En la Primavera oaxaqueña ya empiezan a sonar las golondrinas para varios funcionarios que, nomás, no pueden con el paquete y van de tropiezo en tropiezo.
Los relevos ya se asoman y el primero en hacer maletas rumbo a “La Chingada” —dicen en los pasillos— sería Arturo de Jesús López Chávez, director estatal del deporte en Oaxaca (INDEPORTE), quien, entre lo más “relevante” de su gestión, se ha especializado en promover el levantamiento de tarro en bares y cheletones.
El nepotismo, la corrupción y el valemadrismo parecen ser el sello de la casa. Tan mal están las cosas que la bandita ya pide capítulo especial de La Rosa de Guadalupe para que el destino del deporte oaxaqueño cambie… aunque sea por intervención divina, porque por planeación, como que no.
Este sería el momento ideal para dar golpe de timón en la Primavera y darle oportunidad a otro…
¡¡Ups!! …a otro director o directora.
Se vienen cambios en la Secretaría de Bienestar Federal. Elpidio Concha Arellano, ex tricolor, habría sido palomeado en las altas esferas para sustituir a su paisana Nancy Ortiz Cabrera, quien dejaría la titularidad de los programas “bienestarosos” para enfocarse en su ruta rumbo a la gubernatura del estado.
El movimiento se daría en las primeras semanas del próximo año.
Eso sí: la experiencia y el colmillo retorcido de Elpidio en Bienestar serían, según la grilla, temporales, en lo que Morena termina de “cocinar” su candidatura al Senado de la República. Porque aquí nadie llega nomás por llegar: llega porque algo se acomoda… o porque alguien cobra.
Como dice el dicho: nadie sabe para quién trabaja.
Ni modo, lecheritos vendedores de futuro.
Y antes de que alguien diga “¡yo caí!”: Inocente palomita que te dejaste engañar.
Pero no se confunda, estimado ciberlector. Aquí no venimos a la broma fácil ni al chiste de temporada.
Hoy es Día de los Santos Inocentes… pero en este Lavadero no hay inocentes.
Lo que sigue no es juego: es información real, con nombres, datos y memoria. De esa que incomoda, que raspa y que deja ronchita. Para que luego nadie diga que no sabía, que no oyó o que fue sorpresa.
Aquí no se engaña: se talla la realidad.
Iniciamos…
Cuenta nuestra reportera de la pañoleta morada (sí, morada/violeta, el color histórico del feminismo, no el de la utilería) que en Oaxaca ya no saben si están combatiendo la violencia contra las mujeres… o afinando la agenda de eventos para cerrar el año con foto, lonita y bocina incluida. Y es que cuando el dolor se vuelve “programa” y el programa se vuelve “gira”, la pañoleta se aprieta sola: por dignidad, por memoria… y por sospecha.
Porque, mire estimado ciberlector, el discurso presume “Foro Magistral Estatal de Mujeres 2025” y “nueve foros” regionales en Valles Centrales y Costa, bajo el eslogan “En la calle no, en la casa menos”. Suena urgente, suena correcto, suena a respuesta institucional. Pero cuando uno se mete a las tripas de la Invitación Abierta Estatal IAE-SA-SE-0055-11/2025, lo que aparece no es una estrategia integral de prevención, atención y justicia; lo que aparece es un “servicio integral” de producción: sillas, mesas, mantelería, audio, video, iluminación, pantallas, staff, box lunch, desayuno… la ingeniería completa del “congreso bonito”, ese que luce mucho en redes aunque el fondo permanezca igual.

El “Foro Magistral” se cocina en grande, como para que la toma sea panorámica y el aplauso se escuche hasta el CCCO: jornada de 7 de la mañana a 3 de la tarde, casi dos mil asistentes, 199 mesas, 1,986 sillas tipo Tiffany y Avant Garde, y alimentos para 2,000 personas, como si el riesgo se redujera con café y galleta. Y ojo fino: la ponencia magistral la aporta la propia dependencia; al proveedor le toca montar el show. Traducido: el discurso ya viene planchado; lo que se contrata es el escenario.
Los nueve foros regionales siguen el mismo molde: 200 sillas por sede, 20 mesas redondas, manteles blancos con cubremanteles morados, horario de 8 a 2. La pregunta no es si se puede hacer; la pregunta es por qué ese formato se convierte en el “producto” central cuando el problema es una violencia sostenida por impunidad.

Y aquí aparece la cláusula que en papel parece logística y en la práctica funciona como palanca: la sede exacta no queda definida en bases, porque el Secretariado Ejecutivo “asignará el lugar” y lo notificará al proveedor con apenas 72 horas de anticipación, antes del 24 de diciembre de 2025. ¿Quién arma costos reales, traslados y montaje con esa incertidumbre? ¿Quién compite parejo si el tablero se mueve a última hora? Ese margen, en compras públicas, rara vez es inocente.
Luego viene el candado mayor: “lote único”. Todo el paquete (foro estatal + nueve foros) se adjudica en bloque. Eso reduce competencia porque obliga a tener músculo logístico para diez eventos encadenados, con tiempos apretados y sedes variables. El resultado cae por su propio peso: licitante único, oferta única, ganador único.

