Los que vivimos un poco alejados del mar tenemos poca cultura alimenticia con los pescados y mariscos. Cuando alguien dice “tengo ganas de una tortuga”, nunca nos acordamos de la auténtica tortuga de mar con caparazón y toda la cosa. La primera imagen que se nos viene encima, es una telera partida por la mitad a lo largo del pan y rellena de carne o de cualquier otro contenido alimenticio. Para muchos de nosotros esa es una tortuga.
La auténtica tortuga, esa que tiene ojos, cabeza, cuello, escama, cola y patas, poco nos preocupa. Que si se está muriendo, no nos interesa; que está desapareciendo de la tierra, tampoco.
Si se le pregunta a alguna persona sobre qué animal marino le gustaría ser, todos van a decir que cualquiera menos tortuga.
La mala suerte de las tortugas, supongo, proviene de una leyenda o más exactamente de una ilusión. No tengo la más mínima idea de saber quién fue el loco que se le ocurrió decir que la tortuga tenía en sus entrañas la fórmula maravillosa de la fuerza sexual.
Mucha gente, principalmente hombres, tiene a los huevos de tortuga por estimulantes sexuales insuperables. Aseguran los que usan estas muletas marinas, que este producto es un afrodisíaco bárbaramente efectivo.
Los huevos de tortuga los buscan afanosamente los gladiadores amatorios; los panteras del catre; los titanes del colchón; los clavadistas del ropero… Todos estos impotentes se organizan desorganizadamente, para llevar a cabo una matanza salvaje de tortugas cuando vienen a desovar a las playas de Oaxaca.
Con esto quiero decirles que desde finales del mes pasado inició el arribo de la tortuga gofina a las costas de Oaxaca. La temporada de arribazón a playas oaxaqueñas ocurre año con años a partir del mes de julio hasta el mes de enero.
La Semarnat, asegura que esta tortuga está en condición de riesgo, por lo que se han aumentado los recorridos para protección y supervisión del animal ante los depredadores calenturientos que creen que con unos cuantos de estos huevos en la panza, se les remediará su asuntito.
Se calcula que llagaron a las playas de Oaxaca, alrededor de 45 mil ejemplares, mismas que hicieron alrededor de 61 mil nidos. Las especies Golfina, laúd y prieta, son las que anidan en estas costas.
Las tortugas llegan para cumplir su ciclo de desove. Eligen un punto y ahí comienza a escarbar hasta hacer un hoyo de aproximadamente cincuenta centímetros de profundidad. Eso lo hace con sus aletas traseras. Luego de eso, deposita alrededor de 100 huevos que más tarde los cubre con arena. Desde que sale del mar hasta que regresa, se lleva aproximadamente una hora.
Este evento de perpetuación es un fenómeno impresionante de la naturaleza, que año tras año, en esta misma época se repite, principalmente en la Playa la escobilla.
La extracción o el robo de los huevos de tortuga, es atentar contra la naturaleza y pone en riesgo, también, la extinción a nuestra propia especie.
Les doy consejo a los que necesitan de palancas mágicas de mar: sustituyan los huevos de tortuga con la carne de gallo de pelea. Y ya me contarán ustedes mismos como se convirtieron en los amos del gallinero porque se van a encontrar con gallinas tan coquetas como sumisas. Bueno, eso me han dicho los que saben de esas experiencias, yo nomás se las paso al costo.
Las tortugas y las tortugas: Horacio Corro Espinosa
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