Más de 215 millones de niños en todo el mundo trabajan para sobrevivir

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Unos 215 millones de niños siguen siendo víctimas del trabajo infantil en todo el mundo. De éstos, 153 millones tienen entre 5 y 14 años, y de los cuales 53 millones realizan labores catalogadas como «peligrosas».

 

Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dichas cifras reflejan entre 2000 y 2008 un descenso de un 30% en las peores formas de explotación infantil entre menores de 15 años. Sin embargo, el ritmo de caída se hace menos intenso entre 2004 y 2008, según denuncia la OIT. «La crisis afecta a los niños», afirma Joaquín Nieto, responsable de esta organización en España. Mientras que el trabajo infantil entre las niñas se ha visto reducido considerablemente, las labores peligrosas entre los jóvenes de 15 a 17 años han aumentado desde 2008.

Algunas «peores formas de trabajo» que hoy día sufren casi diez millones de niños son la lucha militar en guerras, la trata de menores, la prostitución o el uso e infantes como «correos de la droga». Además, otras labores calificadas como «peores» son la esclavitud, la servidumbre (en la que están sumergidos casi 6 millones de muchachos), el trabajo forzoso u obligatorio, la pornografía o el uso de infantes como peones de labores en la que su salud o su seguridad corren peligro. De todos los niños involucrados en estas formas de trabajo, el 90 por ciento están dedicados a la realización de «trabajos peligrosos». Los convenios internacionales, como primera medida para paliar esta lacra, reclaman que ningún niño menor de 18 años pueda dedicarse a dichas ocupaciones.

Mientras, el trabajo «doméstico», predominante en las zonas rurales o economías informales, afecta a 15,5 millones de menores, la mayoría de ellos niñas sin posibilidad de alfabetización.

Educación para salir de la pobreza

En este sentido, la educación de convierte en un factor clave para erradicar el trabajo infantil. Tal y como sugiere el informe de la OIT, «al privar a los niños de que se eduquen y se formen, se les condena a permanecer sin calificación alguna y, por tanto, se perpetúa la pobreza en la sociedad». Según la organización, solo seis de cada diez Estados que han establecido la edad mínima laboral y la edad máxima escolar han armonizado estas dos situaciones. En muchos países, por tanto, se comienza a trabajar antes de haber terminado los estudios.

De los 163 Estados miembros que han ratificado el Convenio de la OIT número 138 -que establece la edad mínima laboral-, 73 países han implantado el mínimo en 15 años, 41 en 16 años y 49 en 14 años.

Aunque las medidas legislativas contra los trabajos peligrosos, la trata infantil, la explotación sexual o el reclutamiento de los niños soldado (no así su reinserción social) han aumentado en muchos países, la OIT considera que aún queda mucho por conseguir. Según el director general de esta entidad, Juan Somavia, «no hay lugar para la complacencia cuando 215 millones de niños siguen trabajando para sobrevivir».

Zonas geofráficas

El mayor grupo de niños explotados laboralmente se halla en Asia y el Pacífico (113,6 millones), seguida por África Subsahariana (65,1 millones) y América Latina y Caribe (14,1 millones). En términos relativos, el trabajo infantil es más frecuente en África, donde trabajan uno de cada cuatro niños y adolescentes, frente a los uno de cada ocho que lo hacen en la zona asiática. El 60% de todo el trabajo infantil se desarrolla en el campo.

Pese al gran número de países que han ratificado los convenios de la OIT, una gran parte de la población mundial no puede beneficiarse de ellos, ya que algunos de los países más poblados no los han ratificado.

Por su parte, según señala Joaquín Nieto, «en los países industrializados se ha conseguido erradicar prácticamente la explotación laboral en menores de 15 años», ya que «las multinacionales han reducido sensiblemente» el trabajo infantil.

ABC