En un capítulo más de su gustada serie “Juegos de la Democracia”, el gobierno del jardín y panteones (por aquello de las flores marchitas y las flores inmortales, ¡verdad Saymi!) en turno entra nuevamente a competirle a las televisoras y plataformas digitales que venden contenido en streaming, para mantener entretenido al pueblito bueno y babalucas que creen, al igual que en La Rosa de Guadalupe, que van a poder ver la Esperanza de México.
Hoy en el gobierno están los que, a través de consultas, asambleas y elecciones manoseadas, proclaman que la democracia está en auge y que todos, pero todos, como en la revista La Atalaya, viven felices. El menú, que incluye más atole con el dedo, es la nueva caja china del proceso de revocación de mandato, en donde —sin necesidad de tener una bola de cristal— les podemos adelantar que, pase lo que pase, y al igual que las plagas que azotaron Egipto, nos las vamos a chutar para ver terminar el mandato de “ya saben quién”.
La cosa es darle trabajo a las flores marchitas e inmortales, para que proporcionen un buen entretenimiento a la gente, y que el pueblito noble y sabio no vea la ineptitud del jardín primaveral y de los sembradores de la discordia, que malgastan el dinero público en cosas que no van a servir para nada, pero que, eso sí, les dejarán buenos dividendos a algunos referentes y mentores.
En la otra pista del circo guinda traen el espectáculo de la conformación de comités seccionales, en donde ya se empiezan a ver los dispendios de recursos públicos y humanos, porque nuestros flamantes funcionarios ahora también hacen lo que sus similares del neoliberalismo.
Morena quiere demostrar, con un proceso de revocación de mandato totalmente dirigido y con la elección de sus comités seccionales, que tienen el poder de convocatoria y que en Oaxaca solo sus chicharrones truenan.
Con lo que no cuenta Morena es que ya la gente está harta de ser utilizada para todos sus eventos, movilizaciones, asambleas y mafufadas que se les ocurren.
La pregunta que hacemos es: ¿cuánto nos va a costar la realización de este nuevo juego de la democracia? Porque no es nada económico… ¿o sí?
Nuestro Reportero Green (aficionado a la verde), nos informa que en nuestro amado pueblito de Oaxaca las promesas vuelan más rápido que las catarinas de las lonas oficiales. Y es que la Secretaría del Medio Ambiente, encabezada por Karime Unda Harp, arrancó con fanfarria sus famosas “Caravanas Ambientales Layú Stidu”, presentadas al gobernador Salomón Jara Cruz como un mecanismo de “justicia ambiental territorial”. Sin embargo, lo que empezó con discursos en la mañanera del 12 de agosto terminó en mesas levantadas, souvenir de gorra y cero resultados.
El problema no es nuevo: las caravanas nacieron sin un peso para operar, pues se recargan en el trabajo de los municipios. Lo único que ofrecen son asesorías técnicas y orientación que ya existían en el catálogo normativo. Prometer talleres de calidad del aire sin equipos ni personal es como anunciar vuelos sin avión. Nada nuevo, nada de impacto.
Por eso, cuando la asesora Liz sacó la idea de la manga, todos sabían que no había recursos. Karime, ya regañada desde Palacio por la acumulación de notas negativas, decidió impulsarlas para congraciarse. Y sí: al gobernador le interesó, pero nadie le explicó que lo que ofrecían eran puros trípticos.

El estreno en la agencia Candiani fue la prueba: inauguración bonita, lonas coloridas, bolsas mandaderas y gorras para no despeinarse. Pero cuando llegó la hora de las mesas de trabajo, las autoridades municipales se fueron. Hubo que suspenderlas, quedando como evidencia el mensaje que se mandaron vía WhatsApp: “Nos acaban de suspender las mesas de trabajo porque se fueron casi todas las autoridades municipales”.
