Nuestro reportero Zancudito Loco aterrizó con información de alto octanaje y datos en mano: en Oaxaca ya huele a sucesión 2026, a padrinos con rencores en salmuera y a candidaturas cocinadas a fuego lento… en Polanco. Y no, estimado ciberlector, no es rumor de fonda: es ajedrez con dados cargados.
Para empezar por la pieza que hoy suena más: Luisa Cortés. No es advenediza; es de las fundadoras de Morena. Aun así, no jala bien con el gobernador Salomón Jara. Tanto, que —dato fino— tuvo que ir a Palacio Nacional y hablar directo con Andrés Manuel López Obrador para amarrar la senaduría; de otro modo no le daban el espacio. Esa ruta dice más que mil boletines: si no hay puente local, se cruza por arriba. Y cuando se cruza por arriba, Murat siempre ofrece peaje.

Del otro lado del ring aparece Susana Harp. También peleada con el gobernador porque asegura haber ganado la encuesta para la gubernatura. El problema no es el reclamo, es el desempeño: papel gris como Senadora, poca presencia en Oaxaca, cero representación real. Al principio se molestó porque la colocaron como candidata sin consultarla —“porque se siente la gran artista”, dicen en corto— y desde entonces, ni canta ni enchufa. Oaxaca no la ve, y cuando no te ven, no existes políticamente.

En la pista intermedia, Armando Contreras. Otro enemigo declarado del gobernador. Conecta sectores duros, opera a dos aguas y, cuando hace falta, levanta pleito por encargo. Súmele el ingrediente maestro: Pepe Murat. El Viejo no busca discípulos, busca revancha. Y si para cobrársela a Jara tiene que apoyar a Luisa, a Susana, a otro morenista-primaveral (que no es el Sembrador de la Discordia, bueno… sí siembra la discordia pero no es Flavio…) o a una hormiga con posibilidades, lo hace sin pestañear. El güero es el güero: abre cartera, arma operación y reparte bendiciones con tal de ver sangrar al adversario correcto.
Aquí está el de fondo, estimado ciberlector: no es amor a Luisa ni devoción a Susana; es aritmética de poder. Murat apoya a quien divida a la casa guinda y lastime al gobernador. Luisa aporta estructura y origen morenista, capaz de mover territorio aunque choque con Jara. Susana aporta imagen y apellido —aunque el motor no prenda— y sirve para hacer ruido en la marquesina. Armando y el morenista-funcionario (que daremos a conocer la otra semana) ponen la logística y las grietas. Resultado: unidad fracturada, narrativa confundida y suelo resbaloso rumbo a 2026.
¿El plan? Esperar la señal del Viejo de Polanco y arrancar la operación fuerte en 2026, cuando ya no quepa disimulo. Mientras tanto, Lulú Coheto “purificada” y compañía aceitan contactos, pasan la charola y guardan sillas. Entre Luisa y Susana hay pacto de salón —“si vas tú te ayudo; si voy yo me empujas”— pero Oaxaca se sabe la coreografía: cuando elijan a una, la otra no va a estar contenta y se van a pisar el pie. Aquí el que gana es el que cobra la renta… y ya sabemos quién firma esos contratos de arrendamiento político.
Murat no adopta candidatas, adopta pretextos. Si Luisa despega, la aplaude; si Susana prende, la patrocina; si el Morenista-funcionario arma relajo y sabotea, le compra el megáfono y le da respaldo. El objetivo no es construir: es cobrar la venganza con foto y factura.
En esta pista nadie hereda Oaxaca: la empeñan por sexenios. Y hoy, el ticket lo trae Murat… con cambio en Luisa, Susana, o el morenista-funcionario o quién acostumbre a traicionar y se venda al mejor postor.

Ya que la semana pasada y esta hablamos de traicioneros, nuestra reportera Green, recién llegada desde la CDMX —porque aquí las cosas ya ni sorprenden, sólo divierten— nos informa que el mayordomo de los Murat, también conocido como Raúl Bolaños-Cacho Cué, volvió a hacer de las suyas en Facebook, ese espacio donde él cree que es estadista, (sin vistas, ni likes, ni compartidas), pero en realidad sólo confirma que nació para cargar la charola… y con trabajos.
Cuenta las chairos que hace dos semanas lo vieron muy emocionado inaugurando una placa en San Agustín Etla, luciendo ese porte de “aquí estoy porque me invitaron, no porque me quieran”. Lo más divertido es que, fiel a su estilo mal educado-clasista-homofóbico-misógino-elitista todo en combo, agradeció a Alejandro Avilés y a “varias diputadas”, como quien nombra a la servidumbre. Porque para él, decir “Irma Juan Carlos” y el nombre de “esas demás compañeras” claramente es demasiado esfuerzo, y su cerebrito no da.
Pero cosa curiosa: Irma, mejor conocida como la “Come rata” sí lo menciona a él. Y no porque lo admire ni porque lo respete, sino porque la educación viene desde casa, no desde el club Muratlandia donde él se formó como mozo de confianza. Bien dicen que “lo cortés no quita lo valiente”, bueno… él ni es cortés, ni es valiente, él solo es el MAYORDOMO y DAMO DE COMPAÑÍA. Je, je, je.
Estimado ciberlector, tampoco sorprende la velita de luto que encendió por la regidora asesinada del Verde. Una publicación políticamente correcta, sí, pero totalmente vacía, porque este “mayordomo verde de cuarta” que jamás nombra a las mujeres con nombre propio ahora quiere posar de defensor de sus derechos. ¡háganos el rechingado favor! Es como ver a un zorro dando conferencias sobre veganismo: absurdo, risible y descaradamente falso.
En Oaxaca todos lo saben: el mayordomo no soporta a las mujeres de color llanta humilde, con rasgos indigenas que no portan apellido rimbombante de la Vallistocracia ni traen la piel del tono “blanco Murat”. Y aquí nadie olvida que su reconocimiento hacia ellas suele venir en plural genérico, porque para él todas son intercambiables… igual que sus posturas políticas.

Pero donde nuestra reportera Green ya no pudo contener la carcajada fue en su reporte desde la Cámara de Diputados. Raúl aparece en un video presumiendo que se aprobó una iniciativa de Ricardo Monreal. Ah, pero cómo se ilumina cuando dice “la iniciativa presentada por el Dr. Ricardo Monreal”. Ahí sí se inspira, se endereza, infla el pecho y hasta parece que va a pedirle autógrafo. Porque si algo sabe hacer este chamaco es vivir colgado del brillo ajeno. Es tan transparente que da ternura, bueno no, da lástima: presume el trabajo de otros como si fuera propio, pero cuando uno rasca un poquito, descubre que su aportación legislativa real cabe en un vaso micropequeño de veladora. Monreal hace, y él aplaude como foca. Monreal propone, y él repite como perico. Monreal se toma una foto, y él sube diez. Como diría Excelsa de la Familia Peluche, él no es protagonista… él es el cri… mayordomo, por aquello de que se siente de alcurnia y no hace nada. Je, je, je.

Y que decir cuando paga para que digan en redes que él es quien “dicta la línea” o “asesora” a Monreal, eso estimado ciberlector nadie le cree, porque es un chamaco visceral, que no se da cuenta que los lugares que le han regalado es por llevar chismes y limpiar los zapatos, y no por un talento, por esa razón, cuando fue senador, lo usaron para que presentara en 2021 la “Ley Zaldívar”. Artículo transitorio fue declarado insconstitucional por la SCJN.
Hay que decirle que subir fotos informando sobre votaciones de nueve dictámenes, donde él aparece con corbata oscura, mirada de enojado y trompita fruncida, como si de verdad hubiera metido mano en algo, no es trabajo. Sus copys son la misma sopa recalentada: “discutimos”, “votamos”, “coincidimos”, “aprobamos”. Nunca “propuse”, nunca “logré”, nunca “conseguí para Oaxaca”. Pura foto, cero sustancia. La dieta Muratlandia en su máxima expresión: puro carbohidrato político.
Y como cereza en el flan, ahí está su condena a la agresión contra la presidenta Claudia Sheinbaum. Otro texto perfecto para redes, pero imposible de creer cuando el autor sigue invisibilizando a sus compañeras cada vez que tiene oportunidad. Con razón nadie le compra la pose feminista; es como ver al mayordomo del castillo explicando igualdad a los plebeyos… sólo que sin gracia, sin autoridad moral y sin talento.
Entre foto y foto, el mayordomo de los Murat sigue en su misión original: ser el infiltrado, el encargado de llevar chismes políticos, sostener el paraguas del patrón y, si hace falta, limpiar lo que deje el caballo. Porque así como él mismo lo ha dicho en varias ocasiones, “le debe todo a los Murat”. Claro que sí: desde el reflector prestado hasta la carrera que no despega por su, inmadurez política, además de las traiciones, que para colmo no le salen bien.

Raúl Bolaños-Cacho Cué no es un político; es un personaje de reparto doméstico que insiste en robar cámara mientras sostiene la bandeja y las llaves. Y lo más irónico es que, en su afán por parecer indispensable, termina recordándonos que en esta obra él nunca será protagonista. Está salado. Y es que, por más que lo intenten pulir, de maceta y de mayordomo no va a pasar.
Y de sus berrinches y sus pedidos sólo diremos que el mayordomo quiso mover piezas, pero el tablero terminó acomodándose solito, y justo en la dirección que él no quería.
Para muestra está la “encuesta” que mandó a presumir hace unos días, donde según eso aparece en un ranking nacional. En Oaxaca nadie lo ha visto encabezando nada: cuando llega a algún lugar, la gente lo corre, los políticos le tienen reservas porque saben que “el mayordomo” va a ir a informar todo a sus amos —o a inventar y vender a todos al mejor postor— y al final nada le sale. Basta revisar las reacciones y comentarios de esa publicación: más risas que aplausos, puras dudas sobre las mediciones, nadie lo ubica, nadie le cree. No tiene presencia territorial, no ha trabajado, se fue con la beca dorada y sólo vuelve a Oaxaca cuando toca renovar el privilegio. No tiene estructura, no tiene equipo, no jala, no levanta: está muerto políticamente y no se ha enterado. Su único talento comprobable sigue siendo el mismo: estorbar y tropezar.
Benjamín Robles Montoya anda de nuevo en campaña permanente. Ahora se vende como el hombre que, desde el PT, va a “transformar Oaxaca”, con eslóganes como “Vamos Oaxaca” y carteles en rojo chillante donde se lee: “Oaxaca, donde la rebeldía se transforma en esperanza”. El problema es que, si uno rasca tantito, la rebeldía le dura lo que tarda en aparecer un mejor patrocinador y la esperanza sólo se ve clara… en la cuenta familiar.
Benjamín no es oaxaqueño: nació en la Ciudad de México, en Azcapotzalco, aunque en otros momentos lo han presentado como michoacano, según el propio registro de su candidatura a gobernador en 2016.
Llegó a Oaxaca como aventurero político, se montó en el movimiento de Gabino Cué, luego en el lopezobradorismo, ha pasado por Convergencia, PRD, y hoy maneja al PT local como si fuera franquicia de su propiedad.

Y ahí empieza el detalle: el PT en Oaxaca es, en los hechos, empresa familiar. Él es comisionado político nacional del partido en el estado y su esposa, Maribel Martínez Ruiz, lleva ya dos legislaturas como diputada federal plurinominal por el mismo PT, además de ser integrante de la dirigencia estatal.
Militantes de ese partido han denunciado públicamente que la familia Robles-Márquez tiene “secuestrado” al PT oaxaqueño y que no se rinden cuentas claras de las finanzas.
Y aun así, en su video de “#VamosOaxaca 2026”, Benjamín pide “decirle adiós al mal gobierno”, promete “un movimiento auténtico” y remata con que hay que “desterrar el nepotismo”. Uno ve el spot, luego ve la lista de cargos que ocupan él y su esposa… y el chiste se cuenta solo.
El eslogan “Vamos Oaxaca” suena hueco porque nunca aclara a dónde:
¿Vamos Oaxaca… a seguir pagándole la beca dorada a la pareja?
¿Vamos Oaxaca… a que si no es Benjamín, sea Maribel la que se siente en la silla y él de “vicegobernador” de facto?
¿Vamos Oaxaca… a que el PT siga siendo el Uber político que se sube con quien más paga?

Su cartel de “Oaxaca, donde la rebeldía se transforma en esperanza” también viene con truco. Coloca la imagen de una mujer joven, con un traje que pretende ser “típico” oaxaqueño pero que no corresponde con precisión a ninguna de las regiones; es una mezcla genérica para dar “olor a Guelaguetza” al marketing. Benjamín lleva décadas viviendo del voto oaxaqueño, pero sigue demostrando que no distingue entre un huipil de la Sierra, el Istmo o la Mixteca: le basta con que “se vea bonito” para la foto. El mensaje real es otro: usar la identidad de las mujeres oaxaqueñas como utilería, mientras el reparto verdadero de cargos se queda en casa.

En su currículum político hay un patrón claro: donde ve oportunidad, se acomoda. Fue operador central en la campaña de Gabino Cué y funcionario bien pagado de ese gobierno; el propio Gabino le recordó en 2016 que vivió dos años de su administración cobrando salario, antes de que Robles se le volteara y promoviera un juicio político.
Cuando el PRD no lo hizo candidato, se tiró a los brazos del PT, respaldado por José Murat y operadores de la Secretaría de Gobernación para competir por la gubernatura.

Más recientemente, fue señalado por su propio partido por pactar declinaciones y alianzas en otras elecciones estatales para mantener sus beneficios económicos y posiciones.
Rebeldía sí, pero contra quien no lo deja seguir cobrando. Por eso su nuevo discurso de “cambiar Oaxaca en 2026” y “hacer historia” suena más a ajuste de cuentas que a proyecto de estado. Es público y notorio el pleito con el actual gobernador Salomón Jara; y la jugada de Robles pasa por aprovechar la revocación de mandato y cualquier descontento para intentar tumbarlo, no porque le quite el sueño la pobreza de los oaxaqueños, sino porque le duele haber perdido centralidad en la 4T local. Su “transformación” parece más bien terapia de blanqueamiento: del rostro y del pasado político.
Encima, tiene la desfachatez de hablar de “desterrar el nepotismo” mientras el PT oaxaqueño funciona como árbol genealógico: él diputado (o aspirante a senador/gobernador), su esposa diputada pluri, ambos sentados en la comisión ejecutiva estatal del partido, más un pequeño círculo de incondicionales rotando cargos.
Si eso es lo que él llama “movimiento auténtico”, habrá que preguntarle cómo le llamaría a un partido que no estuviera administrado como negocio familiar.
Y queda el detalle simbólico: en su video se pasea por Oaxaca prometiendo “paz y tranquilidad” mientras usa la palabra “rebeldía” como si él hubiera pagado la factura de las luchas sociales de este estado. Pero cuando realmente tocó poder —con Gabino, con Murat, con candidaturas propias— la rebeldía se le olvidó y lo que sí se le notó fue el olfato para los sobres, los acuerdos en lo oscurito y el acomodo con quien gobernara.
Al final, la campaña de Benjamín Robles Montoya deja una impresión muy sencilla: no está invitando a Oaxaca a caminar hacia algo nuevo, sólo está invitando a Oaxaca a seguir cargando con él. Y el pueblito noble y sabio, que ya lo conoce, puede resumir su eslogan con una pequeña corrección de fondo: “Vamos, Oaxaca… pero sin el Dirty Face.”

Por cierto, esta semana, nuestra reportera Estrellita Marinera nos informa que este dúo plurinominal que conforman el Dirty Face y Súper Maribel anda ya colonia por colonia repartiendo leche CMT, según ellos a bajo costo, y prometiendo, para más adelante, despensa y huevo casi regalado.
Pero además… como su boca no es bodega, andan repartiendo el chisme de que este gobierno estatal no tiene programas que apoyen la economía del pueblito bueno y sabio. Pero para eso están ellos y el PT.
Y como dijo la Chilindrina: “Fíjate, fíjate, fíjate…”
Viejos esquemas que utilizó durante mucho tiempo el PRI, aunque ellos repartían leche radioactiva, ¿verdad, HP?

Al PRI en Oaxaca no se le extraña, porque el PT se ha convertido en una oposición real y de frente, eso sí, aprovechando los desatinos de los “inocentes” morenazos y aprovechando la línea que les da el Viejo Murat.
¿Hasta dónde llegará esta tragicomedia de los ya no tan aliados?

Nuestra reportera Coquette Rattete, nos informa como si se tratara de un logro digno de banda de guerra, cohetones y fanfarrias. Resulta que, en nombre del “beneficio social” y del sacrosanto Bienestar para el famélico estado —y en especial para la Costa oaxaqueña, que por cierto aún no se repone de los últimos azotes meteorológicos—, del 14 al 16 de noviembre se programaron desde la Aldea del sobrecosto dos intensos días para el “XXVIII Festival de Jazz y Algo Más, Mazunte 2025”.

Un evento “artístico, musical y cultural” en el ahora Pueblo Mágico, con varios grupos en el cartel, entre ellos Aarón y su Grupo Ilusión, que de jazz tiene lo que yo de monje tibetano. Pero bueno, como en la Secretaría de Turismo no parecen distinguir entre Louis Armstrong y Los Askis, para evitar la fatiga bautizaron el asunto como “Jazz y Algo Más”, para poder meter lo que fuera y justificar la jalada.
Obvio, ahí estuvo la Flor Marchita de la Primavera fue la encargada de inaugurar el festival, sonriente, flanqueada de discursos sobre derrama económica y beneficio comunitario. No es novedad: en 2024, la propia Sectur presumió que el Festival Internacional de Jazz Mazunte y Algo Más alcanzó ocupaciones de más del 70% y una derrama cercana a los 13 millones de pesos; antes ya se habían colgado medallas similares con cifras de casi 15 millones de pesos y miles de turistas para ediciones previas.
El libreto es el mismo: fiesta, cifras alegres y un “Oaxaca está brillando” en cada entrevista.
El negrito del arroz (y del presupuesto)
Pero… sí, hay un, pero. Un negrito en el arroz, querido ciberlector.
Siguiendo el mantra de la “honestidad”, uno se asoma al portal de licitaciones del Gobierno y la pregunta cae por su propio peso: ¿cómo y cuándo fueron los procesos licitatorios para todo ese despliegue de jazz, algo más, tianguis, viajes, hospedajes, proveedores, tarimas, luces y sonido? Porque, en los hechos, no se aprecia con claridad.
¿Será que la Flor Marchita del Bienestar se fue por la libre e hizo y deshizo a su antojo? Al tiempo. Lo que sí se observa es que la tapadera de la Deshonestidad la cubre con altísimas consideraciones, como si de un seguro de impunidad total se tratara. Súmele que hay más instancias que le protegen todos sus tejes y manejes, que a leguas se ven como un cochinero administrativo: todo huele a “arreglado en corto”, pero maquillado con discursos de promoción turística y desarrollo regional.
Y ahí entran los que deberían ser los guardianes de la transparencia: los “honorables” miembros del Comité de Adquisiciones, donde se sabe que la mandamás —y donde sólo truenan sus chicharrones— es nada más ni nada menos que la hermanita incómoda de Nino “Gorritas” Toledo también conocido como Hamponino. ¡No bueno! Con ese tipo de árbitro, cualquiera se anima a jugar partido trucado.
La Flor Marchita del Bienestar tendrá que dar cuenta y razón de cómo maneja los dineros del pueblo noble y sabio. Porque una cosa es promover festivales y tianguis, y otra muy distinta es creer que el presupuesto es piñata sin reglamento.
Las “Fiestas más vivas de todas” (para el que se avive)

Y ya que hablamos de fiesta: recientemente se presumieron las “Fiestas más vivas de todas”, que en realidad tendrían que ser el concurso al funcionario que más vivo salga para desvalijar el erario. Ahí, curiosamente, solamente al Sembrador de la Discordia —oreja profesional de los Murat y ahora promotor y lucrador, perdón, luchador contra las marcas transnacionales, Flavio— y a la ex Diosa Centeótl les fueron publicadas sus licitaciones para el mismo fin.
No es que sean santos de altar, pero al menos cumplieron con transparentar sus fondos públicos y poner los datos sobre la mesa para que el pueblo noble y sabio supiera cómo se gastaron los dineros en tan magno festejo. En el caso de la Flor Marchita, ni eso. Ahí sí parece aplicar la máxima de: “si no lo publico, no existe”, aunque el gasto se note en el escenario, las carpas, las bocinas y la gira de selfies.
Conferencias del pueblo… pero sin conferencia de cifras
Ojalá que, en las conferencias del pueblo, Saymi Pineda se explaye, nos comparta y explique a esta “Tierra orgullosa de sus raíces” cuál es su nuevo método, su nuevo hilo negro, para hacer en los procedimientos “lo que nunca se había hecho”.
Porque una cosa es que se jacten de innovar en la promoción turística y otra muy distinta es que hayan descubierto la fórmula mágica para hacer y deshacer licitaciones por la libre. Sería interesante que la Flor Marchita del Bienestar detallara cómo piensa transparentar los recursos asignados a su dependencia, sobre todo cuando presume tener “proyectos institucionales con enfoque para ser eficientes” (risas grabadas).
Así, nuestro Corazón Cultural de México podría saber si en verdad hay beneficio tangible para las comunidades, para la planta productiva local y para esos pueblos que siguen parchando sus techos después de los ciclones, mientras la foto oficial se toma frente al mar, con escenario de jazz y copa en mano. También sabríamos cómo desarrolla realmente la promoción turística del Estado, más allá del discurso bonito, porque, le guste o no, la Flor Marchita del Bienestar es la responsable en materia turística.
Del “Oaxaca lo tiene todo” a “Oaxaca, tierra orgullosa de sus raíces”… y de su opacidad

Estimado ciberlector, como usted no está para saberlo, pero nosotros sí para contarlo: en otros tiempos se decía que “Oaxaca lo tiene todo”; hoy el eslogan presume que Oaxaca es “Tierra orgullosa de sus raíces”. Muy bien, que nos enorgullezcan entonces con sus acciones, no con su opacidad administrativa.
Es temeraria la Flor Marchititita del Bienestar. Su principal objetivo, al parecer, es ser el ajonjolí de todos los moles y figurar al lado de la presidenta del DIF en todas las acciones a las que la convocan… y cuando no la convocan, ella se invita sola. Total, al pueblo lo del pueblo, y a la foto lo que se pueda. Mientras tanto, los expedientes de contratación, bien gracias.
Lo que “perdió” ex presidente de Huatulco, la ASF ya lo encontró

Ya entrados en materia turística, destaca la nota del distinguido Subsecretario de Desarrollo Turistico, nada más ni nada menos que el expresidente municipal de Santa María Huatulco, Pepe Hernández. La Auditoría Superior de la Federación lo hizo nota nacional y lo puso a bailar su propia cumbia al observar que su gestión como alcalde no fue precisamente un modelo de transparencia: ahí están las observaciones, las inconsistencias y los pendientes que comprometen su actuación actual como servidor público en la llamada Primavera de la Honestidad.
Así que la Flor Marchita del Bienestar, cuando vea a su vecino las barbas cortar, que eche las suyas a remojar. Si el subsecretario estrella carga sobre los hombros un historial de observaciones serias, y aun así hoy es pieza clave en el aparato turístico, ¿qué podemos esperar cuando empiecen a revisar con lupa los festivales, los tianguis, las “Fiestas más vivas de todas” y el famoso jazz con “algo más”?
Porque, querido ciberlector, entre tanta primavera, raíces orgullosas, fiestas vivas, pueblos mágicos y jazz tropicalizado, lo único que sigue haciendo falta es lo más simple y lo más urgente: papeles claros, licitaciones limpias y cuentas bien explicadas. Mientras eso no llegue, la música podrá cambiar de ritmo, pero el cochinero seguirá siendo el mismo… nomás que ahora con sax de fondo.
Al tiempo…
Quienes ya empezaron a sentir lo frío de la temporada navideña son los trabajadores, docentes y administrativos de la Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca (UACO), a quienes no les han pagado su chivo y hacen un llamado a las dependencias de la Primavera Oaxaqueña para que asuman con “seriedad, respeto y compromiso” sus obligaciones con esta institución.