En el fallo y actas que compartiste, el monto es de $2,485,532.00 IVA incluido. Diez eventos. Promedio: alrededor de $248 mil por evento. Y si tomamos el aforo sugerido (2,000 en el estatal y 200 por cada regional), el costo ronda los $650 por asistente.
Mucho recurso para la forma; poco rastro, en el documento, de lo que debería ser el fondo: rutas de atención y mecanismos verificables de seguimiento.
Hasta aquí, el argumento oficial dirá: “Es prevención, sensibilización”. Sí, pero Oaxaca no está para confundir prevención con espectáculo. La violencia contra las mujeres no es tema de temporada; es emergencia persistente y, para colmo, maquillada por la estadística.
El dato que revienta cualquier narrativa cómoda: en 2025 se reportaron 76 asesinatos de mujeres en Oaxaca, pero solo 15 quedaron registrados oficialmente como feminicidios. Esa brecha no es un tecnicismo; es el retrato de cómo se investiga, cómo se clasifica y cómo se administra el escándalo. Con ese contexto, la pregunta deja de ser si “sirve” un foro: la pregunta es por qué se prioriza esto frente a lo que sí protege vidas, como refugios sólidos, asesoría jurídica, ministerios públicos capacitados, medidas de protección que se cumplan, investigación seria y sanción real.

Estimado ciberlector, nuestra reportera nos dice que es aquí donde entra el elefante institucional: ¿por qué lo opera el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública y no una instancia rectora en política de igualdad? Como la Secretaría de la Mujer.
En el papel, el servicio lo solicita y gestiona el aparato de seguridad pública desde su área de prevención social. Y cuando una causa se procesa desde ahí, también se vuelve dispositivo territorial: convocatoria, registro de asistentes, fotografía, narrativa… y control político, porque estos foros sirven para construir padrón y músculo.
En esos eventos no nos dejaran mentir pero se levantan listas, se consolidan redes, se instala el mensaje de quién encabeza, quién acompaña, quién aparece. No lo afirmo como sentencia; lo planteo como lógica política reforzada por el diseño de la contratación: paquete cerrado, competencia mínima y tiempos decembrinos.
Y para que no quede en hipótesis, ahí está la publicación de Karina Barón desde Santa Rosa Panzacola presumiendo el Foro Regional “En la calle no, en la casa menos”. El texto es perfecto para el algoritmo: “encuentro, diálogo, colectividad”, “escucha”, “reflexión”, “acompañamiento”, “derechos”, “prevención”. Todo suena impecable. Lo que no aparece es lo que importa: cuántas mujeres salieron con ruta de protección, cuántas fueron canalizadas, cuántos casos tuvieron seguimiento, qué coordinación real hubo con instancias de atención y justicia.