Informes con foto, proyectos sin rumbo
El contraste es doloroso. En los informes de gobierno, Karime ha presumido convenios con CENAGAS, programas de ecotecnias para viviendas, proyectos de energías renovables y hasta el Centro de Educación Ambiental Ñuu Kuu. Ahí están las fotos, las cintas cortadas, los discursos solemnes. Pero ya pasaron dos años y nada se ha operado: los convenios no caminan, las ecotecnias no existen, las viviendas no se construyen y las mesas con empresarios nunca se realizaron.

Entonces, ¿qué se le ofrece realmente a los municipios en estas giras? Nada. Solo lo normativo: lo que ya existe en papel.
El caos ciudadano: verificentros al borde del colapso
Mientras tanto, en las calles, el malestar ciudadano crece. Basta con ver las filas kilométricas en el verificentro de Brenamiel y otros puntos. Automovilistas desesperados, trámites atrasados, corrupción disfrazada de “cupo lleno”.
¿Y dónde está la responsable? Amparo Socorro Suárez, directora de Política Ambiental, más preocupada en acompañar a Karime a las caravanas que en arreglar el caos en los verificentros.

El enojo ciudadano se acumula, pero en la Secretaría se distraen organizando caravanas que solo sirven para justificar un espacio en el informe.
En la mesa de Gestión integral de cuencas y recursos hídricos, Rafael Barzalobre Gerónimo supervisa el río Atoyac y el Salado sin herramientas para revertir su deterioro. Y mientras tanto, todos siguen esperando que el subsecretario Sergio López Sánchez encabece la operación de fondo y limpie esa Secretaría.

Los protegidos en primera fila
Y como en todo buen show político, no faltan los protegidos de Karime. La asociación de aves, incrustada en la Secretaría, —Yair, Fátima y compañía— mientras los problemas estructurales siguen igual: ríos contaminados, aire sin medir, basura sin control.
Además, estimado ciberlector, el reparto de cuotas políticas no falta: Sergio, con experiencia, tiene mucho que aportar, pero corre el riesgo de quedarse en el rol del operador, al quien le imponen gente para tenerlo vigilado. Como el caso de Sinaí Casillas, director de Energías Renovables, podría ascender en el organigrama (Subsecretario de Política Ambiental y Energías Renovables, lugar que ocupaba Diana, la sobrina incómoda), por cercanías políticas, aunque su único proyecto visible —los “gallineros” de Ñuukku— está abandonado y convertido en bodega. Por lo pronto, ya está haciendo labor de convencimiento con Sergio, para demostrarle que tiene tablas. Esperemos que el Diputado con licencia, no caiga en el juego de Karime, quien, por cierto, ya anda en modo “empoderada”, porque le dijeron que no se va del gabinete, ya que su referente la respalda. Aunque dicen por ahí, eso del respaldo, es una broma de mal gusto.

Estimado ciberlector, fanático al medio ambiente, como se dará cuenta, Karime Pinzón Unda, ofrece al gobernador y al Congreso es solo atole con el dedo.
La ecuación es simple: caravanas con gorras, pero sin presupuesto; informes con fotos, pero sin proyectos operados; funcionarios con reflectores, pero sin resultados. Dos años después, el discurso de la Secretaría sigue vacío: nada de convenios, nada de ecotecnias, nada de energías renovables.
Y mientras los ciudadanos pierden horas en filas de verificentro, la Secretaría presume caravanas que no cambian nada. Si estas son las “caravanas de la transformación”, más parecen caravanas del autoengaño.
¡Ay… Karime!

Los que no se cansan de hacer el ridículo son los dos alegres compadres: Raúl Bolaños Cacho Cué, alias el Traicionero, y nuestro entrañable Alejandro Avilés Álvarez, que entre futurismo barato e ignorancia genuina insisten en su loco periplo rumbo a una gubernatura que, les avisamos desde ahora, no llegará para ningún candidato varón en Oaxaca en mucho, mucho tiempo.
