Como premio a su dedicación, interés y gusto por la ciencia, el comité de nomenclatura y honor del equipo Curiosity de la NASA, decidió denominar una montaña de la superficie de Marte con el nombre de un ilustre mexicano quien falleciera por Covid-19, existiendo ahora un lugar marciano mexicano que honra la vida del Dr. Rafael Navarro González, quien fue biólogo, químico y astro biólogo mexicano y fundara el Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM con el apoyo del CONACyT en 1994 y fuese también coinventor del laboratorio Sample Analisis an Mars que analiza la química de suelos, aire y rocas en Marte y utilizó para reconocer compuestos orgánicos antiguos marcianos
La montaña Rafael Navarro está ubicada en Marte al noreste del célebre cráter Gale cerca del Monte Sharp donde trabaja el robot de exploración Curiosity que llego a Marte en 2019, una región del planeta rojo rica en arcillas y “tierras” que más minerales y sulfatos tiene, sustancias que pueden ayudar a los científicos a explicarse los cambios de clima y de la superficie de Marte que le llevaron a perder su abundante agua hace miles de millones de años, así como entender las posibilidades de que haya existido alguna forma de vida marciana, porque si bien sabemos actualmente no existen marcianos inteligentes que pudieran vivir en su planeta o venir a la tierra a bailar el “Ricachà”, como dice la canción: Los marcianos llegaron ya y llegaron bailando Ricachà, no cha cha chà que es lo que se bailaba en la Tierra el siglo pasado cuando todavía se creía podría haber una civilización inteligente de marcianos que pudieran invadir la Tierra, como sucede en la novela de H. G. Wells, “La Guerra de los Mundos”, cierto es que ahora gracias al trabajo científico, entrega e inspiración del Dr. Rafael Navarro González, aparece en los mapas de Marte un territorio mexicano, una montaña marciana mexicana así denominada en reconocimiento y honor a un científico mexicano quien gracias a su trabajo logró trascender el paupérrimo apoyo que siempre le ha negado el gobierno y sociedad a los científicos y ciencia, porque viviendo en un país que privilegia el folklore, arte, artesanías y en general la cultura humanista, la mayoría de personas y en especial este gobierno, desprecian o descalifican a la ciencia, en principio porque hay únicamente dos clases de intelectos: los que entienden matemáticas y los que no, y como son mucho más los que no entienden matemáticas y hasta se enorgullecen de su ignorancia, es difícil que los estudiantes se interesen en ser científicos, porque saben en México y más en Oaxaca,, serán unos seres raros, extraños, desadaptados, interesados en el conocimiento científico y no en lo que vulgar y ordinario que todos saben y privilegian y que, no obstante, los pocos que si se interesan y tienen gusto por entender a la naturaleza y transformar gracias a la tecnología, quienes lo logran y trascienden como el Dr. Rafael Navarro Gonzales, pueden incluso tener la extraordinaria y maravillosa distinción de llevar su nombre a otro planeta, un mexicano marciano.