En medio de éxitos políticos de Miguel Ángel Mancera, Andrés Manuel López Obrador ha decidido abrir una zona de guerra contra el jefe de Gobierno capitalino. Y más que el 2018 en el DF, la preocupación del tabasqueño radica en el 2018 presidencial.
Pero la ofensiva de López Obrador a propósito de las empresas de fotomultas se le ha revertido por las irregularidades del tabasqueño en contratos que él le dio durante su gestión capitalina.
Y sin afanes de venganza, Mancera tiene la obligación política de desclasificar los contratos de construcción de los segundos pisos en el periodo 2000-2005 porque López Obrador, en un acto de opacidad hipócrita, ordenó mantener sellados y en secreto.
Los contratos de construcción de obra de los segundos pisos construyeron alianzas políticas que engordaron el cochinito electoral de López Obrador para financiar desde entonces sus campañas políticas. Y no debe olvidarse que los invitados principales a las inauguraciones de los segundos pisos fueron la crema y nata del empresariado nacional, entre ellos, por cierto, Emilio Azcárraga Jean.
Así como transparentó la indagación de los errores y corruptelas de la línea 12 del Metro que tiene a Marcelo Ebrard en el autoexilio para no entregar cuentas ni asumir sus propias responsabilidades, de la misma manera Mancera estaría obligado a desclasificar la información de los segundos pisos que López Obrador puso a resguardo secreto para ocultar irregularidades y complicidades.
Por lo demás, el asunto de la empresa de las fotomultas ha querido inflarse políticamente a pesar de que Mancera ha defendido su necesidad abiertamente y sin expedientes secretos, y por los primeros datos habrá algunas reconsideraciones más por la protesta social que por las puyas de López Obrador.
Si en el trato formal no existen fricciones, en lo político López Obrador está preocupado por el avance de Mancera en el espacio político-electoral con miras del 2018. La gran victoria que representó la reforma política borró de golpe las gestiones de Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador y Ebrard porque dio un paso hacia la transformación del DF en entidad federativa.
Y en materia de gobierno, Mancera ha construido más programas asistencialistas que también superaron el enfoque electoralista del PRD en la política social. A mediados de su sexenio, Mancera aparece mejor posicionado que Cárdenas, López Obrador y Ebrard en tiempos similares comparativos.
De ahí que López Obrador haya tenido que echar mano a su estilo insidioso –“con todo respeto”– no para presentar pruebas de irregularidades sino para insinuar como forma de desprestigiar.
Por eso el caso de las empresas de fotomultas podría ser la oportunidad para que Mancera dé otra muestra de su estilo no cómplice de trabajar políticamente, así como no protegió a Ebrard en el caso de la Línea 12 a pesar de su apoyo en la candidatura del 2012 al GDF.
Y Mancera no debería contestarle a López Obrador con insinuaciones sino con la apertura de los expedientes de construcción de los segundos pisos que López Obrador mandó a la opacidad oficial para ocultar irregularidades y complicidades. Esos expedientes podrían probar que la “honestidad valiente” de López Obrador fue simple y sencillamente una demagogia que atrapó a ciudadanos incautos.
Al final, la transparencia es una de las exigencias de la sociedad hacia el 2018, cansada ya de políticos que esconden sus corruptelas debajo de la alfombra del poder.
Sólo para sus ojos:
- Mañana viernes se despejará la duda sobre el caso Moreira en España. El PRI confía en libertad bajo fianza, pero la presión en España es mantenerlo en prisión.
- Se enreda caso Sinaloa. Lo que falta por saber es si David López, exvocero presidencial, ya se enojó con su exjefe por no designarlo candidato por dedazo o si habrá dedazo sorpresivo a su favor. Por lo pronto en el PRI de Beltrones ven mal el activismo de López.
- En Puebla parece que las cosas serán tranquilas para el gobernador Moreno Valle porque la senadora priísta Blanca Alcalá era la más débil. Y el PRI poblano sigue arrastrando los negativos del caso Mario Marín. Más aún, el PAN podría ganar la gubernatura sin el PRD.
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