Esta semana fueron a la Mixteca a prometer el oro, el moro y hasta el tesoro, aun sabiendo (o haciéndose los desentendidos) que no hay forma de que pasen ni como candidatos verdes. Rayando en su revelador cinismo, muestran que solo venden política de fotografía. Aquí la evidencia:

La apuesta es sencilla y descarada: hacer proselitismo de utilería, montarse en el trabajo que pacientemente ha hecho “Rizos de Oro” Pepe T. en el Verde, y aparentar que tienen respaldo político cuando lo único que cargan es su ambición reciclada. El futuro, tanto para Raúl como para Avilés, pinta tan descolorido como sus discursos. Ambos son diputados federales, o sea, viven desconectados del territorio que ahora fingen recorrer, sacando del baúl de los recuerdos las viejas prácticas priistas: juntar a la “clase política” local, posar para la foto, repartir abrazos de compromiso y salir corriendo en cuanto se acaban las garnachas.
Ya vimos la tragicomedia de Avilés en la Cuenca, donde solo le faltó revivir a don Eulogio Meneses para completar el álbum de figuritas priistas en peligro de extinción. Varios invitados parecían más incómodos que emocionados, obligados a estar ahí por esos favores inconfesables que solo se cobran en política. Y mientras se repartía el pozole político, en la mesa flotaban los espíritus de Ulises Ruiz y José Murat, rondando como fantasmas detrás de Avilés y Raúl, que se esforzaban en aparentar entusiasmo cuando lo único que transmitían era olor a naftalina.
Así las cosas, no sabemos si planeen realmente una campaña rumbo a la gubernatura —que para un hombre llegará en 7 u 8 años, con suerte— o si simplemente quieren seguir vivos en la foto. Lo único cierto es que, si insisten en hacer política con las reglas del pasado y sin un plan claro, corren el riesgo de convertirse en lo que ya parecen: dos cadáveres políticos que todavía respiran por inercia.
¡Perdónalos, Yisus! Porque no saben lo que hacen… aunque todo indique que tampoco saben lo que dicen.

Esta semana, lo que queda del Comité Estatal del PRI publicó una imagen que retrata fielmente lo que pasa en ese partido en Oaxaca, y por qué están como están.
Resulta y resalta que ellos siguen engañándose con la idea de que tienen algo de futuro, cuando todos son agentes del pasado que los llevó a la catástrofe que hoy enfrentan.
Repasen la imagen: el hijo de Chucho Bolas, que no ha tenido mejor destino político que seguir atrincherado en el Comité Municipal que ahora se disputa, nada más y nada menos, con Hugo Jarquín. Bueno, al menos hay que reconocer que Jarquín aún lo siguen un puñito de mototaxistas y vendedores ambulantes de la zona del mercado de abasto, a los que regentea.
Jorge González Ilescas, que dice ser dirigente de la CNOP aunque ya ni siquiera oficina tiene, luego de que la Primavera oaxaqueña les requisara las oficinas que tuvieron durante cuarenta años. ¿Qué podrá presumir a estas alturas de trabajo político? ¿Sus múltiples escándalos (los de él y sus hijos) de corrupción? Ya no queda nada ni de los taxistas que antes se agremiaban en esa organización, o los fotógrafos, o algunos otros gremios que hasta hace no mucho se seguían diciendo priistas y cenopistas. ¿Podrá presumir que, aunque sea, junta 50 votos o simpatizantes para algún mitin o actividad proselitista? Sospechamos fundadamente que sus capacidades actuales no están ya en eso, sino únicamente en llevarle y traerle chismes e intrigas al también alicaído Alito Moreno. Es increíble cómo empiezan y cómo terminan…
Rebeca Cervantes, la famosísima Black Panther, sigue insistiendo en que algo le deben y que se lo tienen que pagar. Lo último que presume es que ahora sí ella va a encabezar la pluri en la siguiente lista. Como decía el clásico: se vale soñar… o seguir soñando.