En cambio, sí aparece el sello político: la presencia del secretario de Gobierno, Jesús Romero López, mejor conocido como el Niñito Dios (por aquello que todos lo cargan y nadie lo ve crecer), presentado como “incansable promotor” de las mujeres (el chiste se cuenta solo).
Estimado ciberlector, y aquí entra lo delicado: se venden estos encuentros como intervención especializada, pero no se acredita —al menos en lo público— una experiencia técnica robusta y verificable en atención y seguimiento con perspectiva de género. El aplausómetro pagado no es indicador de política pública: lo que vale es la evidencia, lo palpable, atención, denuncias, acompañamiento, órdenes de protección que se cumplieron, cuántos agresores fueron procesados, cuántas redes comunitarias quedaron instaladas con presupuesto y responsables claros. Si eso no existe o no se transparenta, el foro es un acto, no una intervención.
También conviene desactivar el distractor fácil: que el proveedor ganador sea hombre no es, por sí mismo, el problema. El problema es el diseño que termina produciendo competencia mínima y ganadores cantados. La pregunta correcta es por qué se armó así y a quién le acomoda.
Por cierto, en ese “team de la intriga”, como bien se comenta en los pasillos, si no eres del núcleo, si no hiciste talacha desde hace años, si no te alineas o si no te tocó la bendición del líder, lo que te ofrecen es aplauso, foto, promesas y después una patadita en el trasero.
Y ahí está el punto donde el discurso se cae solo. Porque cuando Karina Barón y Jesús Romero López colocan la violencia contra las mujeres en el centro de su estrategia política, no están haciendo prevención: están administrando una tragedia.
Usan el dolor como plataforma, el miedo como convocatoria y la urgencia como capital político. No importa si el foro transforma vidas o solo produce aplausos pagados; lo que importa es quién controla la narrativa, quién encabeza la foto y quién capitaliza el evento.
Parece que no les queda claro que jugar con la violencia de género es jugar con fuego, y más cuando se hace desde el poder. Porque si después del templete no hay justicia, no hay protección y no hay seguimiento, entonces queda claro que las mujeres no fueron el fin… fueron el medio.
Estimado ciberlector, si en Oaxaca hubiera un “bosque” por cada informe con cifras “robustas”, ya estaríamos exportando oxígeno… pero aquí lo que se exporta es PowerPoint. Nuestra reportera Green, adicta siempre a la verde (y no precisamente a la reforestación), nos cuenta que la secretaria de SEMAEBIESO, Karime Unda Harp, mejor conocida como Betty Karime Unda Harp, ya entró en modo “tercer año, tercer round”: se prepara para su comparecencia a tres años de administración ante el Circo de Jalpan y, como cada año, la exigencia se vuelve deporte extremo con su equipo. Cada tercer día convoca a reunión, exige ortografía y redacción “a la perfección”, datos concretos y, de preferencia, exagerados; números que luzcan bonito en el papel, aunque en territorio sigan buscando resultados con lupa… y con lámpara.
Nuestra reportera Green dice que el método es simple, casi ecológico: reciclar. Reciclar texto, reciclar discursos, reciclar promesas. La cuenta pública se “nutre” de copy-paste de la Ley del Equilibrio Ecológico para el Estado de Oaxaca, que debería ser base y herramienta del trabajo de la Secretaría… pero en la práctica, acusa la fuente, no hay trabajo de campo honesto, claro y sostenido. Lo que sí hay es la vieja costumbre del maquillaje institucional: simular, colgarse del trabajo de otras dependencias vinculadas al medio ambiente y presentarlo como propio, como si la naturaleza se regenerara con pura redacción impecable.
Uno de los capítulos estelares es la Verificación Vehicular: la fuente sostiene que no se logra un programa completo y que los centros de verificación siguen sin regularse como debería. Ahí aparece la directora de Política Ambiental, Amparo Socorro, señalada como “la imagen” y como quien hace “arreglos por debajo” con los centros de verificación. Y para que el guion tenga villano reciclado, recordemos que Amparo Socorro fue directora en SEMOVI en la pasada administración priista, personaje cercana y clave a Mario Alberto Guzmán (“Mabeto”), ex priista y ahora sumado al Verde Ecologista. O sea: la ecología, pero con ADN de chapulín… de esos que saltan de color según la temporada.
Luego están los famosos Planes de Manejo, que en cristiano son el instrumento donde se detallan acciones para minimizar la generación y maximizar el aprovechamiento de residuos. El responsable señalado es Manuel Valdez Juárez, director de Regulación Ambiental. Y aquí nuestra reportera Green se carcajea, porque la acusación es directa: que “vende valuaciones y autorización de impacto al mejor postor” y que, si el trámite es complejo por tiempos, él lo vuelve “práctico y rápido” con “unos cuantos pesos”. La burocracia, ya sabe usted, también es biodegradable… sobre todo cuando se deshace en efectivo.
También aparece el tema del Río Atoyac y el Río Salado: Karime presume el número de mesas de trabajo, cuántos municipios asistieron, diagnósticos, propuestas calendarizadas, proyectos ejecutivos a corto, mediano y largo plazo… y mucha idealización de lo que “se puede hacer”, con retórica de saneamiento, pero sin aterrizaje real. Atoyac: el río que en informes se limpia con adjetivos y en la realidad se ahoga con pendientes. Ahí tenemos el río Atoyac con las aguas negras, y usted estimado ciberlector puede ir y constatar que no ha hecho nada.
Y si usted pensaba que faltaba el apartado turístico de la simulación, llegan las “Caravanas”: excursiones que realiza la Secretaría y que, según se afirma, “realmente no hay un impacto hasta el momento”, ni objetivos claros que se sostengan más allá de la foto. Porque aquí el medio ambiente también se atiende con paseos… y con reels. Nuestra reportera Green apunta que, en redes, “manejan la imagen de Sinaí muy fuerte” y que los reels rebasan la realidad de la Secretaría.
¿Y quién es ese Sinaí que aparece como estrella del show? Se le describe como “el flamante subsecretario suertudo”. Se afirma que es licenciado en Ciencias de la Comunicación y que fue cercano y brazo derecho de Diana Hodich Toledo, aquella ex subsecretaria y autollamada “la sobrina”, porque —según se señala— ella misma decía ser familiar del “primer mandatario”. Y de ahí, como si la escalera institucional tuviera elevador VIP, Sinaí Casillas Cano pasa de jefe de departamento de Energías al “primer peldaño” cuando Diana dejó el espacio vacante, porque dicen le pidieron su renuncia.
Nuestra reportera Green, asegura que Sinaí, fiel a su estilo de ganarse la confianza de mujeres con cargos importantes en SEMAEBIESO, termina ganándose a Karime. Incluso dicen las lenguas viperinas de doble filo que “Karime Pinzón” le da oportunidad de figurar con fuerza en redes, dejando a un lado el trabajo de Sergio López Sánchez, un político con amplia experiencia que avanza por su cuenta con recorridos y reuniones con autoridades municipales, sin estar esperando indicaciones.
Además, desde que llegó Sergio, en los pasillos de la Secretaría se comenta que Karime no quiere hacer equipo con el diputado con licencia, porque desconfía de él y se siente vigilada en cada movimiento. Lejos de aprovechar la posición del subsecretario para convertir esa experiencia política en avances concretos y resultados palpables, la titular habría optado por el recelo y el control. Lamentable decisión para quien presume inteligencia y liderazgo (el chiste se cuenta solo) porque en lugar de fortalecer la institución, esa desconfianza termina asfixiando el trabajo interno. Así, el área que debería respirar coordinación, planeación y rumbo claro, hoy opera como una secretaría ambiental donde el oxígeno escasea… pero en el ambiente laboral. ¡Ups!

Y como toda trama primaveral necesita su episodio de “favor con placa”, la Secretaría también tuvo su momento estelar con la entrega de un vehículo recolector de residuos al municipio de Totontepec Villa de Morelos. Oficialmente, se dijo que fue resultado de la buena colaboración institucional; extraoficialmente, en los pasillos se comenta que el apoyo fue “a beneficio” de Karime Unda y de Fátima, mejor conocida en la oficina como la famosa ahijada. Porque aquí, cuando hay buena voluntad, casi siempre viene con dedicatoria.
El detalle es que en Totontepec sí existe un grupo serio de monitoreo ambiental, los Guardianes de las Aves de Totontepec, cuyo trabajo ha servido de escenografía perfecta para presumir la entrega, como si con el camión recolector también se llevaran la basura política y, de paso, las preguntas incómodas sobre a quién se apoya y por qué.
Nuestra reportera Green nos cuenta que el capítulo no termina ahí. Resulta que la ahijada, Fátima Santana Pérez, viajó hasta Colima para presentar el festival de aves de Oaxaca, con viáticos pagados por la Secretaría, aunque ella forma parte de CONABIO, es decir, del Gobierno Federal. Un viaje muy ecológico, eso sí, pero con combustible presupuestal ajeno… o al menos confuso.
Con todo este coctel de simulación, cifras de papel y proyectos que solo existen en el discurso, Betty Karime Unda Harp llegará en breve al Congreso del Estado para su informe. Dicen que llegará tranquila, confiada, casi burlona, porque ya aprendió la lección: mentirle al gobernador Salomón Jara requiere oficio, pero mentirle a las y los diputados es todavía más fácil. Total, sabe que no leen, no estudian el tema y no dominan el lenguaje técnico.
Ahí, desde la tribuna, volverá a presumir proyectos que no funcionan, programas que no existen y avances que nadie ha visto en territorio, segura de que nadie le va a pedir datos duros, resultados verificables ni cuentas claras. Porque mientras ella juega a la académica ilustrada, en el Congreso sobra improvisación, falta interés y reina el silencio cómodo, hasta de los rebeldes de siempre como la naranjita seca Alejandra García Morlán o el Pelón Tachidito Dante Montaño.
La comparecencia de Karime está a la vuelta de la esquina y el reto queda servido: o las y los diputados rompen el papel de comparsa, se documentan y cuestionan como representantes del pueblo, o confirman que el medio ambiente les importa menos que no incomodar a una secretaria que ya los mide, los conoce… y se ríe de ellos.
Ya veremos…

