El año pasado, por estas fechas, perdí a un amigo muy querido para mí. Con Manuel, salía frecuentemente a tomar café. Curiosamente nunca le pregunté su edad pero tendría con sus 68 años más o menos.
Había días en que se fumaba hasta dos cajetillas diarias que cigarros. Un día se puso tan mal a consecuencia de la fumada que se puso azul. En ese momento no se me ocurrió otra cosa más que decirle: ¿conoces a Sherk, un mono verde de una película? Sí, me respondió. Pues eres igualito a él sólo que en azul. Se me quedó viendo y no me dijo nada por el estado en que se encontraba, de otra manera me hubiera soltado un zape.
Manuel me platicó que comenzó a fumar a la edad de los siete años. Por eso un día, nos pusimos a platicar de las marcas de cigarros y de los comerciales de su época.
Algunos de los cigarros que les voy a mencionar que también los conocí, como los cigarros “Carmencitas”, los “Delicados, los únicos ovalados”, algo así decía su anuncio.
Supongo que mi amigo Manuel fumo tanto por la influencia de esta publicidad. Después de la década de los 60’s, las fábricas mexicanas fueron desplazadas por las trasnacionales, y comenzaron a aparecer los cigarros con filtro.
Ahí estaba él Philip Morris, el Raleigh. Había uno que su anuncio era de tipo político: “el tapado fuma Elegantes”.
Hubo uno de tipo feminista: “Eve, el cigarrillo para mujeres”. Salió uno dizque para combatir el calor, pues su anuncio decía: “Con este calor, ya ni fumar se antoja. Cambie a la frescura de Salem”.
Me acuerdo de otro que decía “Enciende tu Fama”. Otro más el “Viceroy, el cigarro internacional”. También hubo uno propio para bobos por que decía: “¿Por qué fumas Baronett, porque me gustan”. Años más tarde apareció “el mundo Marlboro”, con sus caballos, sus banqueros y sus chamarras borregas. Así como estos, también hubo el “Fiesta suavecito”. “Benson”. “Montana”.
Mi abuelita Mariquita, conservaba unas revistas viejas que de vez en cuando me gustaba hojearlas. Allí había algunos anuncios de la célebre fábrica de cigarros el Buen tono, que presumía de su “higiene absoluta”. Los nombres de las marcas de cigarros que esta empresa manejaba eran los “Rusos de 18 cigarros por 10 centavos”. En la lista también aparecían Los “Soberbios”, los “Superiores”.
Dentro de este montón de nombres de cigarrillos, había uno que era especial para las señoras que se llamaban “Perlitas de la paz”.
En las mismas revistas de mi abuelita, había otros anuncios de la fábrica de cigarrillos el águila, que invitaba a fumar sus marcas favoritas como: Montecarlo, Virginia, Casinos, Bohemios y Gratos. Aseguraba la empresa que estos productos se podían encontrar en todas partes.
Yo creo que muchos se han de acordar de los cigarros Casinos, a estos los anunciaban como “el cigarro de los deportistas”. Se imaginan ustedes, un humo especial para los deportistas.
No sé si aún exista los cigarros Faros, que decía su lema: “Faros, muy sabrosos y nada caros”.
Afortunadamente en el año 2000, se prohibió fumar en lugares públicos. Eso se hizo para protección de nosotros los no fumadores, y a partir de esa fecha quedaron atrás los anuncios comerciales que invitaban a tragar humo.
Desafortunadamente, mi amigo Manuel, nunca le hizo caso a la propaganda que ahora le ponen a las cajetillas de cigarros y siguió fumando hasta que un día le dije: Tú eres el único amigo de mis amigos que es mariquita. Y por qué me respondió. Porque un mariquita no tiene carácter, no tiene voluntad. Y tú eres eso, un mariquita, un esclavo de un cigarro que te domina, y si no dominas esa cosa, menos vas a dominar otras cosas.
A partir de ese día dejó de fumar. Como veinte días después me dijo: Creo que no te has dado cuenta que desde hace más de 15 días dejé de fumar, y lo decidí sólo porque eres mi amigo.
No sé si esta receta sirva para otros fumadores. En fin.
Los fumadores: Horacio Corro Espinosa
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