Amando Bohórquez, de quien —igual que en el caso del Nerviosín González Ilescas— nos seguimos preguntando ya no si tiene agremiados, sino al menos una oficina para recibir correspondencia. De la famosa “Liga de Comunidades Agrarias” ya ni platicamos, porque los pobres campesinos de este país están más ocupados en mantenerse dentro del programa Sembrando Vida del obradorismo que en seguir persiguiendo sueños frustrados de políticos gandallas que siempre los utilizan para sus fines particulares.
Cándido Coheto, que representa a la senectud, no solo del sector, sino del priismo en general. ¿Qué tanto podrá aportar Cándido a estas alturas de la vida? Ya no se le conoce cartera ni trabajo que se le reconozca. Su última aportación fue el desastre que hizo en la Sierra Juárez ahora que fue candidato, y que solo contribuyó a convertir en derrotas las pocas victorias que se le esperaban a los tricolores.
De los demás sectores ya ni hablamos, porque proyectos como el del ONMPRI o el PRIMX son verdaderos sueños fracasados, que nunca han aportado nada más que acomodar compromisos y parientes en la nómina priista para seguir guarecidos en lo que, según ellos, regresan a ser gobierno.
En fin, qué tan duras y enconadas estarán las patadas bajo la mesa entre ellos, que a pesar de salir juntos en las fotos intentando aparentar que siguen vivos, lo cierto es que en medio de sus intrigas están cocinando varios escándalos entre sí: por sus propiedades, por sus negocios turbios y por el pasado que les permitió volverse millonarios sin nunca haber tenido un negocio, empresa o actividad productiva conocida.
Son tal para cual.
En Oaxaca siempre hemos dicho que el poder no se hereda, se reparte… como si fueran terrenos ejidales. Y mientras el discurso oficial de la 4T presume que aquí se acabó el influyentismo, en el Edomex la historia parece distinta: Ivette Morán Rodríguez, esposa del exgobernador pri-mor Alejandro Murat, ya presume en redes su constancia del Curso de Formación de Aspirantes a Notario 2025. Nada de raro tendría si se tratara de una ciudadana más; el problema es que cuando la política se mete a la notaría, la pluma deja de ser instrumento de fe pública y se convierte en lápiz para dibujar herencias de poder.
La constancia que Morán muestra con orgullo proviene del Colegio de Notarios del Estado de México, institución que, conforme a la Ley del Notariado del Estado de México, tiene la facultad de impartir cursos de formación. La ley es clara: el curso es apenas un requisito, un primer escalón dentro de un proceso mucho más largo y riguroso.
Para obtener una patente notarial en el Edomex no basta con tener el diploma enmarcado, sino que se exige acreditar al menos cinco años de residencia efectiva e ininterrumpida en la entidad, cinco años de ejercicio profesional del Derecho, un año de práctica en una notaría del estado, aprobar el examen de aspirante y, finalmente, pasar por el examen de oposición. Solo entonces se puede hablar de ser notario con todas las de la ley.
En el caso de Ivette Morán, lo único probado hasta ahora es su licenciatura en Derecho —con cédula profesional expedida en 2005— y la constancia de este curso. Pero de la residencia en el Estado de México no hay rastro público: recordemos que sus últimos años de vida política y social los desarrolló en Oaxaca, primero como primera dama y luego en su faceta empresarial vinculada a la moda. Tampoco se conocen documentos que acrediten el ejercicio profesional del Derecho por cinco años, requisito indispensable según el artículo 11 de la ley mexiquense. Y mucho menos se ha hecho público el cumplimiento del año de práctica notarial en el Edomex, otro candado jurídico que no se brinca con alfombra roja ni pasarela, pero que se la pueda expedir alguien más, como el Muppet Tinajero… ah… no puede, anda en España.