Nuestra reportera Colegiala, ya no sabe si está cubriendo educación pública o una agencia de viajes en temporada alta. Porque mientras en Oaxaca el reloj corre, las aulas esperan y los plazos se vencen, Emilio Montero Pérez, director general del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), resulta y resalta que decidió cerrar el año como Dios manda… de vacaciones familiares, pero no siento turista en tu estado, él decidió irse a Japón. Sin estrés, sin pendientes visibles como su dirección y, sobre todo, sin preocupaciones públicas como Juchitán.

Y aquí vienen las preguntas que en el IEEPO nadie quiere responder, pero que en esta columna sí se restriegan con jabón del fuerte:
¿Qué pasó con la entrega del mobiliario escolar?
¿Y el equipo de cómputo prometido a las escuelas?
¿Ya se repartió todo o sigue en modo “próximamente”, como tráiler de película que nunca se estrena?
Porque no es menor el detalle: el calendario administrativo 20025 cierra este mes, y para cumplir tuvieron que haber echado mano hasta del Ejército, la Marina, la Guardia Nacional y si se podía, del Santo Niño de Atocha. El tiempo no daba, los retrasos eran evidentes y el silencio oficial… ensordecedor. Pero mientras acá se apagaban las computadoras que nunca llegaron, el director apagó el celular y prendió el modo avión. Pero bueno, prioridades son prioridades: primero Kioto, luego el pizarrón.
Eso sí, hay que ser justos: el viaje no es oficial, es vacacional. Con familia. Con fotos. Con recuerdos. Lo llamativo es el contexto. Temporada alta, boletos que se triplican o cuadruplican, hoteles que cobran como si incluyeran samurái de cortesía y sushi bendecido. Y entonces surge la pregunta obligada, la que retumba como coro tropical en el Lavadero Político:
¿Quién pompó? ¿Quién pompó? —como cantaba el Filósofo Chico Che—
Eso sí, uno no puede evitar especular: qué estará conociendo Emilio en tierras niponas. Tal vez admire la puntualidad japonesa, la eficiencia extrema, el respeto por lo público… valores que allá se practican y acá se presumen. Quizá visite escuelas impecables, con tecnología funcionando, alumnos sentados en sillas reales y no en la esperanza. Un choque cultural fuerte, sin duda, pero muy inspirador… desde lejos.
Otro detallito más que olvidan: la austeridad franciscana, esa que insiste en el discurso de contención, modestia y ética pública, misma que algunos funcionarios parecen haber entendido que la austeridad es espiritual… no presupuestal.
Lo más delicado no es el viaje —cada quien descansa como puede—, sino la ausencia total de explicaciones. No hubo comunicado, no hubo balance, no hubo “ya cumplimos” ni “estamos cerrando”. Nada. El director se fue sin aclarar, sin rendir cuentas y sin dejar respuestas. Total, pensó, las escuelas no vuelan… pero él sí.
Nuestra reportera colegiala, por cierto, ya bajó sus expectativas. Ya no espera escritorio, ni computadora, ni internet funcional. Sólo espera su souvenir. Aunque sea un llavero japonés que diga: “IEEPO 2025: mientras tú esperabas, yo viajaba”. Material educativo, pero de cinismo avanzado.
Y así cerramos el año con una pregunta que sigue flotando entre Oaxaca y Tokio:
¿Quién pompó… el viajecito, y quién va a responder cuando se acabe el mes? Y de una vez les decimos que Lavadero Político va a volver a abrir la llave. No con rumores, sino con datos. Porque los viajes se olvidan, las vacaciones se acaban y los souvenirs se empolvan, pero las omisiones administrativas dejan rastro.

