Casi un año después, Jesús Zambrano –exguerrillero de la Liga Comunista que hoy cumple 43 años– reconoció el papel del PRD en el encumbramiento como alcalde de Iguala de José Luis Abarca, el que dio la orden de detener a los 43 normalistas y entregarlos al grupo de Guerreros Unidos.
Pero como siempre ocurre, no se trata de autocrítica sino de prorrateo de culpas: entre más responsables, menos responsabilidad. Pero Zambrano era, durante el ascenso político de Abarca y la noche del asesinato, nada menos que presidente nacional del PRD; inclusive, se reunió con Abarca después de los acontecimientos y no le exigió cuentas ni lo entregó a la policía sino que le dijo sólo que se acudiera a las autoridades.
Si el gobierno federal es responsable de la tardanza en atraer el asesinato y de una indagación pericial cuestionada, el PRD debe ser señalado como el directo corresponsable político, moral, histórico y procesal del crimen de los 43 normalistas. En pocas palabras, el crimen de normalistas es nada menos que el Tlatelolco del PRD, un caso de abuso de poder y de fuerza.
El PRD, en su autocrítica amañada, parece olvidar sus denuncias del pasado en las que acusaba a la totalidad del poder político de actos de represión; y los reprimidos en Tlatelolco han guardado silencio criminal sobre la responsabilidad de los dirigentes del PRD en la masacre de Cocula. En el 2002 Luis Echeverría fue acusado de genocidio por la acciones en Tlatelolco el 2 de octubre, pero ahora el PRD mira hacia otro lado cuando se trata de enjuiciar a los verdaderos responsables de la masacre.
Los corresponsables de la matanza de los 43 normalistas siguen en el poder: Los Chuchos mantienen el control del PRD a pesar de su deterioro político y moral, Zambrano es nada menos que presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, los gobernadores perredistas guerrerenses Zeferino Torreblanca y Ángel Aguirre Rivero (reclutado por el PRD cuando militaba en el PRI) reprimieron a normalistas y siguen vigentes, el gabinete de Aguirre continúa en el PRD a la espera de mejores posiciones políticas.
López Obrador fue el pivote que impulsó a Abarca en su carrera política en el perredismo, no deja de tratar de sacudirse de sus relaciones incómodas con Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda. Y Lázaro Mazón, creador de la figura política de Abarca, se salió del PRD no por conciencia ética sino porque no lo designaron candidato a gobernador y ahora milita en Morena de López Obrador.
Para beneficio del PRD, los padres de los 43, la CIDH y los grupos internacionales que mantienen prendida la llama de la noche de Iguala se han negado a exigirle responsabilidades al PRD a un año de la noche criminal. Y el PRD ha logrado encapsular el problema en la figura de Abarca, sin asumir la responsabilidad ética de reconocer que el caso de Abarca y los 43 asesinados en Cocula son la punta del iceberg de un problema mayor: el auge del narcotráfico, la guerrilla y el crimen organizado en Guerrero al amparo de los gobiernos estatales y municipales del PRD y del PRD nacional.
La verdadera verdad histórica es otra: el asesinato de 43 estudiantes representa el Tlatelolco del PRD.
Sólo para sus ojos:
- El PRD le dio carpetazo al caso Iguala el pasado fin de semana y acusa a López Obrador de haber prohijado al alcalde José Luis Abarca.
- ¿Y aquella acusación de El Financiero que señaló que Zambrano había recibido varios millones de pesos de Abarca por la candidatura?
- El PRD lo sabe y el PAN no lo entiende: las candidaturas aliancistas del próximo año PAN-PRD van a ser oxígeno puro al PRD para ocultar su debacle y en nada ayudarán al PAN.
- De noche ha pasado en la cancillería el reacomodo geopolítico. El problema mayor de la secretaria será desactivar la organización sindical de empleados de consulados.
- Indicios de que el gobierno federal podría cerrar la escuela Normal de Ayotzinapa; lleva un año sin clases y los maestros salen expertos en organización política y no en enseñar a los niños.
- Miguel Ángel Mancera podría no competir en el 2018 por el PRD.
@carlosramirezh