“No desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo”.
Giulio Andreotti
Tras una campaña política que pareció eterna y una jornada electoral histórica, los mexicanos sorteamos uno de los procesos electorales más singulares y relevantes de la historia del país. Los resultados de la elección del 1ro de julio y sus consecuencias, cambiaron de manera profunda el sistema político mexicano, y es que con el arrollador triunfo de MORENA (Bueno, de Andrés Manuel López Obrador y todo aquel quien se haya cobijado bajo su candidatura), existe un cambio sustancial en nuestro sistema de partidos, dejando a los partidos políticos tradicionales en uno de los momentos más difíciles de su historia.
Desde la década de los ochentas, específicamente desde 1988, tres fuerzas políticas habían venido definiendo el sistema electoral en México, cada uno con una postura ideológica definida y fácil de identificar: Derecha, Centro e Izquierda. De esta manera el PRI, el PAN y el PRD se habían transformado en los últimos 30 años en las opciones más elegidas entre el electorado mexicano, eran los partidos que a más mexicanos gobernaban. Pero, tras el triunfo de Andrés Manuel y MORENA, todo cambia. Las opciones electorales ya no serán las mismas, tomando en cuenta los resultados de las elecciones y el impacto en todos los partidos políticos.
El PRI, que obtuvo la peor votación de su historia en una elección presidencial con solo 7 millones 676 mil votos, alcanzando apenas el 13.5% de las preferencias, se enfrenta a un gran reto tras la tremenda derrota. Se sitúa como la quinta fuerza política en el Congreso Federal, perdió la mayoría de los municipios importantes del país y aunque aún tiene 12 gubernaturas, sus gobernadores no contarán con el apoyo de sus congresos locales, ni de sus gobiernos municipales, en lo que les queda de gestión. Ha sido tal la derrota del tricolor, que incluso se habla de cambiarle el nombre o de refundarlo, como marca electoral al menos. Podríamos asegurar que el PRI deja Los Pinos por segunda vez, en el peor momento de su historia como partido.
El PAN, que aunque quedó en segundo lugar obteniendo 9 millones 995 mil votos, un 17.6% de la votación, no logró superar la votación que obtuvo Josefina Vázquez Mota en 2012. La candidatura de Anaya deja un partido dividido y enfrentado, y aunque parece que el blanquiazul es el referente ideológico contrario a MORENA, su fuerza como oposición dependerá del giro que le den a su problemático proceso de definición de liderazgos internos. Panorama difícil para Acción Nacional.
Y bueno, el PRD que obtuvo solo 1 millón 602 mil votos, ni el 3% de la votación, tiene el peor escenario. La desbandada de perredistas a MORENA, así como los nulos resultados positivos tras la alianza en el Frente por México, ponen al Sol Azteca en una situación de sobrevivencia, en donde no se ven muchos caminos viables, al partido que en otra época fue el referente de la izquierda en México.
Los resultados de la elección, fueron sin duda consecuencia del gran descontento social hacia el PRI y la administración federal actual, pero también muestran la desaprobación hacia los gobiernos federales pasados del PAN que no lograron convencer y la incapacidad del PRD para ser una opción diferente. Ahora los tres pelean por sobrevivir.
Y por último, MORENA, el gran vencedor, cuyo nuevo gobierno entrará con altos números de aprobación y al menos el beneficio de la duda, de muchos mexicanos. Pero veremos cuánto dura la “Luna de Miel” de AMLO; ya que a tan solo unas semanas de la elección, MORENA se ha visto envuelto en diferentes polémicas, sobre todo con la designación de algunos de los futuros funcionarios federales, especialmente el de Manuel Bartlett a Comisión Federal de Electricidad, ícono del tan criticado circulo de Ex Priistas, que tanto le ha costado a MORENA justificar.
En términos electorales, en las próximas elecciones veremos la fuerza de MORENA como partido, compitiendo sin ser oposición, lo cual obliga a cambiar el discurso electoral; además de que no tendrá a su gran activo en la elección, a AMLO como candidato. Veremos si este instituto político puede generar cuadros competitivos, en un partido cuya identidad está profundamente definida por el liderazgo del futuro presidente de México.
Así, en las próximas elecciones con los partidos políticos tradicionales en una profunda crisis, y con un MORENA sin Andrés Manuel de candidato, ¿cuáles serán las opciones electorales para México? ¿Un nuevo partido hegemónico, conjuntado bajo un liderazgo carismático? ¿Un renacimiento de las viejas y gastadas fuerzas políticas del siglo XX? ¿O quizá el nacimiento de un nuevo sistema electoral, donde la participación política desde la ciudadanía sea cada vez mayor?… Eso, solo el tiempo lo dirá.
Lo que sí es seguro es que los partidos políticos en México después del primero de julio de 2018 sufrieron un cambio sustancial, y que de los mexicanos depende si replicamos opciones electorales del pasado o este cambio electoral viene acompañado de un cambio real en la manera en que hacemos política como ciudadanos.
Rodrigo Pacheco Peral
TW: @Pachecoperal