El llamado, en específico, es para el mal alimentado Noel Hernández Rito, que dicen es el secretario de Administración, pero que ya todos sabemos que no, jejeje. ¿Verdad, contadora Bárbara?

Los de la UACO demandan también la atención de Mamá Coco, que en sus ratos libres despacha como titular de la SEP en Oaxaca.

Nuestra recomendación para el personal docente y administrativo de esta institución es que salgan a botear o empiecen a armar alguna kermés para recaudar fondos, porque en la Primavera ya se van a dedicar de lleno a organizar las posadas primaverales que nunca nadie antes había hecho.
Din don dan… din don dan.
Cambio de rostro, mismo cochinero: identifican al verdadero abogado de Don David Gold en la ruta de la violencia
Nuestra reportera Police Woman trae un giro de esos que se saborean: el martes publicamos la bomba sobre la mina Don David Gold y el abogado Óscar Ulises Lara Amador, ese que se sienta muy campante a negociar con el expediente negro de Marco Sánchez y la contadora Noemí Ramírez. Nada de eso cambia: la mina, los acuerdos, los multihomicidios, la extorsión, los bloqueos y los presuntos vínculos con la delincuencia organizada siguen exactamente donde estaban. Lo único que ajustamos es la cara del abogado de la mina.
Aclaremos de una vez: el señor delgado, muy trajeado, con sonrisa forzada para no enseñar la mazorca chueca y la plaquita de “Empresa Socialmente Responsable” en la mano NO es Óscar Ulises Lara Amador. Ese sólo pasaba por la alfombra, pobre, y lo alcanzó la esquirla del lavadero. El verdadero Óscar es el de camisa rosa, lentes, barba mal recortada, complexión robusta y carpeta en mano, posando muy orgulloso con documentos oficiales. Ese es quien, según la documentación y las fuentes consultadas, trabaja para Don David Gold México, cobra como representante legal y se sienta a la mesa con el grupo de Marcos Sánchez. No para organizar catecismos, sino para hablar de contratos, servicios y dinero en una zona donde la violencia está al borde del estallido… y la mina mira para otro lado mientras su empleado abre la puerta.

Así que, estimado ciberlector, que quede claro quién es quién: al del traje negro le ofrecemos disculpas; al de la camisa rosa ni cómo despegarlo de Don David Gold y de sus acuerdos en lo oscurito con personajes de reputación chamuscada. Si quieren saborear la trama completa —minera, sindicato bravo y abogado corporativo jugando con fuego en nombre de la “empresa socialmente responsable”— aquí está la nota completita: https://wp.me/p6Ntzb-19gp
Esto apenas calienta; el resto del expediente lo iremos soltando… al tiempo.
Nuestra reportera FBI (Fuerza Bruta Istmeña) del Istmo nos manda la postal del momento: gira presidencial por el Istmo, templetes impecables, público filtrado, discursos medidos, cámaras listas. Y ahí, estratégicamente acomodado en la foto, Miguel Ángel Sánchez Altamirano, mejor conocido en el bajo mundo como el Quetu, presidente municipal de Juchitán de Zaragoza. A su lado, la presidenta Claudia Sheinbaum, sonriente. Y entre ambos, un detalle que terminó diciendo más que todo el boletín oficial: la famosa esclava dorada del Quetu, gruesa, brillante, tipo Cochiloco, de esas que el imaginario colectivo ya asocia más con narco, mafia y crimen organizado que con un presidente municipal preocupado por su pueblo.
Estimado ciberlector, nadie está afirmando que lo sea, pero el símbolo pesa. En una región donde el crimen organizado tiene rato marcando la agenda de miedo, donde la violencia dejó de ser titular para convertirse en rutina, plantarse frente a las cámaras con el look de “yo soy el que manda” y la joyita que parece sacada de película de balazos, no es precisamente un guiño de sensibilidad. Es una bofetada visual para un pueblo que hace días lloraba el asesinato de una niña, un crimen que atravesó al Istmo, a Oaxaca y a todo aquel que todavía no se ha vacunado contra la indignación.
Mientras las familias viven con miedo, mientras madres y padres se preguntan si sus hijos van a regresar vivos de la escuela, el presidente municipal posa como si estuviera inaugurando un parque temático y no gobernando un municipio donde la gente ya no sale sin persignarse. En la calle, la sensación es que la vida puede acabarse en la siguiente esquina. En la foto, la sensación es que todo va “requetebién”, a juzgar por la sonrisa y la esclavita. El problema no es la joya, es el desprecio simbólico hacia un pueblo que solo está pidiendo algo tan básico como no vivir con miedo.

