Ayer en medio de la crispación producida por terremotos y ciclones se celebro una fecha emblemática en muchos sentidos; el 11 de septiembre es una fecha para recordar, un día como ayer en el pasado reciente Al Qaeda realizó el más audaz y destructivo atentado terrorista de la historia que cambio el rostro del mundo; en nuestro país, un 11 de septiembre de 1988 en su madrugada se califico la más cuestionada elección presidencial, la de Carlos Salinas de Gortari; un 11 de septiembre de 1971 se celebro el Concierto de Avándaro, el “Woodstock a la mexicana” le llaman algunos, irrepetible homenaje a la vida, el amor libre, la música psicodélica, las drogas experimentales, la ecología, las artes.
Y también un 11 de septiembre de 1973 ocurrió el golpe de estado en Chile que termino con el Gobierno de Salvador Allende; sobre aquellos momentos tan intensos, que el tiempo sabio ha ido aclarando y poniendo a los actores en el lugar que les corresponde, hace 15 años conversamos –para “Sin Censura” de la Televisión de los Oaxaqueños – con Patricio Sepúlveda un muy respetable y admirado historiador, investigador, maestro del ITAM, que vivió aquel día y los siguientes en su natal Santiago de Chile, hasta que, refugiado en la Embajada de México pudo viajar a la que, con emoción llama su segunda patria. Les comparto algunos fragmentos de aquella inolvidable charla, con Patricio maestro y ejemplo de dos de mis conciencias críticas:
“El Presidente es avisado hacia el final de la cena, es decir ya hacia la medianoche de que hay movimientos extraños el Valparaíso, porque el primer lugar donde surge el golpe es en la marinería y el Presidente acepta el reto de encontrarse con la historia, como un hombre, que como él lo dijo, no era un mártir, pero estaba dispuesto a defender al pueblo y a su gobierno de Unidad Popular con su vida…en lo personal yo estaba haciendo en ese momento una maestría en economía del trabajo, teníamos muchas deficiencias teóricas, la idea era aprender, aprender caminos que no habíamos recorrido en su conocimiento, ese día al dirigirme a la Central Única de Trabajadores, donde se estaban dando los cursos me encontré con el golpe”…
“!Fue dramático! ¡fue dramático! era la movilización de un ejército completo en contra de su propio pueblo…porque los quiebres en las fuerzas armadas fueron mínimos y le costaron la vida y la libertad a unos cuantos centenares de militares, aviadores, marinos…pero la sociedad chilena fue derrotada rápidamente, la única resistencia realmente significativa fue la que realizó el Presidente Allende en la Moneda y para derrotar a un puñado de no más de treinta hombres, tuvieron que bombardear con la aviación la Moneda, hecho también dramático y terrible, porque los que estaban llamados a proteger al conjunto de los chilenos, atacaron a una parte importante de la ciudadanía chilena incluido su presidente, era violar toda norma de convivencia civilizada y establecer la violencia como la forma de relación de ahí en adelante. Como la vivió dramáticamente el pueblo chileno durante diecisiete años y medio de dictadura de Pinochet…eso es lo que ocurrió ese 11 de Septiembre”.
Aquella noche de la entrevista, al recordar con Patricio las últimas palabras de Allende “sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, se abrirán la grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor ¡viva Chile! ¡viva el pueblo! ¡vivan los trabajadores!”, se hizo un emotivo silencio, a Patricio se le humedecieron los ojos, respiro profundo, -me pregunte cuantas emociones de agolpaban en su mente- y continuo “esa son las últimas palabras del Presidente Allende, yo las escuche y la verdad es que no tuve conciencia en ese momento de su significado, yo estaba convencido de que la Unidad Popular era un proyecto que valía la pena, por el cual podría valer la pena hasta dar la vida”.
“Solo el destino permitió que yo esté aquí, el golpe militar fue demoledor, la perdida de los sueños y las esperanzas es siempre devastador para un ser humano, con el tiempo he entendido de que una parte de la Democracia Cristiana y de la derecha chilena deben haber sentido lo mismo que sentí yo después del golpe de estado, esa sensación de derrumbe interno…porque el exilio es siempre doloroso, es ¡dramático! Para quien lo vive, tenían razón los griegos cuando condenaban al ostracismo, hay un gran sentido de perdida cuando uno es imposibilitado de volver su país…!algunos fuimos afortunados!”. Concluyó.
Pará mí, por identidad con las causas populares y porque aquel 11 de septiembre celebraba mis 24 primaveras, el golpe de Estado contra el Gobierno de la Unidad Popular es emblemático; Mario Benedetti, el juglar del amor y el desamor que son razones de vida le escribió a Salvador Allende “Para matar al hombre de la paz, tuvieron que desatar la guerra turbia, para vencer al hombre de la paz y acallar su voz modesta y taladrante, tuvieron que empujar el terror hasta el abismo y matar más para seguir matando, para vencer al hombre de la paz tuvieron que afiliarse para siempre con la muerte, matar y matar más para seguir matando y condenarse a la blindada soledad…para matar al hombre que era un pueblo…tuvieron que quedarse sin el pueblo”.
Pasan los años, sismos y cataclismos y la figura de Allende no deja de cautivar. Quizá porque en medio de la mediocridad política que padecen los países, su figura de líder digno y valeroso contrasta con el crudo pragmatismo de Tirios y Troyanos. Ya sea en Chile, Brasil, Venezuela, Nicaragua o México y tantas otras naciones víctimas de la ambición de sus malogrados políticos y aliados.
Allende representa el horizonte al cual el congruente gobernante de izquierda siempre debe aspirar. Allende como individuo, no exento de debilidades y contradicciones, nunca perdió la convicción de luchar por la gran causa del hombre. Firme hasta el final, llevamos siempre en el transitar de nuestras batallas su última consigna “Mucho más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?.
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh.