Cuando la anarquía que impera en el sistema educativo oaxaqueño conduce a una crisis como la que está viviendo desde la implementación del Decreto del 20 de julio de 2015, que reformó la creación del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), es común que a la hora de buscar a los culpables de esta situación propios y extraños se empeñen en señalar a los maestros como únicos responsables. Movidos por juicios superficiales o muchas veces con el afán de desviar la atención social de las causas verdaderas que frenan el desarrollo educativo de la entidad, los maestros han sido convertidos en los villanos favoritos del sistema.
De acuerdo con el Decreto de marras, el IEEPO es el organismo descentralizado de la Administración Pública Estatal que tiene por objeto prestar servicios de educación inicial y básica (preescolar, primaria y secundaria) y garantizar que ésta sea de calidad. Así, y para cumplir eficazmente con esta responsabilidad, el IEEPO cuenta con las unidades administrativas, personal de dirección, técnico y administrativo, bienes muebles e inmuebles, recursos financieros y materiales necesarios. Sus órganos de autoridad son la Junta Directiva (presidida por el Gobernador del Estado) y el Director General del mismo Instituto.
A partir de esta situación, la próxima vez que ocurra una suspensión de clases en la entidad, antes de señalar a los maestros cómo únicos responsables de que miles de alumnos se queden sin clases, tendríamos que preguntarnos ¿cuáles son las causas que dieron lugar a dicha determinación? ¿a quién (qué instancia) le corresponde atenderlas? ¿por qué la situación llegó a este punto? ¿por qué no fueron atendidas las causas oportunamente? o, si se prefiere ¿por qué no se adoptaron las medidas preventivas para evitar la suspensión de actividades? Aunque este ejercicio puede resultar de sentido común, no hacerlo y culpar a ultranza sólo a los maestros resulta, por decirlo menos, un acto de mala fe y cargado de prejuicios.
Las atribuciones que el Decreto del 20 de julio de 2015 establece para el IEEPO son claras y precisas, por lo que, con esta base y tomando en cuenta la infinidad de carencias y adversidades que enfrenta el ejercicio de la docencia en un estado como Oaxaca, todos deberíamos exigir su estricto cumplimiento para evitar que sean los maestros quienes tengan que hacerlo mediante movilizaciones que, indudablemente, afectan la atención de los niños en las escuelas. Sin embargo, esto no ocurre y hemos optado por la salida más simple: culpar a los maestros, mirando únicamente sus movilizaciones y pasando por alto las causas que las generan. Sólo basta con asomarnos a la escuela de la colonia, ya no se diga a las escuelas de las localidades rurales, para darnos cuenta de las condiciones precarias en las que cotidianamente trabajan los maestros y aprenden los niños: instalaciones en mal estado y falta de mobiliario, equipo y materiales educativos, principalmente.
Si del presupuesto asignado a la educación de los niños de Oaxaca los maestros sólo reciben lo correspondiente a su salario ¿quién ejerce los recursos para la adquisición de mobiliario, equipo y material educativo que constituyen elementos indispensables para ofrecer un servicio educativo de calidad? En esto no hay secreto, los ejerce el IEEPO. Por eso la urgente necesidad de hacer una revisión integral de su funcionamiento, pues no sólo se trata de transparentar el manejo del presupuesto que tiene asignado para garantizar un servicio educativo de calidad para todos los niños de Oaxaca, sino, principalmente, de la trascendencia social que conlleva la correcta aplicación del mismo.
Por la naturaleza de su actividad, el IEEPO es una institución que merece atención especial de parte del Ejecutivo del Estado, pues de su correcto funcionamiento dependen en gran medida la estabilidad del sistema educativo y, lo más importante, la educación presente de la niñez y la oportunidad de forjar un mejor futuro para la entidad. Por ello, la improvisación y la corrupción, que no deben ser tolerados en ningún espacio de la administración pública, deben ser combatidos y erradicados sin pretextos de la institución responsable de ofrecer educación de calidad a la población en el estado.
Mientras se siga permitiendo que el IEEPO siga a la deriva y su funcionamiento se oriente por el principio doctrinario del laissez fair… como ha sido hasta ahora, los maestros de Oaxaca seguirán teniendo motivos suficientes para recurrir a medidas radicales en su afán por mejorar las condiciones de trabajo en las aulas. No debemos perder de vista que dentro y fuera del magisterio abundan “líderes” siempre dispuestos a capitalizar todo tipo de inconformidades provocadas por la irresponsabilidad de las instituciones en el cumplimiento de su función social.
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