El marco normativo prevé, sin embargo, salidas discrecionales. El mismo artículo 11, fracción IX, de la ley local abre la puerta para que el Ejecutivo pueda nombrar notarios “atendiendo al interés social”, previo visto bueno de la Consejería Jurídica y del Colegio de Notarios. En buen castellano: el gobernador en turno puede entregar una notaría sin que se cumpla estrictamente todo el viacrucis de exámenes y prácticas, siempre que se justifique bajo ese paraguas ambiguo del “interés social”. A esa puerta lateral se le conoce en el argot político como la “fast track notarial”, la misma que ha permitido a no pocos políticos jubilarse con pluma dorada y oficina asegurada.
Y mientras tanto, Moravy y su paso por Fashion Week recuerdan que la ex primera dama también cultivó el escaparate de la moda y enfrentó cuestionamientos por apropiación cultural. A esa imagen de empresaria-modelo ahora se suma una intensa campaña digital: cápsulas llamadas “Cafecito con Ivette”, donde entrevista a mezcaleros y cocineras tradicionales, fotos entregando computadoras a jóvenes y mensajes sobre orgullo oaxaqueño con trajes bordados. Todo parece parte de un guion en el que la ex primera dama mantiene presencia pública constante. ¿Filantropía auténtica o campaña anticipada? Estimado ciberlector, recuede que en política, nada se mueve sin cálculo, y la constancia notarial bien puede ser usada como cortina de humo: se presume el papelito académico mientras la estrategia de posicionamiento sigue su curso en Oaxaca.
La ironía es inevitable: mientras la 4T en Oaxaca insiste en que se acabó la repartición de notarías como premios políticos, el muratismo parece encontrar en el Edomex un terreno fértil para mantener viva la tradición. Y no se trata solo de Ivette Morán; la historia de las notarías en México está plagada de apellidos que brincan de la política al protocolo, y del protocolo al negocio privado con la misma facilidad con que se corta un listón inaugural.
Aquí lo cuestionable no es que estudie —al contrario, qué bueno que se prepare—, sino que en el contexto político que carga, el papel de la constancia huele más a boleto de entrada a la fila privilegiada que a mérito académico. Porque si mañana aparece en la Gaceta Oficial del Edomex un decreto que la nombra notaria “por interés social”, el mensaje será brutal: no importa el discurso de austeridad ni la narrativa anticorrupción, el influyentismo sigue siendo el camino más corto a la fe pública.
Así que mientras en Oaxaca se llenan la boca con el “no mentir, no robar, no traicionar”, en Toluca ya se escucha otro estribillo: no soltar el poder. Ivette Morán puede enmarcar su constancia y posar orgullosa, pero jurídicamente aún está a kilómetros de la patente notarial. Eso sí, en la pasarela política todo se vale: ayer modelo de modas, hoy aspirante a notaria, mañana conductora de su propio “Cafecito con Ivette”.
Y la pregunta que queda flotando es la misma de siempre: ¿realmente estudia para servir al público, o se trata de asegurar otro escaño en el patrimonio familiar del muratismo? ¿o será para revivir al cártel del despojo que casi está exterminado en Oaxaca?, Porque al final, lo único que cambia es la tinta: antes la usaba para la firma social de eventos del DIF, hoy la presume para la fe pública, y mañana quién sabe para qué más.
P.D. Cuando el poder no se reparte, se hereda… aunque sea en papel membretado del Colegio de Notarios y con filtro de Facebook.
Nuestra reportera fedataria nos informa que en el mundo de las notarías se firmó, quizá, el acta más rara de todas: la de la muerte del notario 106 de Cosolapa, Alejandro José Vidaña Luna. Y es que más que esquela parece chisme de pasillo, porque su partida llegó envuelta en rumores, sospechas y un certificado que nadie sabe si fue de defunción… o de desaparición estratégica.
La noticia fue dada a conocer por Jorge Merlo y confirmada por el Ayuntamiento de Cosolapa: falleció Alejandro José Vidaña Luna, notario público No. 106 con sede en Cosolapa, Oaxaca. Lo que llama poderosamente la atención de nuestra reportera.

