Han pasado poco más de 30 días desde que el Consejo de Salubridad General del gobierno de México, declaró la llamada “emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor” debido a la propagación del SARS-Covid-2 en la comunidad.
La medida tomada el 30 de marzo pasado, estableció como estrategia principal una campaña meramente comunicacional que buscase persuadir a los mexicanos para que no realizaran actividades fuera de sus casas, mantuvieran la llamada “sana distancia”, e implementaran medidas básicas de higiene en sus hogares y centros de trabajo, para aquellos que fueran parte de las actividades “esenciales”.
Hasta el día de hoy la estrategia ha sido ampliamente cuestionada, por razones políticas, económicas o técnicas; el número de personas infectadas y fallecidas ha ido al alza; los hospitales se han empezado a saturar de contagiados; siguen existiendo personas, que, por diversas razones que no vamos a juzgar aquí, han desatendido la estrategia comunicacional; y el gobierno Federal ha ido alargando las fechas probables en las que la curva de contagios empiece a bajar, en fin.
De acuerdo a una reciente publicación de la multinacional Deloitte, son tres los escenarios estimados para México:
El deseable: una fuerte pero breve disminución de la economía (1 a 2 trimestres); el PIB cayendo un 11% en el segundo trimestre y un 8 % en el tercero; aumento de la deuda y del déficit público; caída significativa de las remesas y exportaciones, manteniendo todo el año una inversión privada en contracción. Repunte de económico de México se esperaría hasta el primer trimestre de 2021.
El probable: el PIB cayendo un 14% en el segundo trimestre, un 11% en el tercero y 7% en el último de 2020; empresas enfrentando graves problemas de liquidez; tensiones en el sistema financiero; sistema de salud sobrepasado; confianza empresarial deprimida todo el año y compañías tardando meses en equilibrar su producción. Recuperación se daría hasta el tercer trimestre de 2021.
El no deseable: el PIB cae 16% en el segundo trimestre, 13% en el tercero y 9% en el cuarto; la recesión se mantiene por más tiempo; grave aumento de la deuda de empresas y hogares; el sistema financiero se ve amenazado; México pierde grado de inversión; empresas se ven obligadas a cerrar indefinidamente; aumenta significativamente el desempleo. Recuperación de México se daría hasta inicios de 2022.
Mientras todo esto pasa o se espera en el mundo de afuera, también veo que acontecen noticias positivas en el mundo de adentro: veo amigos que se acercan más que antes a través de una llamada, o familias que dan sorpresas y felicitaciones por medio de un video; veo a profesionistas interesados en ayudar dando asesorías, clases, acompañamientos o terapias por internet; veo a Caritas México organizando una amplia campaña de donación de despensas para los que pasan hambre o perdieron su trabajo; veo a micro empresarios donando alimentos o insumos, a médicos y enfermeros que trabajan en los hospitales; veo rescatistas de perros trabajando como nunca, y además, concientizando a las personas para que una vez pasada la cuarentena no abandonen a quienes hoy les brindan compañía y “distracción”; veo familias que empiezan a cambiar dinámicas internas: el padre le ayuda a su hija con las clases de la SEP por televisión, los hermanos aprenden a rezar el rosario, papá y mamá recuerdan lo que es pasar un rato juntos; veo también a personas que se apegan a la oración, se organizan para la lectura, planean una sana distracción, restan tiempo al trabajo y hablan, mejor, sobre la importancia del ahorro; veo, además, a familiares que, en medio del dolor de un fallecido al que no pudieron abrazar por última vez o dar la santa sepultura, empiezan a entender lo crucial de tener el corazón preparado antes de partir, y entonces, empiezan también a creer en una vida más allá de la piel y de los huesos: el alma.
Eso es Dios.
Recientemente escuchaba al psicólogo Pedro Chávez, terapeuta familiar, asesor del Movimiento Familiar Católico en Puebla, quien hablaba de la importancia de controlar y formar nuestra mente en estos tiempos de cuarentena, de no darle cabida a los pensamientos negativos, sino todo lo contrario, y comprendía que, precisamente, ahora es cuando.
Ahora es cuando debemos sacar lo mejor de nosotros y exponenciarlo; trabajar en lo que había quedado inconcluso y terminarlo; reconciliarte con quien te había “ofendido” y perdonarlo, porque sabes que te necesita, que ambos lo necesitan; acabar esas últimas hojas del libro empolvado del año pasado; aprender a valorar a quienes hacen el aseo y ponerte realmente en su lugar: frente al trapeador ¡y a darle¡; alimentarte sanamente porque eres tú el que compras, lavas y coces las verduras en la casa; ser caritativo, cuando sales a llenar el garrafón de agua y antes de volver a resguardarte pasas por esa esquina donde sabes que está esa señora o esos niños con necesidades.
Definitivamente ahora es cuando.
Porque quien logre salir de esta contingencia, pero durante ella haya llenado su mente de pensamientos negativos o innecesarios, basando sus días de encierro en internet desenfrenado, chismes, críticas, redes sociales todo el día, exceso de alimentos, malas palabras, gritos, peleas, etc., saldrá del túnel corriendo a buscar satisfactores que llenen sus necesidades más carnales, más mundanas: compras excesivas, viajes, prostíbulos, bares, fiestas, desenfrene.
Pero quien, por el contrario, logre salir de la contingencia lleno de pensamientos positivos por haber alimentado su cuerpo, su mente y su alma, de autocontrol, autoestima, de perseverancia, paciencia, amor, oración, entre muchas otras bondades, al final del túnel, encontrará una maravillosa luz reflejada en él mismo, pero siendo alguien distinto, una persona más equilibrada, serena, justa, espiritual y humana. Eso es Dios.
No dudes nunca, que frente a esta cuarentena que vivimos, hay dos mundos, no importa en cual transites, te relaciones o luches, está el mundo de afuera, el de los números, la vida diaria, los problemas y los escenarios de salud, economía y empleo para México, y está el mundo de adentro, de quienes en medio de la cuarentena están creciendo en conocimiento, reflexionan, respiran, aprenden, ejercitan sus capacidades, valoran y alimentan su espíritu, para que una vez terminada esta situación, estén dispuestos a darle lo mejor de ellos a la humanidad.
Que así sea.
Jorge Luis Díaz
@CiudadanoCoke