Las inclemencias del tiempo no fueron impedimento para que el espectáculo teatral y dancístico “Donají… La Leyenda”, enamorara como desde hace 35 años a más de 11 mil personas que vibraron en la octava de la puesta en escena a cargo del Ballet Folclórico de Oaxaca, dirigido por el maestro Fernando Rosales, quien recibió un reconocimiento por su invaluable labor de manos del Presidente Municipal, José Antonio Hernández Fraguas.
Con este merecido homenaje que cristaliza uno de los sueños del director de esta puesta en escena desde el año 1982, que funge como punto de unión para las y los oaxaqueños -y ante la indicación de la tercera llamada- las y los más de 80 bailarines demostraron en el escenario el empeño y esfuerzo que entregaron durante más de cuatro meses de preparación, para compartir con turistas nacionales y extranjeros la historia de sacrificio y amor que muestra parte del legado histórico de los capitalinos.
Acompañado en el palco oficial por la Presidenta Honoraria del DIF Municipal, Lorena Córdova Brena; el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa; la Presidenta del Consejo Consultivo del DIF Estatal, Ivette Morán y la Diosa Centéotl 2017, Rebeca Itahí Ortiz Santibañez, el edil capitalino presenció la recreación de la historia de amor entre la princesa zapoteca Donají -cuyo nombre significa “Alma Grande”- y el príncipe mixteco Nucano.
En una noche mágica envuelta de alegría, este espectáculo inició con el llamado del sonido de los caracoles, para anunciar el descenso de los guerreros zapotecas al auditorio, quienes con antorcha en mano anunciaron el nacimiento de Donají.
Desde este acontecimiento en el año 1501, Tibot un sacerdote de Mitla descifró en el cielo el signo de la fatalidad y predijo que se sacrificaría por amor a su pueblo.
Entre los ánimos de las y los asistentes, “Alma Grande” representada por Karla Martínez Platas descendió al escenario, llenando de asombro por su participación que se caracterizó por su colorida vestimenta y cuidadosos movimientos, mismos que abarrotaron los aplausos del público.
La noche fría no fue impedimento para continuar con la representación del enfrentamiento entre mixtecos y zapotecos, quienes se afrontaron contra los mexicas que trataron de conquistar la región de Oaxaca para anexarla a su imperio.
De acuerdo con la historia, fue durante estos enfrentamientos, cuando un guerrero mixteco fue hecho prisionero por los zapotecas y puesto a disposición del rey Cosijoeza. Durante su estancia, la princesa Donají descubrió al cautivo hombre de nombre Nucano, a quien terminó cuidando y posteriormente enamorándose.
Liberado por la princesa, Nucano alentó a su pueblo a terminar con la guerra, mientras que Donají hizo lo mismo con su padre. Ambos pueblos pactaron la paz, aunque el recelo de los mixtecas les hizo solicitar que la princesa se convirtiera en prenda de paz, para garantizar la promesa del rey Cosijoeza, ya que de lo contrario sería sacrificada.
Fue en este momento cumbre, cuando las y los integrantes del Coro de la Ciudad sorprendieron con su participación al interpretar el canto maya denominado “Xtoles”, para recrear el pasaje cuando Donají va de Zaachila a Monte Albán; esto como símbolo para anunciar su 27 aniversario de trayectoria artística a celebrarse el 16 de agosto próximo.
Sin embargo, una serie de eventos sembraron la discordia entre ambos pueblos, provocando su distanciamiento y al mismo tiempo el inicio de violentas disputas.
La princesa dio aviso a los guerreros zapotecas de que sus carceleros se encontrarían al anochecer en Monte Albán, lugar donde fueron sorprendidos y asesinados por la gente de Cosijoeza, por lo que los mixtecas decidieron vengarse del rey decapitando a la princesa cerca del río Atoyac.
Pasado el tiempo, un día de invierno un pastorcillo que caminaba por el río Atoyac descubrió un lirio que lo llenó de asombro, el cual 15 días después se conservaba intacto como si tuviera un misterioso poder, acto que fue magistralmente interpretado por una pareja de bailarines, quienes sellaron esta puesta en escena que concluyó con una fiesta al ritmo de música prehispánica, demostrando con ello, la importancia del legado histórico de esta leyenda cifrada en la imagen oficial del escudo de la ciudad de Oaxaca de Juárez, que desde el año 1928 distingue a la cabeza de “Donají”, que florece majestuosamente en el cielo siempre azul de la Verde Antequera.