Según reportes extraoficiales, ocurrió en un hospital de la Ciudad de México —unos dicen que por cáncer, otros que por una acidez fulminante o por complicaciones de diabetes. La causa real no ha sido confirmada. Lo curioso no es solo el diagnóstico difuso, sino el momento preciso: justo cuando parecía que la justicia se acercaba con lupa y su nombre se repetía en denuncias, investigaciones y rumores de una inminente revocación de su FIAT.
Querencias y vínculos turbios
Vidaña Luna no era un notario discreto. Se le relacionaba con empresas fantasma, con operaciones de despojo inmobiliario en Puebla, Ciudad de México y Oaxaca, con escrituras falsas y con alteraciones notariales que alimentaron lo que la prensa ha denominado el Cártel del Despojo. Sus “querencias” parecían más inclinadas a la impunidad y al poder oscuro que a la fe pública: usurpación de identidad, documentos apócrifos, propiedades sustraídas con un sello oficial como arma. En esa sombra, también se le vinculó con “El Gato” G.D.S, exdiputado de Cosolapa, hoy sentenciado a más de 70 años de prisión por homicidio. Era, pues, un hombre cómodo entre los pasillos del poder político local y las redes oscuras.

Estimado ciberlector, su muerte no habría pasado de la página de sucesos si no fuera por un detalle: quien dio aviso del deceso fue nada menos que su amigo y socio, Jorge A. Gómez Merlo, notario No. 135, al que el Gobierno de Oaxaca le revocó el FIAT apenas el 2 de agosto de 2025 por irregularidades semejantes. El hecho de que fuera precisamente Merlo quien notificara la muerte desató aún más sospechas: si juntos compartieron negocios cuestionados y amistades incómodas, ¿no serían también capaces de acomodar una muerte?
En el mundillo notarial y político se ha llegado a sugerir —con la reserva del “presunto”, como debe ser— que no sería descabellado pensar en una muerte fingida o “invernada”. En otras palabras: retirarse del ojo público, protegerse del peso de la justicia y desaparecer detrás de una esquela oportuna. No sería el primer caso en el que un personaje incómodo “migra” al otro mundo justo antes de enfrentar a los tribunales. Tenemos el caso de: Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, que fingió su muerte para huir del acoso de la DEA y de sus enemigos. Otro caso es el de Arturo “El Negro” Durazo, exjefe de la policía capitalina en tiempos de López Portillo: Aunque sí murió en 2000, antes de eso corrió fuerte la versión de que había fingido su muerte en un hospital de Acapulco para evadir a la justicia por corrupción. Hay otros casos de narcotraficantes locales de Oaxaca, Sinaloa y Tamaulipas, y es que en distintos expedientes judiciales se han documentado actas de defunción falsas para que jefes de plaza desaparecieran del radar.
¿Murió o se evaporó?
En Cosolapa y más allá, la gente se pregunta si realmente se apagó su vida o si se trata de una jugada de supervivencia política. En un país donde los expedientes de corrupción se borran con cloro y las notarías se usan como monedas de poder, hasta la muerte puede volverse un trámite con sello discrecional. Que haya ocurrido en la CDMX, lejos de su tierra y sin demasiados testigos, solo alimenta el escepticismo.
Descanse en paz, sí; pero también descanse la justicia que nunca alcanzó a dictar sentencia. Lo extraño no es que muriera, sino que muriera justo cuando la soga apretaba. Y más raro aún, que la noticia la comunicara el socio que comparte con él un historial de irregularidades. Para la familia, es una pérdida dolorosa; para el gremio y la opinión pública, un misterio que huele más a estrategia que a tragedia.
Vidaña Luna migró de golpe al otro mundo… aunque algunos piensan que más que muerto, anda bien vivo, solo que notarialmente “archivado”.
Al tiempo… o quiza no.
