Lavadero Político 14/09/25

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Semana de dimes y diretes en la presentación del Paquete Económico 2026

Analistas, asesores y políticos de ambos bandos salieron a defender —y otros a atacar— el tan traído y llevado tema, porque no todos están de acuerdo en cómo se va a gastar el dinero público en este “gobierno de la esperanza”.

El incremento de impuestos para refrescos, cigarros, videojuegos violentos, juegos de apuestas y a los ahorros personales ya está cantado.

La Secretaría de Bienestar se llevaría la bolsa más grande; le seguirían Educación, Energía y Defensa. Las dependencias que perderían presupuesto: Turismo y Mujeres.

Programas para el Bienestar: 987 mmdp (≈ 987 mil millones de pesos), +7.5% respecto a 2025, ~2.5% del PIB.

Educación: 1.1 billones de pesos, +7.2% respecto a 2025.

Con este presupuesto, el gobierno actual garantiza el control político sobre el pueblito noble y sabio.

Aumenta la recaudación por ingresos en aduanas; suben aranceles a países con los que no hay tratados comerciales; “meterán en cintura” a los factureros.

Disminuye el gasto de operación y los gastos administrativos: la “austeridad republicana”, y que se haga su voluntad… sobre los bueyes de mi compadre.

Diosito, agárranos confesados.

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marsupiales2Nuestro reportero sabueso nos informa que, a horas del Grito del lunes 15, el Centro luce más foquitos que posada de diciembre… y casi la misma factura del año pasado. Cambiaron el libreto, no la tarifa. Antes era show completo; ahora son “lucecitas Premium” que cobran como mariachi con todo.

Estimado ciberlector vamos a abrir el expediente: licitaciones, montos y proveedores, para ver quién encendió la fiesta y quién apagó la transparencia.

Empecemos por lo verificable. En 2024, la Secretaría de Administración licitó la “Contratación de los Servicios de Sonorización, Iluminación y Decoración para las Fiestas Patrias 2024” (LPE-SA-SA-0050-08/2024): para diversos eventos del mes y varios puntos de la ciudad, pero sin desglosar partidas específicas de desfile o verbena; esos actos dependían del calendario que les entregarían al firmar. Jugó un solo postor, Promotora de Eventos Mayer, y se llevó el contrato por $4,297,094.28 IVA incluido.

En 2025, el expediente cambia de título y —en teoría— de alcance: “Adquisición y contratación de servicios de ambientación e iluminación para Fiestas Patrias 2025” (LPE-SA-SA-0068-08/2025), sin “sonorización” y, paradójicamente, sí desglosa Desfile y Verbena como partidas con especificaciones, lo que luce como una “justificación por detalle” para un presupuesto casi a la par pese al recorte del componente de audio.

Aquí sí hubo dos propuestas y ganó Corporación en Servicios Especializados MUSOF, S.A. de C.V., por $4,275,944.44. La recepción muestra a MUSOF compitiendo contra Cirche, y el fallo consuma la adjudicación.

Yahí entra la pregunta que nadie quiere responder: ¿quién es realmente MUSOF? ¿Una empresa con cuadrillas, ingenieros y camiones de material, o una facturera que subcontrata al electricista de la colonia? Porque si lo único que entregan es un tendido de foquitos en los postes, la sospecha crece: ¿se pagó precio premium por un trabajo básico?

Por cierto, MUSOF, ha tenido muchos contratos millonarios y apenas se creo en el 2023, al menos así lo dice su RFC: CSE231124KFA.

Con esto en mesa, vamos a lo sustantivo. El presupuesto quedó casi igual, así que estimado ciberlector hay dos lecturas posibles: o el metraje y la calidad de las luces/estructuras se dispararon —pirotecnia LED, controladores, instalación nocturna, garantías, más frentes de obra—, o el sonido se fragmentó en otra contratación de Fiestas Patrias que no está a la vista pública en los mismos días, o de plano se inflaron precios unitarios bajo el paraguas de “ambientación”.

Estimado ciberlector, aquí falta una explicación del Secretario de Administración Noel Hernández Rito, tan clara como un foco de 100 watts, con contratos relacionados, anexos A y J completos, catálogos y precios unitarios, y la evidencia fotográfica de lo instalado por ubicación. Si no, nos dejan con la sensación de que la única “economía de escala” fue la de la lengua… porque para justificar precios, vaya que hablan bonito.

Y mientras usted tararea el “Viva México” con orgullo, el presupuesto se canta a coro: “¡Y viva el negocio!