Nuestro reportero Sabueso nos cuenta que el pueblito noble y sabio está enfermo… pero no sólo del cuerpo, sino de tanta ocurrencia sexenal. Ahí está la joya del absurdo: la Megafarmacia del Bienestar, ese monstruo blanco que vendieron como “la más grande del mundo” y que acabó siendo la bodega más cara del sexenio. Se tragó miles de millones de pesos y, a cambio, regala pasillos vacíos, anaqueles pelones y un teléfono que casi nunca resuelve nada. El chiste se cuenta solo.
La cosa no se quedó en Huehuetoca: en Oaxaca también quisieron ponerle moño al fracaso. Hace unos meses repartieron tarjetas de las Farmacias del Bienestar como si fueran llave mágica para la salud. La gente las guardó con esperanza… pero al llegar a los centros de salud y hospitales, la realidad fue la misma de siempre: no hay medicina, regrese luego. Tarjeta en mano o sin ella, el enfermo sale igual de enfermo, nada más con una credencial más en la cartera.
En los papeles y en las mañaneras, un funcionario de IMSS-Bienestar viene a presumir que el abasto es casi perfecto, que cada día se surten las recetas puntualmente y que el sistema ya está “blindado contra el desabasto”. Pero para comprobar que eso es mentira no hace falta ir a la última comunidad en la sierra: basta darse una vuelta por cualquier centro de salud de la ciudad o del valle. Ahí le entregan sólo una parte de lo recetado, le dicen que lo demás “no ha llegado” o que “ya se acabó”, y cuando al fin llega, llega tarde.
La OMS dice que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, no sólo la ausencia de enfermedad. Aquí, con suerte, apenas alcanzamos a que no se muera el paciente en la fila. Bienestar, lo que se dice bienestar, no se ve: hay que hacer colectas, rifas, vender comida o endeudarse para comprar en farmacia privada lo que el sistema público no entrega, mientras la megabodega sigue posando en las tomas con dron.
Estimado ciberlector, nos vendieron una Megafarmacia salvadora, nos repartieron tarjetas milagrosas y nos recetan discursos de abasto perfecto… pero en la realidad en todo México y en Oaxaca seguimos igual que siempre: con recetas incompletas, tratamientos a medias y un elefante blanco que no cura ni la gripa. Eso sí, en la foto oficial todos salen muy saludables.
De los creadores de El secreto en el río llega… El secreto de la Cámara local.
Así es, amigos ciberlectores:
Los integrantes de la comunidad LGBTIQ+ se encuentran en incertidumbre al no saber qué sucedió con el Instituto de Atención a la Diversidad Sexual y de Género, ya que con bombo y platillo fue anunciada su creación desde hace más de un año y, a la fecha, no aparece por ningún lado.
Quizá la novatez les ganó a los diputados locales y se les olvidó preguntar cuánto costaba echar a andar este nuevo instituto.
Es común que hagan leyes al vapor y que, financieramente, sus ocurrencias salgan caras.
¿Qué podrán informar sobre este tema nuestros flamantes legisladores?
¿Será que les tomaron el pelo a las intrépid@s?
…Y me solté el cabello, me vestí de reina,
me puse tacones, me pinté y era bella…
Pero tú no, Lic. Cortillo.


La “heroica” ciudad de Huajuapan de León vive tiempos interesantes bajo la actual administración que encabeza el presidente Chupón. Para nadie es un secreto que la danza del dinero público y los látigos administrativos que se sacuden dentro del palacio municipal merecen una disección puntual. Porque en este Lavadero Político, como diría nuestro reportero Flechador del Sol, la ropa sucia no solo se lava en casa: se factura con descaro y se viste con cinismo.
Vamos por partes, porque el tejido de la simulación es denso.

Aquí está una factura que sirve como evidencia del peculiar concepto de “protección” al personal de seguridad en Huajuapan. La factura número 4067, pagada al Grupo Comercial Camager, S.A. de C.V., detalla un desembolso de $1,123,649.79 (un millón ciento veintitrés mil seiscientos cuarenta y nueve pesos).
¿El concepto? La supuesta “adquisición de uniformes y sus accesorios” para el personal de SITRESUGAH, bajo el noble pretexto de “brindar seguridad y protección”.
Hasta ahí, burocracia de manual. Pero las voces desde el interior del Ayuntamiento cuentan otra historia.
Esos uniformes de precio dorado son, en realidad, prendas de baja calidad, que “no rinden” y “no duran ni el año”. Peor aún: fuentes internas señalan que este pago millonario opera como una nómina disfrazada para un personaje bien identificado: Christian Reyes Ramírez, Comisario de Seguridad Pública del municipio.
Christian no solo factura millones en uniformes de policía y bomberos; también aparece en material deportivo, renta de camiones de basura y quién sabe cuántas otras compras “indispensables” para el buen funcionamiento municipal. Es, en resumen, el mejor amigo del Ayuntamiento. Y ya sabemos cómo terminan esas amistades: con presupuestos flacos y proveedores obesos.
Se factura seguridad de primer mundo; se entregan trapos que no aguantan tres lavadas. El erario sangra más de un millón de pesos en una protección que no protege, pero sí enriquece bolsillos selectos.
Mientras el dinero fluye hacia los “uniformes” fantasma, a la tropa se le exige austeridad y sacrificio. La Circular CRH-090-2025, emitida por Recursos Humanos, “solicita el apoyo” de todo el personal para donar juguetes con motivo del Día de Reyes, con fecha límite de entrega el 2 de enero.
El documento cierra con el eslogan empalagoso: #ContigoEsPosible.
Lo que no dice la circular —pero gritan los pasillos— es que ese “apoyo” es tan voluntario como un impuesto.
La instrucción interna es clara: quien no se alinea con los juguetes o quien falta al tequio —esa figura comunitaria pervertida en trabajo forzado— enfrenta restricciones contractuales. Caridad entendida como extorsión laboral.
Dentro de la administración del presidente Chupón se volvió costumbre pedirle al personal que “se caiga con unos juguetes” cada enero. No es una ocurrencia aislada: es práctica recurrente. Y lo más grave es que en administraciones anteriores jamás se hizo algo así.
Esta vez, además, el cinismo subió de nivel. La circular ni siquiera especifica cuánto debe aportar cada trabajador. Todo queda en el aire. Ambiguo. Amenazante.
Antes, cuando había apoyos, no salían del bolsillo del personal. Porque pedirle dinero a los trabajadores para quedar bien es exactamente eso: quedar bien con sombrero ajeno. O dicho sin rodeos: extorsión disfrazada de solidaridad.
La máxima de esta administración parece clara y cruel: el presupuesto es para los amigos; la precariedad, para los empleados.
El personal de confianza se quedó sin vacaciones en diciembre; a otros se les deben días que ya no pudieron tomar. Hay trabajadores enfermos a los que se les niegan incapacidades y descanso.
Así las cosas en la Heroica. Un gobierno que gasta millones en simular que viste a sus trabajadores, mientras los desnuda de sus derechos más elementales.

