A veces nos hacemos muchas preguntas alrededor del liderazgo, y nuestras preguntas van desde ¿se puede fabricar un líder?, hasta ¿el gobernante es un líder?
Un líder, es aquella persona que es capaz de hacer que los otros le crean y, además, hagan lo que éste les dice, sobre todo, que lo sigan, lo apoyen, se entreguen a él sin condiciones a todas y cada una de sus causas. Lo sorprendente, es que todos sus seguidores ejecutan con auténtica convicción cada una de sus instrucciones.
Ese líder puede ser una persona aparentemente amable para ser amado. Con esta característica, las personas le entregan con facilidad el corazón.
Hay que recordar que la mayoría de las decisiones las hacemos basados en sentimientos, no en pensamientos.
La inteligencia emocional es la que toma las decisiones más rápidamente y a veces, con más certeza. En cambio, la inteligencia racional necesita generalmente de más información. Necesita conocer los pros y contras de cualquier situación, por lo tanto, requerirá de más tiempo para la reflexión y el análisis.
El panorama de los líderes a nivel mundial se ve bastante pobre, pues una cosa es ser gobernante y ocupar un puesto de poder, y otra es ser un verdadero líder. Son cosas muy distintas. Un grupo puede obedecer simplemente porque quien lo ordena es el que manda, el que paga; y otro grupo, puede hacer las cosas por iniciativa propia, por la razón de servir de corazón al líder, claro, dentro de las propuestas y visiones del mismo líder.
En el primer ejemplo, el comportamiento se dará por obligación; en el otro, por convicción. Es una gran diferencia, ¿verdad?
Si hiciéramos un recuento del número de líderes que conocemos en el panorama político, empresarial, artístico o deportivo, casi no vamos a reconocer a muchos. Me gustaría que escribieras algunos nombres de ellos. ¿Recuerdas alguno? ¿Verdad que está difícil? Es que el liderazgo se construye con una base de credibilidad. Aunque hay muchos que construyen su credibilidad después de cierto camino recorrido. Pero eso no sirve de mucho porque la base, su imagen inicial, está podrida, y con el tiempo se va a caer.
Para la credibilidad se necesita que esa persona, haga una mezcla de coherencia, pensamiento, palabra y actos, de otra manera no tendrá calidad moral.
Un líder, para ser líder, necesita, además, otros requisitos: Debe ser percibido como humano, lo que significa que los demás lo sientan como una persona que tiene necesidad de ayudar. Porque hay muchos que sólo quieren, y en eso se quedan.
El verdadero líder se guarda para sí mismo. No busca explotar su imagen de manera oportunista y convenenciera para conseguir una posición de poder.
El otro líder, curiosamente, se siente líder, sólo porque salió una o dos veces en tele, prensa o en radio. Ellos creen que esos medios los hace merecedores de llamarse líderes.
Muchos de esos “lideres”, por haber aparecido en una lona a lado de su líder, se dicen auténticos líderes. Por esas creencias, nuestro país no tiene liderazgos.
López Obrador, por ejemplo, es un auténtico líder de la publicidad. Ese lugar nadie se lo puede quitar.
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