Escuche a un economista comentar que en estos momentos sería más conveniente desaparecer Pemex, que salvarlo de la bancarrota ocasionada por varias administraciones que, por 50 años, lo utilizaron como vaca para succionarle la riqueza para navegar en aguas tranquilas sin mayores problemas. Incluso, se llegó al cinismo de la declaración presidencial de José López Portillo en el sentido de que “deberíamos prepararnos para administrar la riqueza petrolera” al haberse descubierto el Ixtoc.
Sucedió que, en efecto, solo se chuparon las ubres de la vaca; se administró la riqueza solo para unos cuantos, incluida la mafia sindical de La Quina y luego la de Carlos Deschamps que aun sigue al frente del corrupto sindicato con todo el apoyo del ejecutivo federal, a fin de que no “se hagan olas” obreras. Pero lo que no se hizo fue administrar a Pemex para el futuro y se le dejo envejecer; no se modernizaron sus estructuras, ni administrativas ni tecnológicas, a fin de hacer lo que en otros países, como es el actualizar la industria petrolera conforme a las necesidades de los tiempos y de las naciones, lo cual implica la creación y preparación de cuadros tecnológicos altamente especializados como los noruegos, ingleses, rusos, australianos y estadounidenses; además de la consecuente tecnología de punta para explorar aguas profundas y construir plantas de refinación capaces de exportar los derivados del petróleo no solo la materia prima como México y los países subdesarrollados lo hacen. La actitud comodina de las administraciones gubernamentales mexicanas ha sido la consecuencia de que Pemex este en quiebra, pues el criterio utilizado ha sido el facilón ¿Para qué gastar en alta tecnología si es más barato importar? Las consecuencias están a la vista: México cuenta con 6 plantas de refinación en tanto Estados Unidos posee 150 lo cual lo coloca como el cuarto exportador de petróleo y sus derivados. Sigue siendo más fácil echarle la culpa a Pemex calificándolo de monopolio y continuar desempeñando el modesto papel de país exportador de materias primas. Sin embargo, no hay que olvidar que el monopolio petrolero mantuvo a México y a sus comodinas administraciones poco más de 50 años.
Hoy cuando las ubres de Pemex se secan, el ejecutivo federal tiene la “papa caliente” de los precios que le queman las manos, toda vez que mentir a la nación tiene consecuencias funestas. Mentiras que van desde la falsa promesa del presidente Peña de que “no volverían los gasolinazos”, hasta la simplona afirmación de José Antonio Meade, Secretario de Hacienda, en el sentido de que las alzas de los precios de las gasolinas solo afectarían a los propietarios de automóviles. Las mentiras han continuado afirmando que no hay desabasto en tanto las filas de autos copan las estaciones de servicio; afirman que no habrá más aumentos en los precios; que el gobierno los fijará para evitar abusos de las gasolineras; que el desabasto se debe al robo de la gasolina en los ductos, en fin; declaraciones van y vienen, lo que evidencia el desorden completo y la ausencia de coordinación gubernamental. Tal pareciera que el timón quedó a la deriva y que cada cabra jala por su lado.
En tanto y frente al desbarajuste desatado, la política y quienes la integran se mueven animados por el patinón gubernamental que hizo polvo las aspiraciones electorales del PRI para las elecciones del 2018; o ¿alguien cree que ante tales barbaridades cometidas en breve tiempo se pudiera confiar en algún “cobijado” por el actual presidente y su partido? “La Respuesta está en el viento”, como dice la letra de la espléndida canción que hizo famosa Joan Báez y Peter, Paul and Mary en la década de los 60s.
Se preparan marchas, manifestaciones, boicots de compra de gasolinas, protestas en las cámaras legislativas que, aun habiendo sido cómplices del ejecutivo, al haber votado a favor del Pacto por México y sus reformas, ahora se purifican exclamando que el alza de precios de los energéticos constituye un “robo en despoblado”, ¡vaya cinismo legislativo encabezado por Barbosa!
El año que ayer se inició no tiene nada de feliz como son los deseos y felicitaciones enviadas por los amigos y adversarios. Por el contrario, es un inicio agrio, preocupante e inseguro para las grandes, medianas y pequeñas masas de la población y aun falta lo que el mundo teme, la fecha del 20 de enero cuando Goliat tome el mando en Estados Unidos.
Como decía mi abuelita; “Que Dios nos agarre confesados”, pues no veo en México dique que le haga frente.
Off the record: El PRI puso a cantar a sus jilgueros: La diputada Mariana Benítez afirmó que el alza energética es un acierto y que se debe tener calma para poder ver sus beneficios. La esencia de la política del engaño ha quedado demostrada con el grupo de comparsas al ponderar el fin del monopolio petrolero mexicano y dar la bienvenida a la libre competencia. ¿Cuál? Las declaraciones son que el gobierno seguirá fijando los absurdos precios de los energéticos, eso no es libre competencia.
¿Como explicar que los precios de las gasolinas sean más caros en México que en los Estados Unidos? Los impuestos agregados al costo real de los energéticos es la forma comodina de salvar las arcas gubernamentales. ¡Que fácil! Los doctores y maestros “Harvard-ianos” y “MIT-ianos”, becados por el Conacyt, merced a las bondades de Pemex, y que hoy manejan las finanzas del país creen que la nación no piensa, que somos tontos. Las consecuencias se verán en el 2018 cuando los resultados de los sufragios revelen el castigo de la nación, que ya no está dispuesta a confiar en las mentiras gubernamentales. Mahatma Gandhi expresó: “Si hay un idiota en el poder, es porque quienes lo eligieron están bien representados”.
Se empiezan a oír pasos en las azoteas de las múltiples propiedades de Gabino Cué Monteagudo y su adlátere, experto en extorsión y recaudación de dinero.
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