Este año del 2015 se ha vestido de lujo en lo que a política internacional se refiere. La cátedra en esta materia la han dado cuatro líderes históricos; ellos son el Papa Francisco, Raúl y Fidel Castro y el Presidente Barack Obama. Los tres jefes de estado y el líder histórico de la Revolución Cubana han mantenido una estrecha y larga relación política la cual se inició durante el pontificado del Papa Juan Pablo II, Karol Józef Wojtyła; continuó con el Papa Benedicto XVI, Joseph Aloisius Ratzinger, y se concretó con el Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, al reanudarse las relaciones bilaterales Cuba- Estados Unidos de América, suspendidas por espacio de 50 años al triunfo de la Revolución Cubana.
Estas relaciones se enfrentaron peligrosamente con la Crisis de los Misiles en Octubre de 1962 siendo presidentes de los Estados Unidos John F. Kennedy; Nikita Khrushchev primer ministro de la Unión Soviética y Fidel Castro líder absoluto de la Revolución cubana. Esta crisis se superó merced al uso atinado de la política internacional por parte de los dos líderes de los dos grandes bloques, Khrushchev y Kennedy, quienes, finalmente, llegaron a un acuerdo y los barcos nucleares soviéticos regresaron a casa para seguridad y la paz del mundo; por su parte, Fidel Castro no ocultó su molestia, pero se disciplinó a la decisión del jefe de estado soviético.
Nuevamente, las fricciones entre los Estados Unidos y Cuba se “calentaron,” con “La invasión de Bahía de Cochinos”, operación compuesta por mercenarios estadounidenses y cubanos de Florida la cual fracasó rotundamente merced a la artillería cubana la cual bajó los aviones invasores con artillería de cohetes.
Otra confrontación histórica que hizo mucho ruido a nivel internacional fue la ocurrida a raíz del magnicidio ocurrido en Dallas, Texas, cuando el presidente John F. Kennedy fue abatido, acorde a la versión oficial, por las balas de un francotirador conocido como Lee Harvey Oswald. Fidel Castro fue señalado por sus detractores como el autor intelectual del crimen, aunque nunca se probaron las acusaciones.
Varios fueron los desacuerdos entre los dos países a lo largo de 50 años; muchas las presiones de toda índole contra Cuba, desde la económica, al decretarse el embargo por la mayor parte de los países que guardan relaciones con los Estados Unidos, hasta las políticas las cuales marginaban a Cuba de los principales foros internacionales.
Cuba, por su parte, ha vivido una cruda y dura realidad que ha llevado a la nación a vivir con toda suerte de limitaciones y al margen de todo signo democrático. La dictadura castrista fue y es todavía, el síndrome de Fidel, es decir, “yo soy la democracia”. Sin embargo, las relaciones internacionales manejadas con sabiduría y tersamente como guantes de terciopelo, ha permitido que los líderes implicados hayan ido puliendo aristas como “el manto de Penélope”, hasta llegar el momento de tener la pieza lista, bien tejida, y entonces dar “el gran paso” que han dado juntos, de común acuerdo para la reanudación de relaciones diplomáticas y el establecimiento de las respectivas embajadas.
Hay una anécdota, que por lo que está sucediendo, parece haber sido cierta, se las cuento: “El Papa convino a Fidel Castro para que permitiera una apertura en Cuba. Le dijo – “Abrase al mundo” – Fidel contestó: “No puedo, tengo una pistola amenazando mi cabeza-. El Papa volvió a la carga y dijo- “Si ese es el problema”, yo ayudo a quitar la pistola”.
Las negociaciones continuaron por días, semanas, meses y años; tres papas intervinieron, Barack Obama y los Castro, hasta que por fin, las negociaciones entre estos líderes pasaron a un estadio superior: Reanudación de relaciones diplomáticas y establecimiento de embajadas en ambos países.
Aunque el embargo económico sigue pendiente, pues no es fácil para el presidente Obama saltar la barrera que significa un Congreso adverso a sus decisiones. El no contar con la mayoría congresista es en verdad, una elevada barrera para la política interna y externa del presidente estadounidense. Sin embargo, el gran paso se ha dado, por eso es histórica la participación al igual que la maestría y experiencia de mano tersa del Papa Francisco y sus antecesores.
No se diga del cambio político de los líderes cubanos al tener que implementar para su país, la apertura a un mundo totalmente extraño para su nación, a efecto de que el cambio no afecte estructuras básicas de un proceso y sistema totalmente distinto establecido desde hace 50 años, como es el renglón en la medicina, el académico, la solidaridad y seguridad nacional, la economía y la ausencia de un sistema político democrático.
Los cambios, vendrán con el tiempo, como el cancelar el embargo, las estructuras económicas y políticas obsoletas que detuvieron en el tiempo a la Isla; y es ahí en donde el cuidado político debe extremarse, a efecto de no volver a caer en los errores del pasado de un capitalismo salvaje, absurdo, que sumió a Cuba en el peor de los sitios al considerarse como el “prostíbulo del Caribe” en el cual, Fulgencio Batista Zaldívar y sus cómplices estadounidenses, corrompieron hasta la ignominia y en donde el crimen organizado, el narcotráfico, el juego de casinos, la corrupción gubernamental, el tráfico de influencias y la prostitución fueron las estructuras que sostenían la “vida” de la Isla.
Hoy, todo es distinto. El Papa Francisco ha visitado Cuba con gran éxito, se ha reunido con sus dirigentes y su líder histórico, ha logrado que sean reconocidos los derechos de la fe al permitirse en breve la libertad de cultos. Ha llegado a los Estados Unidos de América en donde ha sido recibido con entusiasmo y culminando con éxito, lo que se inició hace ya varios años: la validez de las Relaciones Internacionales al más alto nivel político.
Twitter: @luis_murat