El Quetu, además, no es un llanero solitario de la política. Forma parte del grupo de Emilio Montero, actual director general del IEEPO, quien, dicen todas las pistas, sueña con la gubernatura de Oaxaca en esta o en la que sigue. El detalle es que sus piezas en el tablero no ayudan ni tantito. Por un lado, tiene a Juchitán incendiado en lo social y en lo delictivo, con un presidente municipal que no logra contener ni ordenar a los grupos que hoy tienen aterrorizada a la población. Por el otro, arrastra al interior del IEEPO señalamientos de que su director jurídico cobra moches como si el instituto fuera caja registradora privada y no la institución que debería estar velando por la educación pública.
Con operadores así, el proyecto político no camina, se hunde. Cada escándalo, cada gesto fuera de lugar, cada joyita exhibida a cuadro se vuelve material de primera para los adversarios que están dentro del propio gobierno alborotando a ciertos grupos. No hace falta decir nombres, los de casa ya saben de quién se trata.
En educación, el expediente también está herido. La pregunta que corre en pasillos y escuelas es simple y directa: qué avance tiene la entrega del mobiliario y del equipo de cómputo. El recurso es federal, el plazo vence el 31 de diciembre y el reloj no marca horas, marca presión. Si no se concreta la entrega a tiempo, el problema no será solo administrativo, será político y, si se descuidan, legal.
Estimado ciberlector, pero eso no es todo, la falta de coordinación, pero sobre todo de liderazgo, en el IEEPO ya cobró su primera factura pública. Ayer, la Sección 22 le gritó directamente a Claudia Sheinbaum durante su visita a Oaxaca. El mensaje no pudo ser más claro: el conflicto magisterial no está bajo control.

En medio de todo eso, el grupo de Emilio Montero insiste en vender la idea de que traen “proyecto de estado”, pero la realidad que ofrecen es otra: desastre, inseguridad, violencia, y corrupción. Y todavía se preguntan por qué el clima político no les favorece.
La imagen del Quetu al lado de la presidenta, con esa esclava dorada perfectamente colocada para salir en todas las fotos, puede parecer para algunos el símbolo de cercanía al poder. Para quien conoce la realidad del Istmo, lo que retrata es algo mucho más incómodo: una élite política que presume el brillo mientras su territorio se desangra. Y ahí es donde surge la pregunta que vale más que cualquier discurso oficial: si así gobiernan Juchitán y así traen el IEEPO, de verdad quieren que Oaxaca entera termine en esas manos.
Ahí se las dejamos, ciberlectores. Porque a veces una foto y una esclava dicen más que cualquier informe de gobierno.


Tania Michelle Reyes Ortega, premio estatal de la juventud 2025
Hay personas cuya historia avanza con la naturalidad de un río que conoce su cauce. Así camina Tania Michelle Reyes Ortega: con un rumbo claro, una identidad bien plantada y esa energía oaxaqueña que no se explica, se contagia.
Estudiante de Derecho en la Anáhuac Puebla, oradora por vocación —y por terquedad, que suele ser la mejor maestra—, acumula cuatro premios consecutivos a la excelencia. No presume; simplemente sigue hablando, pensando, empujando.
Su trayectoria no empezó ayer. En 2017, cuando muchos apenas estaban descubriendo qué significaba eso de la participación ciudadana, Tania ya era Presidenta del Cabildo Juvenil Municipal en Oaxaca de Juárez. Desde ahí aprendió algo fundamental: que el poder es un escenario donde casi siempre falta la mitad del reparto, y que la juventud suele ser relegada a un rol secundario, a menos que decida subirse al escenario sin pedir permiso. Ella lo hizo.
Quizá por eso no sorprende que hoy, varios años después, haya recibido el Premio Estatal de la Juventud 2025 en la categoría de Labor Social, de manos del Gobernador del Estado Salomón Jara. Para algunos es un reconocimiento; para ella, apenas una estación más en un camino que combina responsabilidad, coraje y una especie de rebeldía organizada que cada vez resulta más necesaria.
Su trabajo social se mueve entre mujeres, jóvenes y niñas oaxaqueñas. A veces con la firmeza de un argumento jurídico; otras, con la suavidad de quien escucha antes de proponer. Y entre sus proyectos destaca uno que, por su nombre, ya invita a sentarse bien y mirar de frente: “Hasta que la menstruación se haga costumbre”.
El título tiene algo de provocación y algo de verdad incómoda. Porque, la menstruación es tan cotidiana como la salida del sol, pero aún se trata como un secreto familiar. Tania decidió romper ese silencio. Y lo hace con una premisa que suena sencilla pero, en México, sigue siendo revolucionaria: la salud es un derecho, no un privilegio. Mucho menos uno que dependa de la vergüenza social.
En talleres, charlas y acciones comunitarias, ella desmonta tabúes: deja que entre la luz donde antes solo había incomodidad. Su objetivo no es generar polémica; es generar dignidad. Que las niñas conozcan su cuerpo sin miedo. Que las mujeres tengan acceso a productos y educación menstrual sin culpa ni obstáculos. Que dejar de hablar del tema no siga siendo la solución improvisada de siempre.
Todo esto ocurre mientras el discurso político sigue reciclando la misma frase: “los jóvenes son el futuro”. Pero Tania ya demostró que el futuro no llega por decreto. Se construye. A mano. Con palabra. Con organización. Con esa mezcla de paciencia y furia que caracteriza a quienes no esperan el momento ideal para actuar.
Quizá por eso inspira. Porque su rebeldía no grita: trabaja. Y porque mientras otros coleccionan diplomas, ella colecciona cambios reales. Si alguien dudaba de que la juventud oaxaqueña está lista para asumir el protagonismo que tantas veces le niegan, bastaría escucharla cinco minutos para entenderlo.
Aún así, lo mejor es que Tania no actúa como quien ya llegó. Se mueve como quien apenas está empezando.

