La madrugada del viernes 10 de julio, Oaxaca vivió otro capítulo de la cada vez lamentable 62 legislatura local. Su comportamiento fue una verdadera vergüenza.
Cada que los diputados se reúnen para sesionar, desarrollan una función política que la han convertido en un espectáculo por demás deplorable.
Si los priístas estuvieran en sus tiempos de poder absoluto, harían parte de lo que hicieron esa madrugada: cantar el himno nacional y echar incienso. Ese día lo hicieron, pero con gases lacrimógenos y polvo de extintores. Les faltó rendir alabanzas y aplaudir hasta sangrarse las manos al emperador en funciones.
Las sesiones de la 62 legislatura local, se han convertido en una diversión comparable con la que dan los changos en el zoológico. En su jaula, unos están por allá maquinando quién sabe qué, mientras otros prefieren permanecer aislados del grupo. Los de más allá, duermen, mientras otros se pelean. De pronto alguno grita y empieza a moverse como loco en medio de los demás; como respuesta, otros gritan más fuerte para ponerlo en su lugar.
Todo este proceder hace provocar las risa de quienes los observan, por eso no es raro que la jaula de changos sea uno de los sitios más frecuentados por los visitantes del parque.
Es probable que los diputados crean que lo que hacen es una diversión y un pasatiempo, como la misma fauna que tratan de representar.
Esa noche, los partidos PAN, PRD, PT, MC, PUP y PSD, aprobaron las Leyes secundarias en Materia Político-Electoral, sin analizar el documento. No hubo aclaraciones ni apelaciones, sólo llegaron a conclusiones supuestas de que la ley, permitirá a la entidad seguir creciendo en dignificación de la democracia.
Por lo sucedido el 10 de julio, pudimos observar con tristeza y mucho enojo, que lo que debió ser un acto de sociabilidad política se convirtió en un espectáculo sadomasoquista, como la mayoría de las sesiones que hacen: casi siempre terminan en lo mismo: se golpean, se dicen groserías, se retan, y todos son sordos porque nadie entiende a nadie. Los ciudadanos comunes y corrientes, tenemos que soportar a los intocables dipuchangos, para que ellos puedan gozar, como siempre, de sus jugosas ganancias económicas.
Su comportamiento, tal vez se deba al fuero constitucional malentendido que ostentan, pues éste sólo sirve para proteger y salvaguardar el papel legislativo, no para otorgarles privilegios para que hagan lo que se les venga en gana. Esos legisladores que no se han dedicado a observar la marca de sus límites, creen que ser legislador es una patente de impunidad.
Esta legislatura, la 62, indudablemente se ha distinguido sobre todas las anteriores porque, nadie lo duda, son bárbaros, primates, carentes de toda educación, ya no digamos política, sino básicamente social.
Los jaloneos, las faltas de respeto, las indecencias, principalmente del diputado priísta Fredy Gil Gopar, y su séquito de porros, quienes supuestamente activaron los extintores, rebasaron cualquier norma civilizada de convivencia.
Si eso hacen los diputados en el recinto legislativo, ¿qué podemos esperar los ciudadanos que hagan de nosotros?
Tristeza y decepción, son sentimientos que en mucha gente provocaron por haber elegido representantes de tan pobre nivel ético. Definitivamente, como oaxaqueños no merecemos legisladores de estas características.
No cabe duda que son semejantes a los changos, ya lo he dicho muchas veces, aunque hay casos rescatables dentro de ellos, lástima que casi no se vean.
Dentro de esa jaula todos estaban juntitos, eso hace que el público los perciba a todos como iguales.
¿Qué van a pasar para la próxima? ¿Seguirán actuando igual? Si hay lana de por medio tal vez no se vuelva a repetir la misma escena.
Después de esto, es importante que cada partido político revise a sus próximos candidatos que se quieran postular, pues además de conocer la política y la administración, deben tener valores éticos para que no den vergüenza, porque no nada más hacen quedar mal a su partido, sino a Oaxaca.
Honorables Miembros del Congreso del Estado (los que queda de honorables): Por favor, ya no sigan demostrando su incultura política. Nos ridiculizan.
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