemos qué ha pasado por nuestra cabeza para que elijamos cierta construcción y no otra. Cómo funciona el arsenal de sufijos que hemos creado con una especialización tan certera.
Todos nosotros para comunicarnos utilizamos palabras, sílabas, letras, narraciones. El escritor, el poeta, el narrador, el cuentista, todos emplean el mismo idioma, me refiero al español, y pongo de ejemplo a Octavio paz, a Pablo Neruda, a José Agustín, cada uno de estos son diferentes, emplean el mismo idioma, pero lo codifican de manera diferente.
Me gustaría que alguien me dijera por qué cada uno de estos escritores que utilizan el mismo lenguaje lo escriben de manera diferente. ¿A que se debe esa variante, a los libros leídos, a la preparación, a los estudios o a los no estudios cuando se dice que se estudió?
Por más que pienso, por más que he leído para encontrar una respuesta a esta pregunta, llegó a la conclusión que la lengua es de todos, que las palabras son de todos pero no todos podemos resolver igual una pregunta o una respuesta en el mismo orden de las palabras. Cada quien puede tener las mismas palabras pero armar el rompecabezas en diferente forma.
Hay lenguajes que están armados de una forma constante, hay otros que tienen proporción y otros más, que tienen un hilo conductor que hacen de la ilación algo brillante y espectacular.
En qué consiste que unos utilicen las palabras pero que expresen las más grises, las más opacas, mientras que otros pueden utilizar las mismas palabras pero en diferente posición y al mismo relato le dan brillantez, profundidad, emoción. ¡Me gustaría saber!
Me llaman la atención aquellas personas que tienen un gran conocimiento de la gramática sin saber que la sabían, algo así como el no darse cuenta que el corazón late y hace circular por las venas miles de litros de sabiduría involuntaria llena de glóbulos rojos. ¡Me gustaría saber!
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