La Oposición y el oficialismo de Ecuador prevén movilizarse por tercer día consecutivo en torno a un controvertido proyecto del Gobierno para la redistribución de la riqueza, que aumentará los impuestos a las herencias.
Las protestas de la Oposición, que en Quito reúnen principalmente a manifestantes de clase media y alta, son tildadas por el partido del Presidente Rafael Correa como intentos de desestabilización.
“Cualquier pretexto lo van a seguir usando porque ellos (los opositores) sí tienen un guión de calentamiento de calles y de intentar desestabilización, que no lo van a lograr”, advirtió Doris Soliz, secretaría ejecutiva del movimiento en el poder, Alianza País (AP).
Los llamados a las concentraciones contra Correa, como el del legislador opositor Andrés Páez, circulan por las redes sociales. El diputado promueve una protesta contra el abuso a partir de las 22:00 (hora local) cerca de la sede de AP, en el norte de Quito.
La Oposición, agregó Páez, además reclamará en otras ciudades, como en Guayaquil (suroeste) y la andina Cuenca (sur), las principales del país.
De su lado, el oficialismo citó a través de la red social Twitter a sus partidarios a manifestarse a favor del Gobierno.
“Todos hoy en la tribuna de los Shyris (donde está la sede en Quito) porque tenemos # MasDe1000Razones para continuar con el proceso revolucionario”.
El lunes y martes manifestantes que aseguran haberse autoconvocado se concentraron frente a la sede del oficialismo en Quito para gritar: “Fuera Correa, fuera”, mientras simpatizantes del Gobierno se agolparon cerca de allí para arengar a favor del Mandatario. La Policía debió intervenir para separar a los bandos. No se informó sobre detenidos o heridos de consideración.
El viernes, Correa propuso al Congreso, controlado por el oficialismo, gravar los patrimonios heredados superiores a 35 mil 400 dólares de forma progresiva, es decir, que a mayor legado mayor impuesto.
En la actualidad, los herederos pagan tributos progresivos a partir de los 68 mil 800 dólares. La iniciativa, que deberá ser votada en julio, prevé varias exenciones.
Por ejemplo, tres hijos que se repartan una herencia de un millón de dólares -excluida vivienda- pagarán al fisco cada uno 47 mil 268 dólares, según una tabla de cálculo elaborada por el Gobierno.
Sectores empresariales, alcaldes y personas de clase media y alta se oponen al proyecto por considerar que representa un castigo al éxito económico y al patrimonio familiar.
“El país perdió el miedo y siente que es legítimo hacer una protesta (…) La gente siente que le están metiendo la mano en los bolsillos”, dijo Páez a la prensa.
Líderes opositores como los alcaldes de Quito y Guayaquil, Mauricio Rodas y Jaime Nebot, respectivamente, se sumaron al rechazo al alza del tributo.
Correa, que reivindica haber sacado de la pobreza a 1.3 millones de personas en ocho años de Gobierno, defiende la iniciativa como parte de su lucha para redistribuir la riqueza y democratizar la propiedad, y niega que las nuevas cargas vayan a afectar a los más pobres o a la clase media.
Tres de cada mil ecuatorianos reciben una herencia cada año y tres de cada 100 mil reciben un patrimonio mayor a 50 mil dólares, según el Gobierno.
Entre 2010 y 2014, sólo cinco (personas) de los 16 millones de ecuatorianos heredaron más de un millón de dólares, de acuerdo con Correa.
“La ley de herencias está diseñada para el sector más alto de la sociedad, para el 0.1 por ciento más rico de la sociedad (…) El 98 por ciento de ecuatorianos no va a pagar un centavo”, insistió de su lado el Ministro de Política Económica, Patricio Rivera.
Pero la Oposición esgrime otros argumentos. Siete de cada diez empresas de Quito son de estructura familiar y la propuesta del Gobierno: “podría afectar a miles de familias en su aspiración de prosperar”, advirtió Rodas.
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