Nuestra reportera Chaira nos informa que en los pasillos ya no lo nombran, lo apodan el “Petit Copy”, porque de creatividad anda en cero y de plagio en hobby. Su especialidad no es gobernar ni proponer, sino copiar lo que otros hacen: si alguien inaugura, él inaugura; si alguien declara, él declara; y si alguien respira… cuidado, que al otro día seguro organiza su propio “acto de inhalación”.
Pero lo más divertido es su tropa de Franco-Chucky-tiradores, esos pistoleros de teclado que presume como francotiradores de élite… pero que no dan ni en la diana del Photoshop. Cada bala que lanzan parece de feria: mucho ruido, mucho humo, pero el tiro les sale por la culata. ¡Ups!
Lo curioso es que a estas alturas sus asesores de comunicación parecen más enemigos que aliados: los ataques son tan torpes, tan evidentes y tan mal actuados que terminan reforzando lo que querían tumbar. Dicen, que su “estrategia” ya parece comedia de sketches: el ataque rima con el fracaso, y el fracaso con el abrazo de la burla.
Mientras tanto, “Petit Copy” cree que juega al vivo, pero en las altas esferas ya se dieron cuenta: entre más copia y más ataca, menos futuro le queda en la baraja. En vez de andar gastando pólvora en infiernitos y mandar a su pandilla de agua, mejor debería buscar ayuda profesional… porque lo suyo ya no es política, lo suyo es un stand up de domingo por la noche. Je, je, je.
Al final, lo único que demuestra es que ser oxidado, rencoroso y de sangre pasada no es liderazgo… es pura carcajada.
#SoloProfesionalesPetit
Nuestra reportera totalmente Chaira —que no suelta prenda ni aunque la torzamos— nos cuenta que el Sembrador de la Discordia todavía no entiende el concepto de discreción. Y es que hace dos lunes, en plena conferencia de prensa, el hombre decidió estrenar su faceta de paparazzi de cuarta: primero le tomó fotos a una funcionaria en el presidium, y cuando se dio cuenta que podía levantar sospechas, cambió hábilmente al modo video y se puso a grabar a los músicos que amenizaban el evento.

El problema es que la pantalla del celular no miente: ahí quedó la evidencia, clarita como agua de horchata, de que el letrado de Flavio Sosa no sabe diferenciar entre “difusión cultural” y “acoso con producción audiovisual incluida”.

La funcionaria en cuestión no es cualquier asistente: se trata de Carmen Sánchez Parada, directora del Instituto Estatal de Creación Literaria y Promoción de la Lectura, a quien ya le pesan las versiones de un presunto desvío de más de un millón de pesos en libros que nadie ha visto ni en la FIL de Guadalajara. Por cierto, el rumor, y las intrigas las está difundiendo el propio Flavio, aunque de ser cierto, lo que debería hacer es presentar las pruebas y denunciarla.
Del nepotismo de Carmen, ya mejor ni hablamos, en el jardín primaveral es una normalidad.
La pregunta obligada: ¿qué pretende el Sembrador de la Discordia? ¿Hostigar a Carmen hasta que renuncie y dejar libre el asiento para alguien más “de casa”? ¿O nomás anda ensayando su propia Rosa de Guadalupe cultural con cámaras escondidas?
Si el plan es limpiar la dependencia, quizá deberían empezar por recordarle al Sembrador de la Discordia que el “arte de observar” se queda en los museos, no en las conferencias de prensa. ¡Toing!
P.D. En Cultura, “se juntó piedra con coyol”.
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A quienes no les calienta ni el sol es a nuestros ciberlectores que, en sus ratos de ocio, se presentan como trabajadores de base en el Gobierno del Estado. Y es que, parafraseando a Paco Ignacio Taibo II con aquello de “se la metimos doblada”, nuestros chupatintas ahora van a tener que pagar más impuestos como nunca antes nadie se los había… impuesto.