La semana pasada, desde la Mixteca, nuestro Flechador del Sol dio cuenta de un audio que retrata el ambiente real dentro del Ayuntamiento.
No es un arranque. Es un abuso permitido. Porque nadie grita así si no sabe que puede hacerlo.
A petición de muchas y muchos ciberlectores, hoy compartimos el audio editado, cuidando no revictimizar a la persona agredida.
Aquí no hay interpretación ni adjetivos de más. El audio habla solo. Escúchelo… y saque sus propias conclusiones.
En el Lavadero Político no juzgamos por usted; solo abrimos la llave.

Estimado ciberlector: si este 2025 se le borró la memoria por tanto escándalo, tanta “Primavera” y tanta foto con filtro, no se preocupe… aquí le traemos el primer recalentado fino del año: de enero a junio, para que le vuelva a hacer “click” el disco duro (y también para que nadie se haga el sorprendido).
Arrancamos con un aplauso para el “equipo de investigación 2025” del Lavadero: la Police woman (así, en inglés, porque la realidad ya viene subtitulada), el reportero Sabueso (que no es bodega, pero sí trae inventario), la Apaga Fuegos, Zancudito Loco, Pitufín, Nita, Silvestre Canta-Pajarillo, Estrellita Dorada… y claro, la Come Cuanto Hay y la Reportera del Amor (que no viene a dar abrazos: viene a contar deslices, y el que entendió, entendió).
Enero, el mes de la cruda institucional
Empezamos con el “bienvenida 2025” que olía a gasolina… pero de la que no había. Apaga Fuegos documentó el viacrucis del Heroico Cuerpo de Bomberos por el desabasto: mientras el Capitán Iván García (SSPC) juraba que ya se resolvía “ese mismo día”, la realidad respondió: “spoiler alert: no fue así”. Y en la mesa —qué casualidad— apareció Noel Hernández Rito (Administración), con la misma receta: promesa, reunión, y tanque a cuarto.
En enero también asomó la novela cultural de Palacio: Flavio Sosa Villavicencio, bautizado como “El Demonio de Tasmania”, nombrado en Culturas, pero sin poder entrar a gobernar la oficina porque Víctor Cata no entregaba ni papeles, ni sellos, ni nada (Houdini burocrático, pues). Y ya entrados en el chisme administrativo, se corrigieron parentescos y se soltó el nombre de Angélica García Pérez en el COBAO, con su propia trama política.
Y como el año no podía empezar sin Mixteca, en Huajuapan el “Presidente Chuponcito” (Luis de León Martínez Sánchez) siguió siendo tema: el Lavadero lo pintó como “tazo dorado con holograma”, más cerca del mito de sangre azul que de las necesidades de la gente, mientras se contrastaba con figuras del propio municipio como Enrique Camarillo.
Febrero, cuando la realidad empezó a hablar con nombres y apodos
Huajuapan volvió a dar material: la gestión de residuos, pleitos por celdas, el caso de Agua Dulce y hasta el intento de “negociación” con el agente municipal Arturo Toledo, con promesas y obras a medias; y el cambio de agente municipal que terminó electo Saúl de Jesús Peña Cruz (con la política local moviéndose como siempre: entre cercanías, presiones y documentos “oportunamente” enviados).
En la capital, la Police woman también dejó caer una de esas postales que Oaxaca no presume: el caso de Giovanni Riaños Saguilán (IFREO) y el dinero en efectivo olvidado/robado, porque aquí hasta el descuido sale caro… y cuando son “pelucho-pesos”, sale más caro.
Y mientras unos andaban jugando a la “aldea azul”, el reportero Pitufín narró la interna panista con nombres, apodos y ganadores “entre pitufo$”, incluyendo a Rosario Ramírez Hernández (“Chayito”) y el reacomodo de la fauna partidista.
Marzo, la salud por el piso… y la política en modo pasarela
En marzo el Lavadero puso el dedo donde arde: la tragedia de una enfermera en el Hospital IMSS-Bienestar de Tuxtepec, nombrando a la doctora Nazarea Herrera Maldonado como jefa de enfermeras, y señalando el contexto de precariedad y decisiones internas que olían mal desde antes.
Y para que no se diga que aquí solo se denuncia a los de bata, también se ventiló el caso de la diputada federal Soledad Zárate Hernández, con señalamientos por violencia familiar y la lista de “sospechosos comunes” del círculo político que suele aparecer en estas historias: desde Mariana Benítez Tiburcio, Rosa María Castro Salinas, Irma Juan Carlos y Naty Jiménez Vásquez, Donato Vargas Jiménez, Susana Harp y Cony Rueda.
Abril, el SAT, Tanivet y el medio ambiente “respirando” raro
Abril vino con factura fiscal y con nombres completos: se habló del boquete de casi 11 millones en Santa Lucía del Camino, heredado por ex ediles Raúl Cruz Cruz y Dante Montaño Montero (“Tachidito”), con el detalle clave de ISR retenido y no enterado.
Ese mismo mes, el “Resort Tanivet” volvió al Lavadero: el caso del reo Óscar M. L. C. (preso por homicidio en Puebla) y los privilegios VIP, con preguntas directas para José Jarquín López (director del Centro Penitenciario Varonil de Tanivet) y Roberto Claudio Castillo (Subsecretario de Prevención y Reinserción Social). Porque en Oaxaca, hasta las fugas traen marca de tenis.