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En Oaxaca la política siempre da para un capítulo más de telenovela, y esta semana el episodio se titula “Las traiciones silenciosas”. El guion lo encabeza nada más y nada menos que el secretario de Gobierno, Jesús Romero López, mejor conocido en el bajo mundo como el “Niñito Dios” (por aquello de que todos los cargan, y nadie lo ve crecer. Je, je. je), quien parece confundirse de altar y anda repartiendo candidaturas a todo aquel ingenuo o ingenua que se deje jugar su cabeza, con el garlito de que su equipo y “capital político” lo va a impulsar (el chiste se cuenta solo).

La protagonista invitada es Fernanda Schmidt Ruiz, actual subsecretaria de Tequio e Inclusión para el Bienestar, a quien ya le prometieron, dicen, la diputación local por el distrito de Oaxaca de Juárez, promesa que a casi todo el TEAM INTRIGA los tiene molestos. El problema es que la procesión va muy adelantada: todavía no son los tiempos electorales y el encargado de la política interna del estado ya anda enfiestado con sus aspiraciones.

Lo grave del asunto no es solo la ambición desbordada, sino la estrategia que están aplicando. Resulta y resalta que el rescate de espacios públicos, uno de los programas estrella del gobernador Salomón Jara para revitalizar parques, canchas y colonias, estaría siendo condicionado. Sí, estimado ciberlector: Presidentes Municipales que carecen de recursos para arreglar sus espacios comunitarios tendrían que entregar comités partidistas a cambio de que llegue la mano salvadora de los tequios.

En pocas palabras, el tequio —ese símbolo de solidaridad comunitaria que debería unir a la gente— se usaría como moneda de cambio electoral. Eso, además de chafa, es ilegal, porque el artículo 134 de la Constitución es claro: los programas sociales no pueden utilizarse para fines partidistas ni para apuntalar carreras políticas personales.

Este juego no solo pone en entredicho a Jesús Romero, sino también a la propia Secretaría de Bienestar, Tequio e Inclusión, encabezada por Vilma Martínez Cortés. Porque si se confirma que la subsecretaria Fernanda Schmidt está operando más como operadora política que como funcionaria, entonces Vilma quedaría como florerito en la oficina.

Y la pregunta es inevitable: ¿defenderá la secretaria el capital político de su jefe, el gobernador Salomón Jara, o permitirá que el “Niñito Dios” y su “Team Intriga” utilicen los programas sociales como catapulta personal? El dilema es de fondo, porque aquí no solo se habla de lealtad política, sino de legalidad.

El olor a traición está en el aire. No sería la primera vez que el “Niñito Dios” utiliza la intriga como arma, además de Claudina de Gyves, también ya lo hizo con Alejandra Hernández Rojas, a quien junto con su equipo le pusieron el pie hasta sacarla por la puerta trasera, solo que en ese caso no les salió bien la jugada como en la SEMOVI, donde sacaron a la extitular para imponer a Yesenia Nolasco.

Hoy la jugada parece repetirse: la protegida del secretario se le empieza a salir del huacal, y no sería extraño que terminara rebasando incluso a la propia Vilma. Porque en política, estimado lector, los apadrinados suelen convertirse en verdugos de sus propios padrinos cuando el poder les calienta las manos. Y si ya se repartieron chamarras, zapatos y hasta autos fifís con esos sueldos y bonos generosos, ¿qué les impediría también clavarle la daga en la espalda a quién los puso en la nómina?

El “Niñito Dios” y su “TEAM INTRIGA” están construyendo un capital político paralelo, ajeno al gobernador. Mientras Salomón Jara intenta gobernar con su equipo cercano, el secretario de Gobierno dispersa a su grupito de confianza en distintas dependencias, utiliza programas públicos como Colmenas y Tequios para armar bases de datos, paga páginas de Facebook y cuentas de X para golpear a sus propios compañeros de gabinete -como a la flor marchita Saymi Pineda— y organiza eventos fallidos que, como la entrega de patrullas, acaban en fiasco solo hay que ver sus rostros en el evento del pasado lunes.

¿De verdad cree que con esa receta se puede aspirar a ser gobernador? Dicen los tatamandones que el antecedente más claro lo desmiente: no pudo contra Francisco Martínez Neri en la contienda municipal, y esa derrota pesa más que cualquier rosario de promesas.

Lo irónico es que los llamados “chairos orgánicos”, los que construyeron el movimiento desde abajo junto con López Obrador, hoy ven a Romero con ternurita, porque él suponen e imagina que manda en el partido o en el gobierno, pero la realidad es otra: sin base social, sin arrastre y con más negativos que simpatías, lo único que tiene son operadores a sueldo y un grupo de ambiciosos que creen que con intriga se gana lo que nunca construyeron en los más de 20 años de militancia, de las y los que tiene poco, ya mejor ni hablamos.

Y claro, a nadie le hace ninguna gracia tener a un secretario que invierte tiempo y recursos en labrar un camino personal que no cuaja ni con fertilizante.

Mientras tanto, la ciudadanía, la verdadera dueña del tequio, ve con suspicacia cómo las obras y las brigadas se convierten en pasarela política. Lo que debería ser un acto de servicio comunitario se desdibuja en un espectáculo de lealtades partidistas.

Y la historia enseña que cada vez que se manipula la solidaridad del pueblo para fines particulares, el tiro sale por la culata.

Los presidentes municipales no son ingenuos y saben perfectamente que, si el apoyo se condiciona, la vía correcta es pedirlo directamente con Vilma Martínez o con el propio gobernador. A final de cuentas, los espacios públicos pertenecen al pueblo, no a un grupo de la intriga.

Al cierre, queda una lección que todos los políticos deberían leer en voz alta: el tequio no es estampita para repartir, ni es botín para construir candidaturas. Es un patrimonio cultural de Oaxaca que, utilizado como herramienta de chantaje, se convierte en una caricatura.

¿Será que algún día las florecitas y vichos del jardín primaveral entiendan que el gobernador necesita gobernar, no apagar los fuegos que encienden sus propios colaboradores desde adentro? Es difícil de entender que sus campañitas negras y luego jugar al salvador de lo que provocaron, repercute a la imagen y credibilidad del gobernador.

Si Jesús Romero insiste en jugar al Niñito Dios que reparte diputaciones anticipadas y juega paralelo al gobernador para traicionarlo después, corre el riesgo de quedarse con el altar vacío y en una de esa hasta sin altar. Porque en política, como en el lavadero, el agua sucia siempre termina por salir, y la traición nunca pasa desapercibida.

Y por cierto, más de una trabajadora de la SEGO se pregunta —aunque en voz baja— por qué Fernanda, subsecretaria de SEBIENTI, tiene una oficina en el mismísimo lugar de Secretaría de Gobierno, ahí pegadito al despacho del “Niñito Dios”. ¡No bueno! Ese cuartito improvisado, dicen, no lo pidió: lo exigió. Y Jesús, ni tardo ni perezoso, se lo concedió. Aquí se retrata con claridad dónde se cocina la intriga y quién reparte los espacios… incluso dentro de la propia casa.

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Querido ciberlector, como si se tratara de un logro transexenal, el pasado 9 de septiembre se anunció con bombo y platillo la apertura del vuelo Toronto–Puerto Escondido para diciembre próximo. Nuestra querida “Florecita Marchita del Bienestar”, Saymi Pineda, aduce que esta proeza —que, por cierto, es un escenario futuro— traerá una oportunidad de desarrollo para la Costa de Oaxaca gracias a la visita de nuestros “hermanos canadienses”.

No sé usted, querido ciberlector, pero nuestro color “acartonado” y de raza de bronce dista mucho de tener consanguinidad con los ciudadanos de la hoja de maple.

El asunto no solo es un chiste de mal gusto, sino la muestra del desconocimiento de lo que realmente está pasando en los destinos costeros de nuestro querido estado de Oaxaca.

Y es que usted no está para saberlo, pero nosotros sí para contarlo —nuestro pecho no es bodega—: los turistas modernos norteamericanos que invaden nuestras costas solo buscan las “periferias del placer”, es decir, regiones subdesarrolladas del sur, playas tropicales, áreas urbanas marginadas y “experiencias exóticas, auténticas y extremas” que aceleran la arrogancia cultural, el despojo del territorio y la mercantilización de la cultura.

Algo preocupante para el pueblito noble y sabio es ver cada vez más espacios donde habitan solo extranjeros y donde los locales son vistos como forasteros en su propia tierra. ¡Háganos el rechingado favor! Un ejemplo clarísimo —de muchos que podríamos enlistar— está en Playa Salchi y en La Punta Zicatela.

Verá usted, estimado ciberlector: el turismo no es la panacea ni lo mejor que le puede pasar a nuestro estado. Y no, no tiene que ver con “xenofobia”, como en algún momento parloteó nuestro “Rey zapoteca” después de las marchas contra la gentrificación. El problema real radica en el sobreuso de recursos, la falta de infraestructura básica (que, por cierto, nuestros paisanos tampoco tienen), la generación de residuos y, sobre todo, la ausencia de condiciones mínimas para el “buen vivir” de nuestro pueblito bueno y sabio.

Hoy Puerto Escondido enfrenta un grave problema de tráfico, carencia de servicios básicos, manejo deficiente de residuos, fragmentación del ecosistema, cambios en el uso de suelo por el negocio inmobiliario, negociazos turbios de autoridades agrarias, narcomenudeo y un sinfín de asuntos que brotan por la pésima gestión de los destinos tanto a escala municipal como estatal. Porque el turismo es un buen negocio para unos cuantos, a costa de unos muchos. Que no nos engañen con humo.

Por cierto, no caerían mal unas clases de geografía para las oficinas del Llano, porque no saben diferenciar entre regiones y mundo. Bueno… pero no podemos esperar demasiado: algunos pasaron por la universidad de noche y sin ver; otros apenas si tienen bachillerato trunco.

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Nuestra reportera parlamentaria desde San Lázaro no falla: quien anda como chamaco con dulce nuevo es Raúl Bolaños Cacho Cué. Sí, el mismo de la “Vallistocracia” que confunde apellido con mérito y cree que le hace un favor a Oaxaca ocupando una curul. Conviene recordarle lo elemental: si está ahí no es por él ni por su “carita de fuchi” arrogante, sino por el trabajo de otros —y él sabe exactamente de quiénes hablamos.

Ahora anda presumiendo que forma parte de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados, como si eso lo volviera prócer. La realidad: es un asiento más en la mesa, sin brillo ni peso. Lo pusieron de adorno para que ya le baje a los sueños guajiros y no ande pidiendo más de lo que su propio partido ya le dio y le puede dar. Y para colmo, en sus redes sociales apenas cosechó tres felicitaciones: números que dicen más que los discursos.

En el mundo real, Oaxaca sigue sin sentirlo ni escucharlo. No lo quieren, no lo reconocen como suyo y no le deben nada. Su imagen en el estado está tan desgastada que apenas aparece en un evento y lo ven como extraño en su propia tierra, y como un simple heredero de apellido que nunca supo construir arraigo ni oficio político propio.

¿Y qué ofrece como diputado? Nada sustantivo. Usa de pretexto la recepción del paquete económico 2025 para presumir su nueva oficina. Como si Oaxaca necesitara ver su escritorio, en vez de recursos etiquetados, proyectos aterrizados o programas funcionando.

Y la cereza del pastel: la foto que subió está tan borrosa como su presencia legislativa. Quien le maneja sus redes lo entendió bien: la opacidad se retrata con opacidad.

Su papel en la política federal parece más bien el de “damo de compañía” de Ricardo Monreal. Lo sigue en el Congreso, lo acompaña en giras y hasta en la UNAM, donde se planta en conferencias y charlas como escudero decorativo. La ironía es brutal: con tanto roce universitario, uno esperaría que algo se le pegara; pero ni en oratoria, ni en contenido ni en oficio parlamentario se nota aprendizaje. Solo queda la estampa: mangas largas del traje, tipo “Tontín de los Pitufos” y la sombra que siempre estorba.

La historia se repite. Cuando fue senador, se envolvió en el discurso de que quería llenar la silla que alguna vez ocupó su abuelo. El resultado fue obvio: no pudo llenar nada. Su paso por el Senado fue tan insípido como su vestuario de catálogo caro, puro gasto sin sustancia. Y ahora como diputado federal la cosa va todavía peor: cada día más opaco, más irrelevante y más estorboso. 

Y lo más grave: no hay trabajo legislativo que lo sostenga. Ni iniciativas relevantes, ni reservas que cambien algo, ni gestiones que bajen recursos para Oaxaca. Dicen sus cercanos que ese cargo también le sirve para justificar su ausencia en Oaxaca. ¡Aquí ni lo queremos! je, je, je.

Alguien le debería de decir que la política no se mide en fotos ni en apellidos, se mide en resultados verificables. Y hasta ahora, Raúl Bolaños Cacho Cué solo ha dejado la impresión de que ocupa un lugar para el que no está preparado. En la Cámara es una sombra más, en la UNAM un acompañante más, y en Oaxaca un desleal.

Es de penita que lo único que hoy pueda presumir es una nueva oficina y una carrera que, igual que su foto, sigue fuera de foco.

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Nuestro reportero Matasanos nos informa que estamos ante un escenario devastador: entre ocurrencias, la manía de “ver qué está mal puesto y destrozarlo”, poca innovación y mucha destrucción. Los paganos, claro, son el pueblo noble y sabio. Se recurre a la crítica para ocultar la opacidad frente al gran reto de gobernar y aplicar buenas prácticas.

Muy lejos quedaron aquellos tiempos de mediano acceso a la salud: seguimos siendo un pueblo con rezagos, condiciones insalubres y, para colmo, gobernantes instalados en sillas desde las que deberían impulsar la superación del pueblo. Lo más devastador es la ignorancia de quienes dirigen las políticas públicas de salud.

En los hospitales y centros de salud ya no encuentran cómo atender a los más necesitados con servicios de calidad. En su tropel por demostrar que convertirían la salud del pueblo de México en algo “innovador” o “como en Dinamarca”, nos quedamos en el discurso.

Siguen creando nuevos elefantes blancos: sin medicamentos, sin material de curación y sin la plantilla médica y paramédica indispensable para brindar servicio. Es materia de análisis y discusión —con quienes han estado al frente y fueron desplazados por no comulgar con las “nuevas políticas”—, pero al tiempo.

El IMSS hoy Bienestar, programa que durante décadas operó con efectividad cuando coordinaba la atención con la Secretaría de Salud, recibió un sinnúmero de nuevas responsabilidades con la misma infraestructura hospitalaria y el mismo capital humano. No se diagnosticaron a fondo las necesidades; hoy ese peso le cae al IMSS-Bienestar en detrimento de los más necesitados, vulnerando su derecho a la salud.

Hay que hacer un alto, devolver a cada instancia lo que tiene capacidad de atender y dejar de cargarle tareas que no puede resolver: la infraestructura está rebasada para la atención del pueblo que busca vivir sano y desarrollarse.

Sin salud no hay bienestar ni progreso. Como recuerda la OMS, “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad o infecciones”.

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En la sala del jaguar empolvado y los aerogeneradores de utilería, la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad funciona como cabina de peinados: mucho enroque, poca política pública. Con Karime Unda Harp al frente, la casa parece ocupada en repartir sillas mientras los ríos siguen turbios y los municipios le dejan la silla vacía.

El último peinado es de concurso. Sinaí Casillas Cano pasó a Subsecretario de Política Ambiental y Energías Renovables, en sustitución de Diana Hodich. Llegó hace dos años cobijado por el grupo de “Mabeto”, se volvió cercano de Diana y, cuando a ella la empujaron a la salida —con la exdiputada Liz Hernández Matus presionando desde la asesoría para quedarse con ese espacio—, el recomendado terminó con el ascenso.

No es un pecado haber estudiado Comunicación; el problema es instalar a un comunicólogo en la subsecretaría más técnica sin un plan, sin resultados y sin explicar por qué ese perfil es el idóneo para regular impacto ambiental, ordenar territorio y encabezar transición energética. En el papel, el encargo pide brújula; en la práctica, se impuso la grilla.

Para colmo, el “reciclaje” fue completo. En la oficina que dejó Sinaí se sienta José Francisco Hodich Toledo, hermano de Diana, como nuevo director de Energías Renovables. Su rastro público es discreto: perfil cerrado, mención de estudios en la UNICACH y ninguna trayectoria clara en servicio público.

Nadie cuestiona el derecho a aprender, pero una dirección técnica no es curso propedéutico ni herencia familiar, y lo decimos porque el muchachito, llega a las oficinas, se encierra, peor que su hermana, y es que “Paquito” no se toma ni la molestia de asistir a las reuniones, como por ejemplo el de las dichosas Aves, tema que le toca a su jefe Sinaí. No cabe duda, que cuando las sillas se heredan por apellido o por amistad, lo que se degrada no es el mobiliario: es la credibilidad regulatoria.

Mientras el organigrama se reparte, la agenda se vacía. Las Caravanas del Medio Ambiente llegaron a Tuxtepec y a Asunción Nochixtlán con más lonas que autoridades. Presidentes municipales ausentes, sillas vacías al por mayor y promoción que se agotó con apenas un puñado de gorras y bolsas. Un día antes, eso sí, el edil de Nochixtlán sí se formó para la foto con Saymi Pineda Velasco, secretaria de Turismo; al día siguiente, Karime Unda Harp habló para media sala.

Cuando un programa no convoca ni a la autoridad local, el diagnóstico es sencillo: no hay oferta, no hay presupuesto visible y no hay liderazgo. Lo único que los asistentes rescataron fue una reforestación coordinada por Sergio López; tan opaca fue la conducción que más de uno lo llamó “secretario”. No es meme: es termómetro. ¡Aguas!

El extravío también se nota en la agenda que sí presumen. La dependencia anunció con fanfarrias el Festival de las Aves 2025 y envió a Sinaí Casillas a “coordinar” con Turismo. El problema no es el festival; el problema es el olor a conflicto de interés que despierta que el evento haya nacido ligado a una A.C. cercana a Unda Harp y que, ya desde el gobierno, se impulse como si fuera política pública. La regla es de primero de administración: cuando exista vínculo previo, recúsese, transparente todo y garantice piso parejo para todos los colectivos ambientales. Si no, la línea entre promoción institucional y agenda privada se vuelve una raya de gis.

En los temas de fondo, la película sigue en pausa. Atoyac y Salado continúan en el museo del diagnóstico: tableros con datos de 2012–2019, semáforos de colores y poca evidencia reciente de reducción en DBO, DQO, coliformes u oxígeno disuelto. Cambiaron el nombre de SEMAEDESO a Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad; lo que no cambió fue la costumbre de administrar el diagnóstico en vez de resolver el problema.

En el día a día, la coreografía es la misma: Briseida aparece como recomendación de la casa —por “delatar al come-huevos”—; Liz Hernández Matus cobra como asesora con asistencias intermitentes; Sinaí ya ocupa el despacho de Fernando porque “ya es subsecretario”; y Karime Unda Harp confunde convocar con postear. Todo indica que la Secretaría se maneja como club de intrigas donde el mérito se mide por cercanía, y la técnica, por paciencia.

