En más de la mitad del país el cártel de Los
Sin embargo, la muerte de líderes y captura de operadores ha provocado fracturas en las dos organizaciones, por lo que han perdido parte del territorio que controlaban anteriormente.
Hace cuatro años el cártel de Sinaloa, que encabezan Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, tenía presencia en 23 entidades. Ahora sólo en 16, una menos que Los Zetas (en algunas plazas pelean el dominio).
En el mapa se detalla que Los Zetas, que lidera Heriberto Lazcano, El Lazca, mantienen presencia en Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas, DF, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo.
Cuitláhuac Salinas explicó que hay muchos puntos del país donde los cárteles coexisten; incluso hay varias organizaciones que en el mapa todavía no están planteadas por la trascendencia que tienen a veces, pues sólo operan a escala local.
La cartografía sólo muestra las áreas donde operan los cárteles de Juárez, La Familia michoacana, Los caballeros templarios, los Beltrán Leyva, de Sinaloa o del Pacífico, de Tijuana y del Golfo, porque son los más poderosos.
Los Zetas opera primordialmente en el Golfo de México y en la zona sur del territorio nacional bajo una estructura piramidal.
Mientras que el cártel del Golfo es una estructura más pequeña, con una zona de influencia muy localizada en el norte, sobre todo en Tamaulipas, además de Nuevo León y Veracruz.
Por su parte, La Familia michoacana y su escisión, Los caballeros templarios, tiene presencia en Michoacán y zonas de Guanajuato y Estado de México.
Los Beltrán Leyva, uno de los grupos más afectados por las acciones del gobierno federal, tiene zonas muy concretas y limitadas de influencia, como Estado de México, Guerrero, Nayarit y Sinaloa.
En tanto, el grupo de los Arellano Félix o cártel de Tijuana ha sido confinado al norte del país, es decir, a Baja California, pero se trata de una estructura diezmada.
Por lo que hace al cártel de Sinaloa, éste opera en Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sinaloa, Guanajuato, Querétaro, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Quintana Roo, Baja California, Sonora, Jalisco, Colima y Guerrero. En algunas regiones que coexiste con Los Zetas.
Por su parte, el cártel del Golfo, que lidera el ex policía ministerial Jorge Eduardo Costilla, El Coss, controla la mayor parte de Tamaulipas y cuenta con células en Nuevo León y Veracruz.
El cártel de Juárez, liderado por Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, sólo opera parte de Chihuahua, parte de Durango y Sinaloa.
Cifras
Un estudio elaborado por el gobierno federal, denominado “Información sobre el fenómeno delictivo en México”, reveló que hasta agosto de 2010 el cártel de Sinaloa estaba detrás de 84 por ciento de los homicidios (hasta ese momento 19 mil 097) cometidos en el país, ya que su expansión lo había enfrentado con cuatro organizaciones criminales.
El informe detallaba los 28 mil 353 asesinatos ligados al crimen organizado, de los cuales 22 mil 701 tuvieron su origen en siete conflictos, mientras en el resto faltaba por determinar qué organización era la responsable.
Los homicidios, contabilizados entre el 1 de diciembre de 2006 y el 31 de julio de 2010, según el documento, se concentraron en 162 de los 2 mil 456 municipios.
La lucha más sangrienta se ha dado en Chihuahua, Durango y partes de Sinaloa, donde las células El Chapo Guzmán se enfrentan con el cártel de Juárez, “producto de antiguas rivalidades y traiciones” y el control de Ciudad Juárez, estratégico puerto de salida de droga hacia Estados Unidos.
La pelea entre ambos bandos generó hasta esa fecha 8 mil 236 homicidios, la mayor parte en Chihuahua, lo que representan 36 por ciento de las ejecuciones en el territorio nacional.
Las organizaciones criminales que nacieron y se desarrollaron hace 15 o 20 años tenían estructuras horizontales, con un solo líder que comandaba a la organización. Esta cabeza se encargaba de organizar el transporte, venta, actividades económicas y cooptación de policías y autoridades de todos los niveles. Ahora ya no es así.
Según la SIEDO, dichos cárteles son vistos hoy como estructuras empresariales, dedicadas a determinadas funciones. Cada integrante tiene un cargo específico que ordena un mando piramidal.
Normalmente las estructuras inferiores no conocen a las superiores. Eso ha traído problemas a la PGR. Lo anterior porque, para integrar sus casos, a veces hay dificultades para vincular a los jefes con los coautores del delito.
Es decir, se puede detener una infinidad de células y sicarios, pero lo más probable es que los gatilleros nunca hayan tenido contacto con los jefes superiores.
Agencias