En México una tercera parte de la población, es decir 36.2 millones de personas, tiene entre 12 y 29 años, situación que no puede desaprovecharse ni se debe permitir su exclusión del goce de derechos y oportunidades.
Ambos institutos nacionales reconocieron que datos del último Censo de Población y Vivienda 2010 reflejan que 52.4 por ciento de los integrantes de ese grupo cuentan sólo con estudios de secundaria, comerciales o menos.
La educación y el acceso al trabajo no son únicamente herramientas para el desarrollo individual, también son mecanismos de integración social dentro de los que se aprenden y reformulan valores compartidos y se tejen lazos de solidaridad y confianza que favorecen el progreso.
Por ello la integración social debe partir del reconocimiento irrestricto de todas las personas sin importar edad, características físicas, formas de vestir o pensar, porque de otro modo la igualdad y la inclusión están condenadas al fracaso, con consecuencias negativas que afectan al país.
Se recordó que 36 por ciento de la población consideran que las y los jóvenes que no estudian ni trabajan “porque no quieren”, además de que una de cada tres personas llama a la policía cuando ve muchos jóvenes juntos en una esquina.
Según esas instituciones, esa actitud refleja prejuicio sin razón justificable hacia la juventud, que al ser excluida renuncia a su presente y a su futuro.
Los organismos mencionaron que los más de 36 millones de jóvenes son el presente de una generación que tiene la misión histórica de generar oportunidades para México, por tanto no se debe desistir en la búsqueda de acciones para que alcancen sus sueños.
Milenio