Y como no hay tragedia completa sin cinismo ambiental, el reportero Silvestre Canta-Pajarillo se fue contra la SEMABESOaxaqueña (usted me entiende): Karime Unda Harp, el abandono del ProAire, estaciones de monitoreo que “dicen que sirven” pero no, reuniones para la foto (hasta con Alicia Bárcena) y una cotización de mantenimiento que olía a “moche” o desvío.
Mayo, el mes de los negocios “bien planchaditos”
Aquí el reportero Sabueso sacó tijera y poda: licitaciones con postores únicos, camionetas sin destinatario claro y sin NOM, y el nuevo “modelo” de compras consolidadas que —según el propio Lavadero— abrió la puerta a procesos sin trazabilidad. Y en el centro del tablero: Noel Hernández Rito, ligado políticamente a Antonino “Hamponino” Morales, ya con el olor a proveedor en la ropa.
La joya de mayo fue la licitación LPE-SA-SA-0015-04/2025 (06 de mayo): 70 camionetas pick-up 4×2 por 39,123,770 pesos, con Autos Mexicanos, S.A. de C.V. (Nissan) como único postor, y el señalamiento de que se descartó la NOM-160-SCFI-2014 (con el propio Lavadero diciendo que eso contraviene la ley federal en la materia).
Y en el sector salud, para que no se nos pierda el hilo, el Lavadero volvió al ISSSTE “Presidente Juárez”: el nombre del director Emmanuel de Jesús Cortés Santiago apareció en el foco, en medio de señalamientos internos y el malestar del personal.
Junio, cuando el gobierno firmaba fallos… mientras el viento tumbaba techos
En junio, con el huracán Erick pegando a decenas de municipios, el Lavadero soltó una escena que retrata el contraste oaxaqueño: mientras afuera había emergencia, en Tlalixtac se deshojaban sobres y se firmaban fallos para la Guelaguetza 2025, con Noel Rito “mal comandando” desde Administración y la “bendición sonriente” de Saymi Pineda Velasco desde Turismo.
Ese mismo junio también trajo otra línea de investigación: la Estrellita Dorada se fue contra la crisis en facultades de Derecho —abandono, corrupción, acoso y desinterés institucional— y lo dejó anunciado como primera entrega (para los que creen que “lo académico” se arregla con discursos).
Y, como postre, el Lavadero no soltó a ciertos personajes “neo morenistas”: Concepción Rueda Gómez (“Cony Rueda”), recordando su pasado panista y su cercanía política con Susana Harp, porque aquí los expedientes no se borran: solo se cambian de color.
Y hasta aquí, ciberlector, hacemos una pausa estratégica con las mejores diferencias y separados al nacer del 2025. Respire, tómese su agüita de chía y ajuste el cinturón… porque si de enero a junio ya hubo drama, licitación, pleito y “yo no fui”, lo de julio a diciembre fue el recalentado con doble salsa: más descaro, más factura y más política de utilería. La segunda mitad viene en la siguiente entrega, para completar el álbum familiar… pero de la familia política, esa que nunca se pierde una comilona, una licitación ni un “me lo ordenaron”.
Ahora sí: julio–diciembre 2025, la segunda mitad que faltaba
Julio abrió con ese Oaxaca donde el Derecho se siente como reality show, con el Poder Judicial en modo “sálvese quien pueda” y con la idea de que algunos cargos se mueven más por pasillos que por méritos.
Pero el golpe con jiribilla vino cuando el Lavadero se fue a la licitación cultural que olía menos a arte y más a negocio: el expediente LPE-SA-SC-0044-06/2025, casi 10 millones de pesos para “fortalecer manifestaciones artísticas y culturales 2025”, con dos empresas jugando carrera de cifras gemelas, y el señalamiento de domicilios clonados y “apoderados multiusos”, como para que la cultura quedara bien… pero la factura mejor.
Y como el chiste se cuenta solo, el Lavadero amarró el hilo: cuando el presupuesto se vuelve escenario, siempre hay quien sueña con que el aplauso lo lleve a otra oficina más grande.
Agosto arrancó con IFREO en modo “misma idea, nuevo acrónimo”: licitación LPE-SA-IF-0048-06/2025 para el SIFREO, con 164 PCs, 43 escáneres y hasta antenas satelitales, todo con su narrativa de modernidad… de esas que suenan precioso en boletín y se sufren en operación.
Y por si faltaba novela, el Lavadero volvió a poner a Flavio Sosa en el centro del teatro: pleitos, metralla pública, memoria selectiva, y el recordatorio de que en Oaxaca hay funcionarios que cambian alianzas como guayabera: según la temporada y el bolsillo.
Mientras tanto, en SEMABESOaxaqueña el show fue “caravana” y foto, pero con los verificentros tronando y la gente haciendo fila como si regalaran oxígeno: Amparo Socorro Suárez (Política Ambiental) más ocupada en acompañar la gira que en apagar el incendio ciudadano; y nombres en la mesa como Rafael Barzalobre Gerónimo, Sergio López Sánchez y hasta el caso de Sinaí Casillas y sus proyectos abandonados.
Y cerrando agosto, el Lavadero soltó esa escena de “autoridad que se dobla”: el tema de armas, dudas que regresan aunque decomisen pistolas, y la lectura política donde apareció el fiscal Bernardo Rodríguez Alamilla y el runrún de que en Oaxaca hay carreras que brincan de Justicia a SEGO como si fuera tradición.

