Aunque no lo quieran creer, en este mundo existen poblaciones que todavía respetan la vida, la integridad física de las personas, la propiedad privada, las libertades y toda una lista de valores que en gran parte de nuestro país se han perdido.
La pérdida de valores no es nuevo. Hubo épocas donde los valores estuvieron ausentes del pueblo, salvo una o dos familias que los conservaron. En esos lugares no existió respeto por nada ni por nadie. Los que vivieron ese momento estuvieron dentro del infierno. La gente convivía con auténticos demonios disfrazados de humanos. Todo era perversidad.
Por el ritmo que lleva nuestro país, hacia ese sendero va. Es más, se puede decir que ya hay regiones donde la gente vive en el infierno por las torturas, secuestros, violaciones, asesinatos, injusticias, robos, y lo peor, bajo la complicidad de los poderosos en la economía, en la política, y otros sectores de poder.
La mayoría de los que nacimos en el siglo XX, nos tocó vivir dentro de un país de valores, aunque no dejó de haber sus asegunes. Nos tocó vivir y conocer el respeto, los valores jurídicos y éticos. La educación se impartía en el hogar. También en la escuela, la calle, los medios de comunicación, el trabajo. Como que todos vivíamos en un mundo más ajustado. La mayoría trataba de cuidar su nombre y la de su familia.
Desde luego que había delitos, faltas a la moral, lo que la misma sociedad reprobaba. Esas conductas eran perseguidas eficazmente por la justicia. En cambio hoy, por el volumen de esos hechos, la gente los ve natural y hasta los permite y tolera.
En ninguna otra época de la entidad oaxaqueña nos habíamos visto envueltos en tanta violencia. Todos los días sabemos de asesinatos callejeros. A las redes sociales suben fotografías de los últimos hechos de sangre producto de todo tipo de delincuencia, la oficial y la privada.
Oaxaca está cambiando rápidamente, pero no para bien. Unas regiones tienen más pus que otras, y todo porque nuestros políticos se decidieron por la corrupción antes que curar la enfermedad. Prefirieron dejar a un lado sus escrúpulos que ver por el pueblo.
En este siglo, en el XXI, es cuando con más rapidez se están perdiendo los valores en nuestro país, y por lo mismo se destapó la violencia. Pero no se preocupen, la violencia seguirá creciendo. Lo que hoy vemos, será peor mañana y mucho peor pasado mañana.
Los jóvenes son los que menos valores conservan porque es a quienes más se les ha descuidado en su educación. Si es así, entonces, ¿cómo es que la juventud es la que exige que se detenga la corrupción?
Hace días, el Presidente Peña Nieto, dijo lo siguiente cuando se refería al combate a la corrupción: “en todo caso debe ser parte de la lucha para desterrar prácticas arcaicas que las nuevas generaciones ya no admiten”.
Aquí una pregunta, bueno, varias. ¿Las nuevas generaciones son las que ya no admiten la corrupción? ¿Entonces son los jóvenes los que viven en un país de valores?
Si es así, ¿dónde aprendió la juventud a vivir con más fuerza los valores?
¿Alguien de ustedes ha recibido por parte de nuestros políticos algún mensaje de valor? Si nuestros políticos no nos hablan nada de lo que son los valores, entonces, ¿hacia dónde llevan este país?
No hay que olvidar que los tres niveles de gobierno en nuestro país están integrados, en su mayoría, por jóvenes, y esos jóvenes tienen nuevos valores.
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