El chavismo recibió ayer dos golpes de consideración, de esos que dejan a los boxeadores tambaleándose sobre el ring. El primero, en forma de encuesta, impactó directamente en la mandíbula política de Nicolás Maduro: el 79,5% de los venezolanos considera que la situación de su país es negativa.
El segundo resultó un gancho al espíritu de la revolución, que se autocalifica de “humanista”: la organización Human Rights Watch denunció que las fuerzas del orden “han golpeado brutalmente y disparado a quemarropa a manifestantes que no estaban armados” durante los tres meses de protestas.
El sondeo, realizado por Datanálisis, una de las firmas más prestigiosas del país, revela varios detalles muy interesantes de la actual fotografía sociológica de Venezuela, incluida una gran sorpresa: la mitad de los seguidores chavistas consultados también sostienen que el país va mal,una percepción que se eleva hasta el 96,9% entre los opositores.
“Es obvio el porqué. El deterioro de la calidad de vida es dramático”, enfatizó Luis Vicente León, presidente de la encuestadora.
El gran culpable de este vuelco en el estado de opinión es la escasez y el desabastecimiento de alimentos, que se convirtieron en el principal problema del país para el 32,5% de los preguntados, superando incluso a la inseguridad (23,5%), pese a que Venezuela es el segundo país más violento del planeta.
El impacto es de tal calibre que el “hijo de Chávez” perdió casi 15 puntos en el examen a su gestión: el 59,2% del país lo reprueba, frente al 44,6% que lo hacía en noviembre pasado, antes de las elecciones municipales, según publicó el diario El Universal. En mayo de 2013, pocas semanas después de acceder al poder, Maduro sólo era valorado negativamente por el 43% de los ciudadanos.
Para casi el mismo grupo de gente, el 59,1%, el presidente no debería permanecer al frente del país hasta 2019, cuando acaba su mandato constitucional. Para el 39%, debería culminar su gobierno este mismo año; para el 20,1%, tendría que ser removido en 2016, a través de un referéndum revocatorio. Sólo el 9,6% apuesta porque sea reelegido por seis años más.
Las constantes colas que sufren los venezolanos para conseguir productos básicos fueron definitivas para el resultado de esta encuesta, aunque el propio León incide en lo que viene siendo el principal problema de Venezuela durante el chavismo: la violencia. “La inseguridad está desbordada, llegando a niveles emocionalmente insoportables. Es un horror, pero nuestra división más perversa no es política, sino esa que se refleja en el hecho de que un joven de un barrio [clases populares] tiene una esperanza de vida casi una década menor que la de uno de urbanización [clase media]”, dijo el presidente de Datanálisis.
Una violencia que no conoce sus límites: un escolta del propio presidente Maduro fue tiroteado en su vehículo. Una víctima más, entre las 33 del pasado fin de semana. Sólo durante el primer trimestre de este año se registraron 4680 homicidios.
Como si el país hubiera esperado para saber qué piensa de sí mismo, y tras dos semanas de calma, ayer se reprodujeron incidentes en universidades de Guayana y Táchira, bastión del antichavismo. En San Cristóbal llovieron los pupitres escolares contra los guardias.
La respuesta policial volvió a ser contundente para algunos, desmedida para los estudiantes afectados. Según el informe de Human Rights Watch, hecho público ayer, las fuerzas del orden recurrieron al uso ilegítimo de la fuerza contra los manifestantes antigubernamentales y “numerosos detenidos también fueron sometidos a graves abusos físicos y psicológicos, incluidas torturas en algunos casos”.
La ONG también destacó que “los funcionarios judiciales no velaron porque se garantizaran los derechos al debido proceso” de los detenidos.
La voz de José Miguel Vivanco, director para las Américas de la ONG, se levantó clara y rotunda ante la “magnitud de las violaciones de derechos humanos que documentamos y la participación de las fuerzas de seguridad y funcionarios judiciales en estos delitos, que demuestran que no se trata de incidentes aislados ni de algunos excesos de agentes insubordinados”.
“Por el contrario, forman parte de un patrón alarmante de abusos que representa la crisis más grave que hemos presenciado en Venezuela en años”, agregó Vivanco.
Del editor: qué significa. Maduro deberá revisar su estilo de gobierno para que los cinco años de mandato que aún le quedan no se conviertan en un calvario para todo el país.
Agencias