Hay administraciones municipales que trabajan en silencio. Y luego está la de Huajuapan de León, encabezada por Luis “Chupón” Martínez, que también opera en silencio, pero porque la mitad de sus operaciones ocurren en penumbras.
Un silencio espeso, como si el presupuesto municipal fuera un cajero automático ilimitado, sin cámaras, y sin Dios que lo vigile.
El Flechador del Sol, insiste en que sería bueno pensar que todo esto es exageración, o simple torpeza natural de algunos funcionarios cuya relación con el trabajo es meramente anecdótica. Pero no. Lo que ocurre dentro del palacio municipal no es un mal día administrativo: es un sistema. Uno burdo, descarado y, por desgracia, demasiado común.
Y como decía la abuela del Flechador, cuando algo apesta, rara vez es el drenaje.
La auditoría realizada al Ayuntamiento, confirmó lo que todos sospechaban: notas de gasto pagadas sin firma del presidente y autorizaciones hechas por Lauro Alejandro García Méndez, extesorero municipal y maestro en el arte del “yo lo firmo, total nadie pregunta”.
Pero lo verdaderamente jugoso fue ver cómo salían “aviadores” hasta de debajo de las alfombras.
En este modelo, los trabajadores sí trabajan, sí firman nómina, pero no cobran. Puntuales como ingleses, se presentan cada quincena por sus 10 mil pesos, pero desde hace más de tres años no ven ni una moneda. Todo va directo a la Dirección de Recursos Humanos, donde José Sosa, con las manos más rápidas del oeste, infla sus bolsillos del pantalón con el dinero ajeno.

Este esquema funciona desde la gestión de Miguel Ángel Sandoval, y como todo buen negocio sucio, se mantiene vigente: nadie le hace el feo a la billeteada fácil.

Hoy los empleados, además de pobres, tienen al SAT respirándoles en la nuca: deben impuestos por ingresos que sólo conocieron en papel. Mientras Sandoval y Sosa experimentan con el capitalismo como si fuera un laboratorio sin ética, existe incluso un caso que cobra 15 mil pesos sin trabajar ni deber nada.
Si la corrupción fiscal es una piedra en el zapato, el trato humano es directamente una bofetada. Señalan a Sosa por condicionar empleos a mujeres a cambio de convertirse en su “compañía”, una especie de abuso sexual institucionalizado.
Si hablamos de los salarios, estos, parecen dibujar una línea descendente más recta que la carretera a Tehuacán: antes eran 15 mil, luego 10 mil, y para 2026 tal vez 5 mil. El presidente “Chupón” ha descubierto la antítesis perfecta del Robin Hood: quitarle al trabajador para engordar a los de confianza.
La cereza de este pastel rancio es el “tequio”, esa noble tradición comunitaria convertida en castigo feudal.
—¿No vas? Descuento de 400 pesos, aunque llegues con receta médica.
—¿Vas? Lleva tus herramientas, paga tu transporte, firma a las 6:45 AM.
—¿Llegas 6:46? Te quedas, trabajas y además te califican con falta.
Muchos empleados regresan a la oficina oliendo a estiércol, sin haber comido y sin permiso para asearse. El tequio, en manos del Ayuntamiento, ya no es cooperación: es servidumbre con recibo de nómina.
Aquí les presentamos la orden a los trabajadores:

Y para que nadie diga que el Flechador inventa, aquí están algunas pruebas de lo que nuestro reportero ha hablado en semanas anteriores:

Notas de gasto pagadas sin firma del presidente ni del comité de Hacienda, todas validadas por el extesorero Lauro.

Comparativo de grúas entre el Ayuntamiento y la empresa Kenimar, una diferencia tan visible que ni una venda política la escondería.

Los documentos hablan. El municipio calla. Y nosotros, por supuesto, mostramos.
Vivirá poco quien no entienda lo aquí dicho, recuerde estimado ciberlector, la frase de la semana:
En Política, los errores casi nunca son errores: sólo prioridades bien escondidas.

