El punto no es personal; es institucional. Una secretaría ambiental —por ley y por sentido común— debe formular, coordinar y evaluar política pública, poner reglas, hacer cumplir permisos y movilizar recursos con el Gobierno Federal y los municipios. Si en su lugar organiza eventos huecos, promueve cuadros sin pericia y normaliza la entrada de familiares en puestos técnicos, el mensaje a la ciudadanía es brutal: la protección ambiental es un pretexto. Pero ahí la quieren tener. En fin…

Esperemos, que el subsecretario Sergio López, pronto tome las riendas, porque a este paso, Karime terminará con la Secretaría y si nos apuran hasta con la buena imagen de trabajo que ha tenido.

Al tiempo…

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Quien vuelve a hacer de las suyas en la Presidencia de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados es el ex tricolor, luego perredista y ahora morenista Carol Antonio Altamirano, ungido la semana pasada por su bancada para encabezar esta comisión que llevaba meses acéfala desde abril. Por cierto esa comisión ya no tiene peso, solo es de relleno, todo se los mandan hecho, y ellos solos tienen que acatar. 

Ya encarrilado, el legislador anuncia que dotará de dientes al SAT y meterá en cintura a las aduanas para que “el gobierno de la esperanza” recaude alegre y bonito. Porque si algo ha distinguido a esta administración es el terrorismo fiscal, la política del “paga o paga”, donde la recaudación se vuelve la única manera de mantener a quienes ni trabajan ni estudian.

Si no nos cree, amigo ciberlector, pregúntele a los burócratas: van a tener que pagar sus impuestos sí o sí.

Aquí conviene recordarlo: Carol es un diputado con beca dorada permanente, un verdadero experto en vivir del erario. Lo mismo ha sido diputado local que federal, saltando de partido en partido como chapulín de feria, y siempre bien acomodado en la foto oficial. Es el típico representante popular de estampita: sonríe, levanta la mano, cobra puntual su dieta y, a cambio, deja muy poco que trascienda para Oaxaca o para el país.

Ahora, con la nueva encomienda, su tarea será velar para que no se mueva ni una coma de la iniciativa de Ley de Ingresos ni del paquete económico que enviará el Ejecutivo. Y ya sabemos el desenlace: se aprobará sin revisión ni discusión, como ha sido costumbre.

Lo mismo de siempre estimado ciberlector, pero con el mismo de siempre.

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El tamaño mental de dos Petit Copy… apenas alcanza para uno.

#SoloProfesionalesPetit

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Dicen que, entre pastel, piñata y velitas, el jueves estuvo de manteles largos nada menos que Flavio Villavicencio Sosa, el secretario de Cultura y eterno Sembrador de la Discordia.

Claro, el festejo no pasó desapercibido: mientras unos le cantaban las mañanitas y deseando que vuelva a salir en esta columna, otros ya le estaban soplando al oído que se ponga las pilas, porque en eso de repartir fuego amigo ya le salió competencia… y al paso que va, no solo le ganan el título, sino también varias posiciones que juraba amarradas para sus cercanos.

Eso sí, brindis no faltó, y entre copa y copa seguro se juró a sí mismo seguir cultivando su especialidad: sembrar pleito como quien siembra maíz.

¡Saluuuuuud por el cumpleañero! Que cumpla muchos más, aunque los años y las discordias no se llevan con calma.

P.D. Aquí solo cumplimos su deseo de ser famoso… je, je, je.

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Nos cuenta nuestro reportero Flechador del Sol, que Huajuapan ya alcanzó la cima de la modernidad, al menos en el papel. El recibo del predial y el de la basura lucen un código QR tan reluciente que uno pensaría estar frente a un sistema suizo de transparencia. Pero basta escanearlo para descubrir la verdad: no lleva a ningún portal ni a Tesorería ni a base pública alguna. Es, simplemente, un adorno inútil en el papel que debería avalar tu pago.


Si fuiste de los puntuales que a inicio de año liquidaron predial y basura, ahora el ayuntamiento que encabeza el presidente Chupón, parece empeñado en volver a exprimir al ciudadano: pagar dos veces el mismo servicio de desechos.


Para quienes aún no lo sepan, nuestro reportero cuenta que esta semana muchas casas del primer cuadro amanecieron con flamantes pegotes en las puertas. En ellos, se “invita” —con la sutileza de un cobrador de gota a gota— a rendir un informe en cinco días para declarar cuántos locales comerciales tienes en renta. La medida, que presume eficiencia, suena más a “pásame tu cartera” con membrete municipal.


