En vísperas del arribo del tercer Papa que visita México, el horror volvió al País. Ayer se abrió una nueva crisis de seguridad con saldo de 49 muertos, 12 heridos y la evidencia, otra vez, de que el sistema penitenciario está en manos del crimen.
La matanza, la mayor en la historia, tuvo como detonante el presunto intento de fuga de Jorge Hernández Cantú, “El Comandante Credo”, miembro del cártel del Golfo.
Este narco intentaba huir de la cárcel, pero en su fuga, siempre según versiones no oficiales, fue sorprendido y asesinado por sus adversarios, dirigidos por Juan Pedro Zaldívar Arias, “El Z-27”, un secuestrador que recientemente llegó a esa cárcel.
El miércoles próximo está programada la visita del Papa al penal de Ciudad Juárez.
La tragedia y la política
El terrible motín convocó a cientos de familiares de los presos ante la puerta de Topo Chico. La incapacidad de las autoridades para explicar lo sucedido prendió otro incendio. Padres, madres, hermanos e hijos de los presos empezaron a golpear las vallas del penal y lanzar objetos.
El gobernador Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, tiene en el motín su mayor desafío. No sólo el penal depende de su administración, sino que su discurso antinarco tendrá que demostrar ahora su verdadero alcance. Ayer, la Oposición criticó duramente su actuación durante la crisis. El resultado final que registre éste eveneto tendrá trascendencia nacional.
Vanguardia