Septiembre prendió alertas con el SUNEO: el Lavadero habló del riesgo de convertirlo en botín político, del rechazo en la UNSIS, y de la renuncia de la rectora María de los Ángeles Peralta Arias en medio de protestas.
En paralelo, el Niñito Dios empezó a asomar (otra vez) en el libreto: Jesús Romero López y la grilla prematura, con nombres como Fernanda Schmidt Ruiz en el radar de promesas internas, y el señalamiento de tequios condicionados como moneda política.
Y para que el mes quedara bien barnizado de “pueblo bueno y sabio pagando”, llegó el paquete de la pachanga gubernamental: el “Día del Empleado 2025” con una cuenta mínima de 53,090,883.36 pesos, medallas carísimas, uniformes, escenario y la pregunta obligada para Noel Hernández Rito, porque a veces el reconocimiento institucional cuesta casi lo que un hospital… pero sin salvar a nadie.
Octubre se fue directo al estómago del estado: Farmacias Bienestar como promesa plastificada, quejas de medicamentos que no llegan, “gratuidad” que se disuelve en el “regrese mañana”, y el señalamiento de que el programa se usa más para narrativa que para curar.
Y en el cierre de octubre, el Lavadero sacó el “platillo regulador” de SEMOVI servido por Administración: licitación LPE-SA-SM-0086-09/2025 por 4,599,400 pesos, adjudicada a Monitoreo Empresarial KYC, S.A. de C.V., con un solo postor, y con Yesenia Nolasco en el cuadro de la foto, bajo el paraguas del team del Niñito Dios.
Además, octubre dejó esa estampa política donde los conflictos educativos y la “reinstalación” con personajes de alto nivel parecían más escenografía que solución, con el gobernador Salomón Jara pagando el costo político de operadores que confunden su trabajo con su siguiente puesto.
Noviembre trajo lectura nacional dura: el choque con Ricardo Salinas Pliego, la oposición mirando desde la banca, y esa frase venenosa que el Lavadero dejó caer como advertencia: si usted creía que no había algo peor que el PRI… sorpresa.
Y también apareció el clima de “ya empezó el 2027”, con delincuencia avanzando, gobierno cohabitando con el problema y el recordatorio de que los próximos años no van a pedir permiso para ponerse feos.
Diciembre abrió con Saymi Pineda y la “Primavera Turística”: equipamiento, cursos, empresas recientes y la promesa de que viene la cuenta final, porque el presupuesto turístico se está moviendo como marea alta… pero con dinero ajeno.
Luego vino la estampa nacional del acarreo: “la madre de todos los acarreos”, funcionarios obligados, músculo mostrado por miedo y recursos públicos cubriendo la movilización, porque cuando el gobierno tiembla, arma evento masivo.
Y el cierre de diciembre, con moño negro: Jesús Romero López, el Niñito Dios, en modo influencer de la paz mientras el estado anda entre bloqueos, conflictos y carreteras cerradas, y con el detalle que dolió porque se vio: sillas vacías, desaire institucional, representantes en lugar de titulares… y el mensaje que en política se traduce clarito: “ni para el aplauso automático”.
Hasta aquí, ciberlector: ya está el año completo en dos mitades, como Dios manda… o como el Niñito Dios quisiera mandar.

Top del Lavadero Político 2025; no por guapos ni por eficientes

Estimado ciberlector: si llegó hasta aquí sin pedir antiácido, va bien. Si se le subió la presión, también. Porque este 2025 no fue año: fue reality político, y el Lavadero no estuvo para narrarlo bonito, sino para tallar donde ardía.
En medio de todo eso, el Lavadero fue consistente: no soltó nombres, no soltó expedientes y no soltó el humor. Porque aquí creemos que la ironía también es una forma de memoria.
Y como toda buena lavandería, toca separar la ropa clara de la oscura. Así que aquí va el Top del 2025, los más mencionados del Lavadero Político, no por guapos ni por eficientes, sino por reincidencia, negocios y protagonismo mal entendido.
Primer lugar: Saymi Pineda Velasco
La más mencionada del año. No por resultados turísticos, sino por cómo se movió el dinero alrededor del discurso.
Turismo convertido en plataforma política, empresas recurrentes, capacitación con sobreprecio y una “Primavera” que floreció más en contratos que en beneficios reales.
Saymi fue la constante: si hubo gasto, hubo Saymi; si hubo evento, hubo foto; si hubo sospecha, hubo Lavadero.
Segundo lugar: Jesús Romero López, alias el Niñito Dios
No por resolver conflictos, sino por evadirlos con selfie. Mientras el estado ardía en bloqueos, pleitos y carreteras cerradas, él andaba repartiendo dulces, discursos de paz y sillas vacías. Más influencer que secretario. Más posada que política interna. Por eso se ganó su lugar.
Tercer lugar: Noel Hernández Rito
El campeón indiscutible del año. Administración, licitaciones, camionetas, eventos, fallos oportunos y contratos con aroma a proveedor favorito. No apareció por casualidad: apareció porque su firma estuvo donde estuvo el dinero. Si hubo negocio bien planchado, ahí estaba. Si hubo pregunta incómoda, también.
Menciones honoríficas hubo varias —Flavio Sosa, sembrador de la discordia primaveral, SEMABES, operadores reciclados, priistas reencauchados, futuristas sin futuro— pero el podio es claro: cuando el dinero y la ambición se cruzan, el Lavadero prende la lavadora en ciclo pesado.
Y ahora sí, ciberlector, hacemos el último remojo del año.
Porque esto no se acaba aquí.
En el 2026 seguiremos leyendo, escribiendo, señalando y riéndonos —aunque a veces dé coraje— así llueva, truene o relampaguee. Con frío, con calor, con bloqueos o con boletines triunfalistas. Porque mientras haya poder mal ejercido, habrá Lavadero Político.
Para que no se nos olvide:
Aquí no se lava la conciencia, se talla la memoria.
Y el próximo año… la ropa sucia vuelve a salir.
¡Feliz año nuevo 2026!
Vivirá poco quien no entienda lo aquí dicho, recuerde estimado ciberlector, la frase de la semana:
En política, el que presume espuma… casi siempre está lavando el mugrero con presupuesto ajeno.














