Estos días son muy importantes para aquellos políticos que buscan lanzar su fotografía por todos los caminos de su competencia. Lo que sus autoridades electorales de su partido decidan sobre su persona, marcará definitivamente sus vidas durante una buena temporada en el aspecto económico, político y social, aunque para la sociedad sea un verdadero desconocido.
Lo importante para estos aspirantes, es que se decida favorablemente a su persona. La decisión está a la vuelta de la esquina, a un paso, a tiro de piedra.
Para los elegidos llegará lo esperado en menos que se dice ¡cuas! O apenas un suspiro, o un jadeo, o como lo quieras ver.
Los partidos políticos presumen las fotografías a través de las redes sociales, de los aspirantes a ocupar tal candidatura.
Las elecciones de este año se esperan cálidas, candentes, abrasadoras (o al menos los contendientes la desean así porque así lo han manifestado).
La cosa es que algunos partidos políticos están en pugna, mientras otros, están en franco amasiato. Una cosa es cierta: todos preparan sus armas para ganar.
Mientras esto pasa en los partidos políticos, todo mundo comenta, especula, define y presume las virtudes de sus respectivos campeones mientras reniegan de los contrarios.
Es curioso, bueno, no tanto, pero en cuanto al PRI, las peleas intestinas florecen, se multiplican y crecen en estos días. Unos a otros se ponen zancadillas, se dan golpes bajos, se sacan la lengua, se pican los ojos con tal de que el contrincante no llegue y deje libre el camino.
Desde hace años, este partido, el tricolor, sigue confeccionado con retacería mal hilvanada, a la que sus integrantes llaman “pluralidad”. Lo cierto es que ahora tiene más parches que antes y están mucho más desgarrados. No por eso sus integrantes dejan de reconocer que perdió todo aquel espíritu de liderazgo, pues ahora, cualquier persona con dinero en la bolsa y que quiera pagar cierta cantidad exigida por los dirigentes, podrá obtener la candidatura a su elección.
Los verdaderos líderes son los que están al margen de estas contiendas, ya que son los que menos posibilidades tienen de representar a sus comunidades por la falta de lana. En cambio aquellos que se han hecho ricos de forma milagrosa, ahora pueden representar a cualquier pueblo, aunque éste no los conozca.
Pero nunca faltan aquellas expresiones contra los arribistas. Otros no vacilan en repetir que fulano no se baja de su trono de dictador. A otros los acusan de fraudulentos y a otros más de sinvergüenzas.
También están las acusaciones contra los que un día decidieron dejar el partido para irse a otro, y hoy regresan al mismo porque los del otro lado les cerraron las posibilidades a cualquier candidatura.
A otros más, lo señalan de haber cambiado de careta o de haberse robado dinero, etcétera. Pero ante la lana para la compra tal o cual candidatura, lo demás es lo de menos.
El ajedrez electorero que tiene poco de ciencia y demasiado para juego, así como los movimientos tácticos y los supuestos enroques magistrales, provocan sentimientos negativos en la gente común y de partido.
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