El presidente Chupón, que ya lleva dos trienios acariciando los dineros del pueblo, no tiene problema en asaltar al comercio mientras sus informes oficiales se parecen más a novelas de fantasía que a cuentas claras: cifras infladas, obras para la foto y cemento estampado con huellas de león, como si la propaganda bastara para bautizarlo como “el mejor presidente”, cuando en realidad ha sido el peor que ha tenido ese pueblo.


Mientras tanto, la Tesorería municipal opera como un sombrero de mago: todo lo que entra desaparece. Y el cabildo, lejos de explicar o pedir exlicación, sonríe en las fotos oficiales, convencido de que el pueblo confunde opacidad con gobernanza. En otras palabras: saben que los ciudadanos callan y seguirán callados ante tanto abuso.


La pregunta es inevitable: ¿a dónde va el dinero del predial y la basura? Porque lo único evidente es que Huajuapan no tiene tesorería; tiene una alcancía privada, administrada por un cabildo que se comporta más como corte de alcahuetes que como gobierno.


Lo ridículo es que pretenden vendernos la simulación como eficiencia. Ese código QR en los recibos no tiene nada de transparencia digital: es apenas tinta en papel. Y el presidente parece convencido de que gobernar consiste en tratar a los huajuapeños como ingenuos que jamás descubrirán que su dinero no va a las arcas municipales, sino al bolsillo de alguien.


Nuestro reportero lanza la pregunta final: ¿a dónde van realmente esos cobros? Quizá a financiar las burbujas alcohólicas del presidente, quizá a pagar las debilidades de ciertos regidores para mantenerlos calladitos, o quizá a engordar las obras de relumbrón que nadie pidió. Lo único cierto es que el pueblo paga y calla, mientras el cabildo perfecciona el arte de convertir los impuestos en nada.


Y entonces surge la duda más incómoda: ¿deberían los huajuapeños seguir pagando recibos que no muestran validez ni garantizan llegar a Tesorería? ¿No corresponde primero que el ayuntamiento demuestre que sus códigos QR son reales y que, por una vez, el dinero público entre a la caja pública?

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Dice nuestro reportero Flechador del Sol, que en Huajuapan se viven dos realidades: la de los hechos y la de los discursos. Los hechos son innegables: un enjambre de taxistas irregulares se apodera, poco a poco, de las calles del centro; vendedores ambulantes bloquean negocios sin pudor, y vecinas, hartas de abusos, cerraron la calle Nuyoo para exigir orden.

Los hechos también muestran algo más: esos supuestos taxistas actuaron como grupo de choque junto con la policía municipal, que llegó al mismo tiempo al lugar. No fue casualidad: fue complicidad.

El discurso, en cambio, suena distinto. El síndico municipal, Othón Sibaja Suárez, asegura que tienen la obligación de escuchar “a todas las partes”; que existe un oficio que niega la presencia de taxis y ambulantes; que todo forma parte de un proyecto “inclusivo”, trabajado con los vecinos y enriquecido por la autoridad. Afirma, además, que no existen “bases” de taxis, solo espacios de ascenso y descenso con una “tolerancia” de cinco minutos. Y que, en todo caso, el problema lo genera “un grupo de vecinos”, no todos.

Suena bonito, ¿verdad? Civilizado, incluyente, tolerante. Pero es pura palabrería.

¿Cómo puede el síndico negar la existencia de taxis y ambulantes, si los vecinos los enfrentan a diario? ¿Cómo puede hablar de un proyecto consensuado, cuando precisamente los inconformes protestan porque no quieren ni taxis ni ambulantes? ¿Cómo puede rechazar la existencia de bases, si al mismo tiempo reconoce que hay espacios “platicados con los taxistas”? Cambiarles el nombre no los convierte en otra cosa: siguen siendo bases.

La trampa está en el lenguaje. El síndico llama “tolerancia” a lo que todos reconocen como invasión; “inclusión” a legitimar a quienes no tienen concesión ni derecho legal; y “grupo de vecinos” a quienes, en realidad, son ciudadanos que pagan impuestos y defienden la convivencia en sus calles.

Y como si no bastara, los funcionarios más importantes del ayuntamiento fueron personalmente a retirar las lonas que impedían el paso en la calle Nuyoo. Sí: funcionarios de alto nivel actuaron como golpeadores. Ahí estaba Jorge Cid, que hasta hace poco se dedicaba a promocionar su fiesta de cumpleaños en redes sociales. Un personaje sin trayectoria ni experiencia, que en cuanto rozó un cargo medianamente importante se mareó, creyendo que la ciudad era su corral particular. Para colmo, cuando el gobernador Salomón Jara buscó un espacio en Huajuapan para ofrecer una conferencia de prensa, fue Cid quien se lo negó.

