España vivió ayer su primera huelga general contra el presidente Mariano Rajoy convocada por los sindicatos de trabajadores contra la draconiana reforma laboral que abarata el despido y permite a los empresarios bajar los salarios.
La Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones (CCOO) calificaron el paro como un “éxito”, mientras que el gobierno conservador intentó minimizarlo diciendo que la jornada fue como “un día laboral más”.
Según las centrales, el acatamiento de la huelga fue de 77 por ciento. Añadieron que en toda la península se adhirieron 10 millones 400 mil personas. El gobierno no proporcionó cifras.
Los sindicatos también dieron como plazo al Ejecutivo del Partido Popular (PP) el próximo 1 de mayo para sentarse a negociar la reforma o de lo contrario, anticiparon, “el conflicto se recrudecerá”.
La respuesta del gobierno fue inmediata y llegó desde el Congreso de los Diputados: “la reforma no se toca”, dijo la ministra de Empleo, Fátima Báñez, mientras a unos metros Rajoy subrayaba que no se notaba el paro. “Hay normalidad total”, declaró.
La vocera parlamentaria del opositor Partido Socialista (PSOE), Soraya Rodríguez, expresó en nombre de los socialistas su “solidaridad” con los trabajadores que secundaron la huelga y criticó que el gobierno del PP “no ha tenido ninguna voluntad de dialogar”.
Los sectores de la industria y el transporte fueron los más afectados. Las fábricas automotrices y de metalurgia prácticamente pararon y el transporte solo cumplió los servicios mínimos —establecidos en 30 por ciento— aunque según los sindicatos, los 28 puertos de interés general se detuvieron completamente.
La megamarcha en Madrid
Hubo 111 huelgas en toda la península, la mayor en Madrid, seguida de Barcelona y Valencia, con un recorrido desde la fuente de Neptuno hasta la Puerta del Sol, el kilómetro cero de la capital de España.
Los organizadores sindicales contabilizaron, al menos, unas 900 mil personas en la capital española.
Los sindicatos rechazan la reforma laboral, que aligera las condiciones de despido y permite a los empresarios bajar los salarios en un país donde el paro afecta ya al 23 por ciento de la población activa (5.5 millones de personas) de las cuales la mitad son jóvenes.
Al final de la manifestación, las centrales sindicales pidieron al gobierno que “valore el éxito democrático” de la huelga ante el “fracaso de la estrategia del miedo”, dijo el líder de CCOO, Ignacio Fernández.
Agencias