Ante la problemática sin resolver que nos abruma, tratemos de relajarnos y demos un espacio a lo que bien vale la pena, como es la noticia del fantástico espectáculo que brindaron los chiquitines mundialmente conocidos como “Los Niños Triquis”, quienes obtuvieron un trofeo más que se agrega a los varios que han ganado a nivel mundial, Campeones de la Copa de Barcelona 2016.
Jean Tulard en la introducción de su libro Napoleón, una de las más completas biografías que han visto la luz, lectura que inicié el domingo recién; escribe una estupenda frase al citar a Mozart al final de la Flauta Mágica, cuando las tropas de Sarastro vencen a los ejércitos de la Reina de la Noche en el templo del Sol, “Es la victoria de la <<Ilustración>> sobre el oscurantismo”, sentenció el profesor de la Universidad de la Sorbona.
Los triquis, esos maravillosos niños que le han dado a México victorias, éxitos, orgullo y alegría por ser triunfadores; responde como analogía a la cita de Tulard al imponer las victorias de su educacion y capacidad deportiva sobre la violencia que todo lo que toca destruye.
39—18 fue el marcador final con el que vencieron al Gravelins de Francia para coronarse campeones. Los chiquitines descalzos dieron el gran espectáculo de la cultura deportiva enseñada magistralmente por su entrenador Sergio Zúñiga, quien después de la victoria señaló que el resultado del juego de los Niños Triquis se debe a la preparación, al aprendizaje, a la enseñanza y al tiempo, nada más y nada menos o lo que es lo mismo: ser maestro, saber enseñar para que los niños puedan aprender y ser triunfadores, eso se llama educación.
Cuauhtémoc al ser apresado e interrogado por Hernán Cortez solamente contestó: “Soy Cuauhtémoc orgulloso de mi raza y de mi estirpe”. Asi son los Niños Triquis , que a pesar de todos los males sembrados en Oaxaca por las diversas fuerzas políticas, han aprendido a ganar porque la formula maestro—alumno, cuando se sabe y se quiere aplicar para bien, da los resultados que los Niños Triquis nos han dado a través de sus juegos y sus victorias.
Los pequeños que son orgullo de México, pertenecen a un pueblo que tener como características principal el ser migrante, no solo por la conflictiva política que ha privado en Oaxaca en varios periodos de su historia, sino por la falta de oportunidades de trabajo, de educación, de extrema pobreza, de expulsiones de territorio por conflictos con otras etnias. De tal y pésima suerte que obligados por las circunstancias han tenido que emigrar y poblar Estados como Baja California, Estado de México, Morelos, incluso han emigrado a Estados Unidos y Canadá desempeñando labores en los campos agrícolas. Sin embargo, estas difíciles situaciones de sobrevivencia no les ha impedido alcanzar sus metas, tal es el caso de los pequeños descalzos.
Varios restaurantes en California pertenecen a migrantes triquis, y en lo académico un triqui pudo matricularse en Harvard y hoy es un alumno brillante, como sus paisanos Los Niños Triquis que lo mismo triunfan en Alemania, Estados Unidos, Francia, y donde quiera que haya una pelota y una cancha de basquetbol, para ganar sin zapatos, esa es la condición que los hace junto con su juego: maravillosos.
Si lo que han hecho estos niños se tuviera en nuestro estado y en resto del país como la gran enseñanza de lo que se puede hacer, de lo que se puede alcanzar y vencer los obstáculos que las granadas puestas en nuestros caminos nos lo impiden; el desarrollo de las comunidades no sería imposible como hasta ahora los es. Todo depende de lo que aspiremos, de lo que aprendamos en nuestras escuelas, de lo que nuestros profesores deseen para sí mismos y sus familias y de que los gobernantes se obliguen y cumplan su compromiso, a fin de llegar a ser como los Niños Triquis: triunfadores.
La respuesta está en nosotros mismos, en cada oaxaqueño, en cada alumno, en cada profesor, en cada trabajador, en cada gobierno, a condición de ponernos de acuerdo. Divididos siempre perderemos a diferencia de los pequeños triquis que siempre ganan porque son un verdadero equipo.
Aprendamos del paradigma triqui haciendo de nuestras vidas nuestra propia cancha de basquetbol con victorias y no violencia.