Junto a él apareció Salvador “Chava” Zúñiga Hernández, alias “el presidentito”, de la Secretaría Técnica, inseparable del presidente “Chupón”. Ambos, acompañados por integrantes del violento grupo Frente nacional indígena y campesino (FNIC), quienes llegaron con palos, y por la policía municipal, se dedicaron a intimidar y agredir a las manifestantes. Aunque esta organización publicó un comunicado donde dice que “…repudiamos toda forma de violencia … ejercida contra mujeres, niñas, niños, adolescentes y jóvenes.” Pero nadie les cree.

Ironías de la política: los responsables de garantizar la seguridad de los huajuapeños fueron los primeros en quebrarla.

¿Entonces, de qué seguridad hablamos? ¿De qué respeto? ¿De qué honorable ayuntamiento? ¿En manos de quién está Huajuapan?

Los padrones de la SEMOVI son claros: esos supuestos taxistas no existen como concesionarios. Son piratas. Sin embargo, el ayuntamiento los trata como actores legítimos, se sienta con ellos y los escucha como si fueran interlocutores genuinos. En realidad, solo sirven como carne de cañón, fuerza de choque y herramienta de presión política.

¿Con qué autoridad se les reconoce un derecho que no tienen? ¿Qué institución puede negociar con fantasmas que ni siquiera existen legalmente?

Mientras tanto, las mujeres que protestan reciben insultos, empujones y amenazas. A ellas no se les concede la misma “tolerancia”. A ellas no se les escucha con paciencia. Para ellas no hay inclusión: hay represión. Y raro sería que las colocaran en un lugar de respeto, si el propio ayuntamiento se ha distinguido por su misoginia.

Lo que ocurre en Huajuapan es grave: la autoridad municipal usa un doble lenguaje. Niega lo evidente, maquilla lo ilegal y divide a los vecinos. Lo que llama “ordenamiento” es, en realidad, la institucionalización del desorden.

Detrás de todo hay un negocio sucio que beneficiará al ayuntamiento del “Chupón”: apropiarse de los espacios públicos para después revenderlos, como ya sucedió con la L, donde cada lugar llegó a “valer” hasta doscientos mil pesos. Eso es lo que buscan: convertir la vía pública en mercancía.

El problema ya no son los taxistas pirata ni los ambulantes que bloquean comercios. El problema es un ayuntamiento que, en vez de poner orden, se convierte en parte del desorden. Que en vez de defender a los ciudadanos, protege a quienes lucran con la calle.

Huajuapan no puede seguir viviendo de simulaciones. No se trata de escuchar “a todas las partes” como si todas tuvieran el mismo derecho. Se trata de respetar la ley y defender a quienes, con su trabajo y sus impuestos, sostienen la ciudad.

Porque si aceptamos este doble discurso, mañana cualquier coche pintado de taxi podrá imponer sus condiciones en cualquier calle. Y Huajuapan dejará de ser ciudad para convertirse en botín de políticos de medio pelo y funcionarios inflados de soberbia.

Cansadas de la misoginia con la que las autoridades municipales —y en especial el síndico— las tratan, las mujeres de la calle Nuyoo han decidido levantar la voz con un oficio. No es un grito ni una barricada: es un documento dirigido a la Secretaría General de Gobierno, a la Secretaría de Movilidad y al presidente municipal de Huajuapan. En él aclaran que no buscan pleito; lo que buscan son soluciones.

Porque ¿cómo dialogar cuando enfrente no hay un funcionario, sino un hombre que confunde autoridad con berrinche, que no razona, que solo grita?

Las mujeres lo dicen con claridad: no quieren presencia de la policía municipal. Y no es capricho, es desconfianza bien fundada. ¿Cómo confiar en una corporación que aparece no para proteger, sino para intimidar?

Este pliego no es un listado de deseos, es una exigencia de respeto y seguridad. Y también una denuncia contra decisiones tomadas por personas que ni viven en la zona ni representan a la comunidad. En el oficio se nombra, sin rodeos, a Othón Abel Sibaja Suárez, el síndico que se asume como dueño de las calles ajenas.

Las vecinas son tajantes: la base de movilidad urbana debe reubicarse en una calle amplia, segura, que no convierta su vida cotidiana en un infierno. Y proponen, con toda diplomacia, una reunión con el presidente municipal. Quieren evitar el conflicto, quieren que haya diálogo. Pero también advierten: si no lo hay, el choque será inevitable, y la responsabilidad será institucional.

Lo dijeron con la paciencia de quienes han esperado demasiado. Lo escribieron con la dignidad de quienes saben que callar es rendirse.

Qué feo ha de ser, dice nuestro reportero, ser odiado por el pueblo. Qué feo, pero que justo.

bullets100

Vivirá poco quien no entienda lo aquí dicho, recuerde estimado ciberlector, la frase de la semana:

En política, la traición no avisa: se agenda.