El descontento es generalizado y muchos sesudos trabajadores de base ya están pensando cómo apretar al patrón para que les regrese esos impuestos que ya se les enchufaron. Mis vidos…
De por sí las cosas en el gobierno de la Primavera están mal, y ahora nuevamente se abre un frente con el personal sindicalizado, que ya bautizó este nuevo cobro como una “injusticia”. ¿A dónde vamos a parar?
Mientras todo esto sucede, los más afectados son los ciudadanos del pueblito bueno y sabio que acuden a realizar algún trámite… y no se los pueden realizar porque gobierno y empleados están en juntas, jalándose las trenzas.
QPM.
Nos cuenta nuestro reportero Flechador del Sol que Huajuapan acaba de estrenar su reluciente Semana de la Juventud. El nombre suena a esperanza, pero el resultado fue un expendio disfrazado de feria cultural. Lo bautizaron en mixteco, “Tio’O Na Vali”, porque nada da más prestigio a un evento vacío que colgarle una palabra indígena. El truco es viejo y tiene nombre: populismo lingüístico, ese indigenismo de ocasión que convierte las lenguas originarias en utilería barata para campañas mediáticas.
En la foto oficial sonríe el presidente municipal, Luis Martínez, alias el Chupón. Un hombre que presume “sangre española” y que se mira al espejo como rubio de catálogo, pero que en los eventos juega a ser indígena (por aquello de su perfil prehispánico) cuando le conviene. Se disfraza de cercano, de respetuoso de las raíces, de multicultural. La contradicción es grotesca: un alcalde que reniega del nopal en la frente mientras en la lona pronuncia unas cuantas palabras en mixteco… para emocionar a la prensa y marear a la ciudadanía.
Pero el Chupón no gobierna: vende. Su verdadera investidura es la de emisario del magnate de la Corona, ese empresario que le llena las bolsas mientras monopoliza las gargantas de todo el pueblo. Y es literal: en Huajuapan no entra ni Oxxo, ni competencia, ni siquiera el respiro de una Pepsi tibia. El monopolio ya está blindado: decenas de expendios que funcionan como satélites de un solo dueño, protegidos con garras desde el palacio municipal. Quien se atreva a vender sin permiso descubre pronto la “justicia selectiva”: clausura exprés, sellos oficiales y la amenaza de arruinarse. Estado de derecho, sí… pero para la cerveza.
Ese oportunismo es posible porque detrás existen prejuicios que se reciclan como lata retornable. Llamar “dialecto” a una lengua para rebajarla, reducir lo indígena a ornamento turístico, convertir lo mixteco en mero decorado de ferias o festivales cerveceros. Nunca un vehículo válido para la educación, la justicia o la salud, sino apenas un adorno folclórico que sirve para posar en las fotos. Así de cínico: lo indígena como slogan, lo cultural como souvenir, lo político como negocio.
Mientras tanto, la juventud —y hasta los niños, porque allí estuvieron— aprende que “hacer cultura” es bailar ska y rock entre litros de Corona. Aprende que lo indígena sirve para decorar, que la política es servidumbre al magnate y que la fiesta equivale a borrachera patrocinada. Ese es el futuro que se les ofrece: espuma en vaso de cartón.
Porque el Chupón gobierna como bebe: rápido, torpe y con resaca. Su administración no es un gobierno, es una agencia de ventas disfrazada de cabildo. Y Huajuapan paga la factura: una juventud anestesiada, una cultura reducida a souvenir y una lengua milenaria degradada a etiqueta de feria.
La suma de todo esto se llama Tristeza. Vergüenza. Y la certeza de que la política local se embriaga de cinismo mientras la comunidad mixteca se queda con la resaca.
Vivirá poco quien no entienda lo aquí dicho, recuerde estimado ciberlector, la frase de la semana:
“En política, cuando las cosas se tuercen, siempre se vuelve al origen; porque es ahí donde empezó el camino y donde aún se encuentra la clave de lo que eres.”










